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| Foto: Archivo particular

PROCESO DE PAZ

El feminicidio que habría cometido un miliciano de las Farc

La historia del miliciano que al parecer violó y asesinó a su expareja en Cali y luego se camufló en una zona veredal para evitar su arresto. Pero este martes fue capturado.

5 de julio de 2017

Todo sucedió en cuestión de segundos. Ángela Yiced Salazar Loaiza acababa de recoger a su hija, de apenas tres años, del jardín infantil donde estudia en Cali. Ambas caminaban y jugueteaban tranquilamente cuando un hombre las abordó.

Y frente a la mirada aterrada de la pequeña, un sujeto con un cuchillo en la mano descargó su ira contra la indefensa madre de 25 años de edad. Fueron seis puñaladas que acabaron con la vida de Ángela en la tarde del viernes 5 de febrero del año pasado.

El homicida huyó ante la mirada impávida de varios testigos, pero rápidamente aparecieron las sospechas. El posible autor del crimen era según testimonios José Antonio Carlosama Meléndez, expareja de Ángela y padre de la niña que presenció el trágico momento.

Luego se supo que ese hombre fue el mismo que tres meses atrás se llevó a Ángela hacia un paraje cercano al río Cauca, donde la golpeó, la ultrajó y la violó hasta dejarla moribunda en una trocha del municipio de Suárez, Cauca. Todos esos detalles quedaron registrados en una denuncia por acceso carnal violento que ella misma interpuso contra su expareja.

Lamentablemente esa denuncia fue el comienzo de un trágico final que hasta esta semana estuvo impune. Carlosama resultó ser un miliciano de las Farc que huyó una vez se enteró que desde el 11 de febrero de 2016 expidieron una orden de captura en su contra. Es decir, seis días después de cometer el feminicidio.

Y casi un año después de escondérsele a las autoridades, se camufló en la zona veredal transitoria de Caldono, Cauca, intentando gozar de la inmunidad que otorgaba el proceso de paz. Carlosama quiso aprovecharse de que los integrantes de las Farc tenían temporalmente suspendidas las órdenes de captura vigentes. Sin embargo, esta norma aplicaba siempre y cuando los delitos (relacionados con el conflicto) hubiesen sido cometidos antes de la firma del acuerdo final.

En materia de fechas, el caso del miliciano encaja dentro de esa jurisdicción transitoria porque el crimen que cometió ocurrió antes que se firmara el acuerdo de paz. Pero a todas luces es claro que el feminicidio no está relacionado con el conflicto armado y como tal no califica para ser indultado.

Ese es el punto que tendrán que resolver los jueces de la Justicia Especial para la Paz, JEP, si ese proceso llega a sus manos. El otro camino más corto, sería que los jefes de las Farc se adelantaran a esa etapa y desde ya acepten que Carlosama debe ser enjuiciado por la justicia ordinaria.

De hecho, el propio Pablo Catatumbo, uno de los jefes de las Farc, reconoció a esta revista que se trata de un caso atípico que tendrá que ser discutido por los jueces de la JEP, “ellos determinarán si el delito que cometió el guerrillero, hace parte del conflicto”, dijo Catatumbo.

También aclaró que el tema será analizado por ellos mismos, antes que llegue a la jurisdicción especial y establecer si el miliciano se aprovechó de las gabelas jurídicas del proceso, “pero antes tenemos que conocer los detalles judiciales del caso”.

Un senador del Polo que pidió anonimato, reconoció que de ser cierto el crimen por el que acusan al miliciano, no duda que permitirle estar en la zona veredal, “es un duro golpe a la imagen de las Farc”.

Historia violenta

La tragedia persiguió sin tregua a Ángela. Hace 16 años ella y sus dos hermanos junto a su mamá huyeron despavoridos de una finca que tenían en Argelia, Antioquia, porque la guerrilla de las Farc los amenazó y desterró.

En Cali comenzaron una nueva vida vendiendo cacharros en una tienda ubicada en el oriente de la ciudad. Allí Ángela se graduó como bachiller en 2008 en el colegio Compartir y luego su mamá Olga Loaiza la convenció de estudiar peluquería en una academia de belleza. En esa escuela se enamoró de un profesor y justamente ese maestro que le robó el corazón era Carlosama, el miliciano de las Farc.

Según cuenta Olga, la mamá de Ángela, esa relación se convirtió en la desgracia para su hija: “abundaban los maltratos, los golpes”. Ángela y Carlosama sólo vivieron juntos un año y de ahí nació la pequeña que hoy tiene tres años y medio y está bajo el cuidado de la abuela materna. Ángela tuvo otra hija de diez años, de otra relación; la niña vive en España con el padre.

De Carlosama se sabe que hoy tiene 42 años y es oriundo de Timbío, Cauca. En la academia de peluquería donde conoció a Ángela, solo trabajó algunas semanas y lo despidieron porque se ausentaba mucho. De esas mismas ausencias se quejaba Ángela, “ella me decía que él se iba hasta una semana a trabajar a la zona de la represa de Salvajina, en el Cauca”, recordó la señora Loaiza.

También narró que hace un par de años cuando su hija vivía con Carlosama, las autoridades le hallaron una caleta con explosivos en la casa. Sin embargo, en las anotaciones judiciales contra el exmiliciano no existen señales de ese caso, pero sí figuran cinco como indiciado por delitos que van desde hurto, acceso carnal, violencia intrafamiliar y el feminicidio de Ángela.

La realidad es que el proceso por ese feminicidio estuvo bloqueado en una Fiscalía seccional de la capital del Valle. Si bien existía una orden de captura contra el miliciano, no se había podido ejecutar porque el guerrillero había sido muy hábil y logró camuflarse en la zona veredal de Caloto.

Al estar allí, Carlosama fue cobijado transitoriamente por lo que disponen el Decreto 1081 de 2015 y la Ley 1779 de 2016 que en el parágrafo 3 dice:, “(…) en las zonas aludidas quedará suspendida la ejecución de las órdenes de captura contra estos y los demás miembros del grupo organizado al margen de la ley”.

Sin embargo, en la noche del martes 4 de julio, Carlosama fue capturado por la policía cuando se movía por el municipio de El Bordo, Cauca; es decir, estaba por fuera de la zona veredal y según una fuente de la Fiscalía, “al parecer salió del campamento sin permiso”, lo que dejó abierta la posibilidad para hacer efectiva la orden de captura en su contra, sin violarle la inmunidad.

Gracias a ese ´papayazo´, José Antonio Carlosama Meléndez pudo ser llevado ante un juez para que responda por los delitos de feminicidio agravado y acceso carnal violento; en la audiencia de legalización de captura que se hizo este jueves 6 de julio, el juez dictó medida de aseguramiento en centro carcelario.

De esa manera, el miliciano que al parecer violó y asesinó a su expareja, podrá ser enjuiciado por un crimen que habría cometido en medio de los diálogos de paz entre el gobierno y las Farc.