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Las personas que los uniformados reportaron como muertos en combate habían sido declaradas desaparecidas por parte de sus familiares en el municipio de La Ceja (Antioquia). | Foto: Archivo SEMANA

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El expediente que llevó a la captura de un coronel por falsos positivos

El oficial Jaír Arias Sánchez fue capturado en la unidad de la que era comandante en Bucaramanga para responder por el homicidio de dos civiles. Siete militares más también cayeron.

2 de septiembre de 2015

La condena a desmovilizados del bloque Héroes de Granada de las AUC que operó en el oriente antioqueño fue el principio para el fin de ocho militares que fueron llamados a juicio para responder por el homicidio de dos civiles presentados como guerrilleros.

Se trata del teniente coronel Jaír Arias Sánchez, quien hasta ayer se desempeñaba como comandante de la Quinta Zona de Reclutamiento en Bucaramanga, lugar al que llegó una avanzada de la Fiscalía con una orden en su mano para detenerlo.

El oficial no opuso resistencia y no le quedó más que salir de la unidad en la que era jefe, conducido por los investigadores que le notificaron el llamado a juicio. Paralelo a ello en una guarnición militar de Bogotá se le notificaba al teniente coronel (r) William Roberto del Valle el proceso en su contra por los mismos hechos.

Pero estos no fueron los únicos llamados a responder. También están vinculados seis militares más: un capitán, un sargento segundo, un mayor y tres soldados profesionales -uno de ellos retirado-. No se revela el nombre debido a que no se ha hecho efectiva la notificación en su contra.

"Este es un resultado importante en materia de judicialización. Se destaca que por envío de copias, en el año 2008 dentro del proceso de justicia y paz del bloque Héroes de Granada, se tuvo conocimiento de este caso y se solicitó a la Fiscalía de Derechos Humanos adelantar las investigaciones", destacó la directora de Articulación de Fiscalías Especializadas, Katerina Hyeck.

Pero ¿Qué fue lo que hicieron estos militares para que la Fiscalía los llamará a juicio? De acuerdo con la investigación, el 29 de septiembre del 2004, tropas del Batallón de Contraguerrillas No. 4, adscrito a la Cuarta Brigada del Ejército, fueron sorprendidas por guerrilleros de las FARC en la vereda San Gregorio, en Nariño (Antioquia), con un resultado que arrojó dos guerrilleros abatidos, así como la incautación de material de guerra e intendencia.

Las personas que los uniformados reportaron como muertos en combate habían sido declaradas desaparecidas por parte de sus familiares en el municipio de La Ceja (Antioquia). Fueron identificadas como Julio César Molina Ríos y Diego León Montoya López.

Pero los investigadores tuvieron en cuenta otro elemento que fue publicado en exclusiva por la revista SEMANA. Se trata de una conversación de dos miembros del Ejército, ambos detenidos en diferentes centros de reclusión sindicados por esos hechos.

El soldado profesional José Torres, preso desde hace cinco años cuando fue capturado por la Fiscalía, le cuenta a su antiguo compañero que está en proceso de negociar su condena. “A mí ya me condenaron, pero si necesita mi declaración, yo me invento alguna mierda”, le dice a Torres su amigo al otro lado de la línea.

"En los procesos que usted sabe que estamos metidos no nos vaya a nombrar, estamos hablando de mí, los soldados y los comandantes. El lío es que acá vino el fiscal 66 y nos mostró su declaración y usted echó al agua a todo el hijueputa mundo. Viejo Torres, toda esta situación es una maricada. Nosotros le damos puñal a usted y usted nos da puñal a nosotros. Una guerra que tenemos toda marica. Quédese callado, nosotros no lo vamos a nombrar en nada. Si a usted lo llaman, diga: yo no sé nada, lo mismo que en algún momento hacía el teniente Moreno. Pero sobre todo no nombre a coroneles, no nombre a nadie. Toca que el mayor Hernández dé la misma declaración. Él la sacó barata porque nosotros le ayudamos”, le dice con voz angustiada el suboficial al soldado Torres.

La llamada se extiende durante muchos minutos a lo largo de los cuales los dos militares se recriminan mutuamente. El hombre que llama a Torres insiste en persuadirlo de que no delate a sus antiguos compañeros con los que cometió los falsos positivos. 

Este avance de la Fiscalía revive la época del pago de recompensas por la presentación de civiles como muertos en supuestos combates durante el desarrollo de aparentes operaciones militares y que se convirtieron en los mal llamados falsos positivos. Hechos que dejan en lo más bajo la imagen de quienes son llamados a defender a la Nación.