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Clara López dice que Jorge Enrique Robledo la retó a pelear cuando discutieron el voto del Polo en segunda vuelta. Robledo sostiene que nunca la retó y que el partido no va a defender una candidatura que sea apoyada ni por Santos, ni por Uribe. | Foto: Archivo SEMANA

POLÍTICA

El Polo, un partido bipolar

La pelea entre Clara López y Jorge Enrique Robledo deja claro que las heridas de la segunda vuelta no han sanado.

15 de noviembre de 2014

Si algo define el poder de un partido son las elecciones y hasta el momento el más débil ha sido el Polo. Primero se dividió por cuenta de la decisión de Clara López de apoyar a Santos y la paz en segunda vuelta. Y ahora, cuando se avecinan las elecciones regionales, las heridas políticas revivieron. Mientras Clara defiende la idea de buscar alianzas con la Unidad Nacional para hacerle frente al uribismo, otros como el senador Jorge Enrique Robledo creen que aliarse con el gobierno es un error político. Lo cierto es que por primera vez en muchos años la fractura del Polo no es por el agro, ni por la injerencia del tío Sam, ni por la corrupción. Es por Juan Manuel Santos.

Para Clara el cálculo es sencillo: es indispensable detener el avance del uribismo para lograr la paz. “Uno no puede ser ciego y la realidad es que la paz se ejecuta en los territorios. Sería muy preocupante que las regiones quedaran en manos de sectores de ultraderecha que no quieren que salga adelante el proceso de paz”, le dijo López a SEMANA. Para Clara el bien superior de la paz amerita una alianza para las próximas elecciones. Pero para otro sector de la izquierda, aliarse con el Partido Liberal, Cambio Radical y La U es un mensaje de apoyo al gobierno y a las banderas del santismo y lo ven como una traición a sus principios ideológicos.

En medio de esta pelea está el botín de Bogotá. Según la última encuesta de Cifras & Conceptos Clara puntea con el 24 por ciento de intención de voto. Si logra ganarle el pulso a Robledo y se convierte en candidata del Polo tendrá que lidiar con el estigma de dos administraciones de izquierda como la de Gustavo Petro y Samuel Moreno que llenarán de espinas su camino al Palacio Liévano.

Otro factor que dificulta su aspiración es que muchos sectores de la opinión pública, especialmente algunos de izquierda, creen que Clara se fue con el presidente a cambio de que él la apoyara en su candidatura a la Alcaldía. Jorge Enrique Robledo ha dicho en varias ocasiones que el Polo no le va a jugar a nadie que se alíe con Santos o con Uribe. Sin embargo, Clara le aclaró a SEMANA que no está detrás del apoyo de Santos y que siempre le ha dejado claro que milita en la oposición. “El presidente no puede dar apoyo a candidaturas y espero que se mantenga en la neutralidad que le corresponde. Si lo hiciera sería una falta de garantías” le dijo a esta revista.

Lo cierto, más allá de las interpretaciones, es que Clara es la única posibilidad con opciones del Polo en Bogotá. Si Clara decide armar toldo aparte y montar una candidatura por firmas sería la estocada final para un partido en franco declive electoral y opacado en la oposición por el uribismo. Quedaría reducido a la voz inteligente y dialéctica de Robledo.

Como van las cosas, es bastante probable que el partido llegue dividido a las elecciones. Clara tiene una candidatura competitiva y por ahora apunta como la gran favorita. Pero más allá de Bogotá, el Polo no la tiene fácil en las regiones. La avanzada del Centro Democrático logró posicionarse en 622 municipios con Óscar Iván Zuluaga y la ausencia de figuras representativas en el Congreso y de unas banderas progresistas han llevado al Polo a un limbo político.

El dilema de aliarse con la Unidad Nacional está planteado y es un arma de doble filo: es muy útil para consolidar su presencia en los territorios donde eventualmente se ejecutará el posconflicto, pero al mismo tiempo refleja la debilidad del partido y la renuncia a ciertas posiciones ideológicas. Mientras no superen esa encrucijada política, en el Polo seguirán conviviendo dos polos opuestos.