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NARCOTRÁFICO

El motociclista de la mafia

Cristian Borda se infiltró en los círculos de la sociedad bogotana y logró esconder por años que era el coordinador de una organización que les exportaba droga a poderosos narcos y jefes paramilitares.

21 de junio de 2008

Cristian Borda podría ser perfectamente uno de los protagonistas de la telenovela El Cartel. Su vida, el negocio al que se dedicó y el final que tuvo son los mismos, e incluso superan con creces a varios de los personajes de esa serie basada en el mundo del narcotráfico. La diferencia es que Borda no es un personaje de ficción. Es un narcotraficante real que hasta el miércoles de la semana pasada disfrutó de los millones de dólares que consiguió con el tráfico de drogas. Ese día a las cuatro de la mañana fue arrestado en Bogotá en una operación conjunta de un grupo elite de la Dirección de Investigación Criminal (Dijín), agentes DEA y la Fiscalía General.

Durante los últimos dos años Borda estuvo en la mira de las autoridades antinarcóticos, quienes afirman que una de las cosas que más curiosidad les causó es que, a diferencia de otros narcos de la actualidad, Borda no se preocupó por tratar de disimular sus actividades. "Su perfil es muy parecido al de los personajes de la novela que son los del narcotraficante clásico de los años 80 ó 90. Borda era ostentoso, derrochador y además pensó que podía pasar inadvertido o camuflarse en ciertos ambientes de la alta sociedad bogotana", dijo a SEMANA uno de los agentes que participaron en la operación.

Borda vivió hasta la semana pasada en una suntuosa casa avaluada en varios miles de millones de pesos, ubicada en uno de los más exclusivos sectores en las afueras del norte de Bogotá. Sus vecinos, importantes industriales, empresarios y políticos, veían a él y a su esposa entrar y salir del condominio en alguno de los siete carros último modelo, todos blindados, que la pareja tenía. Para los habitantes del lugar ya era costumbre ver a Borda y a su mujer salir a pasear los fines de semana en su Harley-Davidson de 60.000 dólares o en una llamativa motocicleta de carreras modelo 2008 que compró hace pocos meses en 40.000 dólares.

Aunque Borda y su mujer se relacionaban poco con sus vecinos, para algunos de ellos era inevitable notar que el hombre tenía una numerosa colección de costosos Rolex y Cartier que le permitía cambiar de reloj casi a diario. Algunos también se enteraron de que el hombre viajaba frecuentemente a alguna de sus siete fincas en el Magdalena Medio y de que hace tan solo dos meses había llegado de una largas vacaciones en Egipto, Oriente Medio y Europa. Con sólo 44 años de edad, estos, entre muchos otros lujos, despertaron la curiosidad de algunos vecinos sobre las actividades de Borda.

Esas dudas quedaron despejadas en la madrugada del miércoles, cuando los habitantes del condominio vieron entrar a la casa un grupo de 20 policías y fiscales que lo esposaron tras notificarle que es solicitado en extradición por una corte de Estados Unidos para responder por narcotráfico. Borda no fue el único capturado ese día. Diez hombres más que trabajaban para su organización fueron arrestados en operaciones simultáneas en Medellín, Puerto Salgar y La Dorada.

En lujosa residencia de Borda las autoridades encontraron tres cajas fuertes camufladas, en las cuales había 372 millones de pesos. Sin embargo, lo que más les sorprendió a los investigadores de la Dijín fue descubrir que en el lugar el narco tenía escondidas 13 armas, entre las que había una ametralladora, dos fusiles y nueve pistolas, la mayoría con salvoconductos a nombre del narco, otorgados por Indumil.

Igual de extraño fue descubrir que Borda tenía un departamento de seguridad autorizado por la Superintendencia de Vigilancia, gracias a lo cual, entre otras cosas, podía tener permiso para tener blindados todos sus vehículos. El que el narco tuviera estos permisos sin duda es ilegal, ya que tiene antecedentes penales. En 1998 fue capturado en Estados Unidos y estuvo en una prisión de Florida pagando una condena por narcotráfico hasta 2003.

El narco harlista

Aunque Borda es un completo desconocido para la opinión pública, su nombre es bastante popular e importante en el mundo del narcotráfico y el paramilitarismo. Hace más de una década, cuando apenas rondaba los 30 años de edad, Borda ya trabajaba con los narcotraficantes Miguel Ángel y Víctor Mejía Múnera, alias los 'Mellizos', capturado y abatido, respectivamente, hace poco por la Dijín.

En un comienzo, su labor era conseguir y transportar la droga desde diferentes regiones del país hacia los puntos de embarque en las costas colombianas. En esa labor conoció a Carlos Mario Jiménez, alias 'Macaco' y a Ramiro Vanoy, alias 'Cuco', dos activos proveedores de droga. En poco tiempo Borda pasó de controlar las rutas internas de los 'Mellizos' a ser el encargado de manejar las rutas de exportación de droga vía marítima hacia Estados Unidos y Europa.

Tras los cinco años que estuvo en una prisión estadounidense, Borda regresó a Colombia en pleno proceso de negociación de las AUC. Los 'Mellizos', 'Macaco' y 'Cuco', a quienes él había conocido como "narcos puros", eran para ese momento reconocidos jefes paramilitares. Borda entró en contacto con ellos y reactivó rápidamente sus contactos en el mundo del transporte de drogas. Desde ese momento se convirtió en uno de los principales transportadores de droga de esos jefes paras, entre otros.

Borda compró dos buques de gran calado que puso al servicio de los paramilitares. Junto con los hombres de su organización, se encargaba de recoger la droga en las zonas de influencia de cada jefe paramilitar, llevarla hasta las costas colombianas o venezolanas, embarcarla y enviarla a Europa. Uno de los mejores contactos y principales clientes de Borda es Reinaldo Zambada, uno de los jefes del poderoso cartel de Sinaloa en México.

La Dijín, la DEA y la Fiscalía comenzaron a investigar minuciosamente los movimientos de Borda en septiembre de 2006. Desde ese momento destinaron un grupo especial que durante el último año y medio realizó decenas de seguimientos y efectuó centenares de interceptaciones telefónicas al narco y su grupo. Agentes antidrogas confirmaron a SEMANA que gracias a esas labores, pudieron establecer que Borda exportaba mensualmente 12 toneladas de cocaína. Este inmenso volumen de droga es justamente el que hace importante el arresto de Borda y marca el final de la carrera del transportador de la mafia.