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Al paredón con María Isabel

¿Es fácil ser gay en Colombia?

Virgilio Barco Isakson le responde esta pregunta a María Isabel Rueda.

1 de mayo de 2005

M.I.R.: Politólogo, con una maestría en economía, 39 años, extremadamente tímido pero no a la hora de defender su activismo a favor de las minorías sexuales. ¿Qué es eso de Colombia Diversa, el movimiento que usted fundó? Virgilio Barco Isakson: No es un movimiento. Es una ONG que trabaja por los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas, o Lgbt en Colombia. Soy una de muchas personas que fundaron y colaboran con la entidad. M.I.R.: ¿Qué diferencia hay entre bisexuales y transgeneristas? V.B.I.: El bisexual tiene orientación hacia los dos sexos, mientras que el transgenerista tiene una identidad sexual distinta de los rasgos físicos que presenta su cuerpo y a su vez puede tener una orientación hetero, homo o bisexual. M.I.R.: ¿Y qué persigue la ONG? V.B.I.: Una Colombia incluyente de la diversidad. Trabajamos, sin ningún ánimo de lucro, por tres objetivos. Primero, el de conseguir para las minorías sexuales el reconocimiento de derechos fundamentales. Segundo, buscamos transformar positivamente los imaginarios culturales y sociales de los colombianos, para quitarles de encima las cargas negativas de los prejuicios o de la ignorancia sobre este tema. Y tercero, queremos darle una mayor capacidad de gestión política a la comunidad Lgbt, para hacer valer nuestros derechos plenos como ciudadanos colombianos. M.I.R.: ¿De qué vive esta ONG? V.B.I.: Recibimos aportes de personas naturales, organizamos eventos y recibimos también recursos de cooperación internacional, especialmente de la ONG sueca Diakonía. M.I.R.: ¿La ONG Colombia Diversa querría lograr del Congreso colombiano la misma decisión que acaba de tomar el Congreso español, en el sentido de legalizar el matrimonio para lesbianas y gays? V.B.I.: Ese es un reconocimiento muy importante, pero no es el único ni el principal. M.I.R.: ¿Cuáles serían para usted esos derechos mínimos, entonces? V.B.I.: En cuanto a las parejas, nuestra organización aspira a que el Estado les reconozca derechos patrimoniales. Que se hiciera extensivo para nuestras parejas el derecho de afiliación al sistema de seguridad social en salud y pensiones. Y que se nos permita tomar en relación con ellas decisiones médicas cuando sean requeridas. De estos derechos mínimos aspiraríamos, ahí sí, a crear uniones civiles como existen en otros países del mundo, hasta celebrar matrimonio, que es la figura que ofrece mayor protección legal a las parejas. M.I.R.: ¿Cree que los colombianos estaríamos dispuestos a aprobar estas reformas? V.B.I.: La mayoría de las encuestas indican que sí. Los colombianos ven con buenos ojos que se les reconozcan a gays y lesbianas el derecho a la seguridad social y que se les otorguen derechos para que el patrimonio conjunto lo pueda heredar una de las dos personas. M.I.R.: ¿Y el derecho a contraer matrimonio? V.B.I.: Creo que Colombia todavía está muy lejos de aprobarlo. Pero esos derechos específicos que le he señalado son mucho más importantes para nosotros en este momento, dadas las situaciones de vulnerabilidad que sufren actualmente nuestras parejas. M.I.R.: ¿Hay en el Congreso proyectos de ley en este sentido? V.B.I.: Sí. La senadora Piedad Córdoba presentó un proyecto de ley sobre el tema patrimonial, y una proposición sobre la seguridad social. M.I.R.: ¿Estamos lejos del día en el que un gay o una lesbiana pueda manejar el país? V.B.I.: No creo que estemos tan lejos. Para eso importa la hoja de vida, la trayectoria, y por fortuna muy poco la orientación sexual. M.I.R.: ¿Cómo se portan los medios de comunicación colombianos con los Lgbt? V.B.I.: Son un vehículo poderoso, y como organización nos hemos propuesto que la forma como los medios informen sobre nosotros sea respetuosa e incluyente de la diversidad sexual. M.I.R.: Pienso que, por fortuna, los medios colombianos no buscan noticia en la inclinación sexual de los colombianos. V.B.I.: Por regla general, no. M.I.R.: ¿Qué porcentaje de la población colombiana cree usted que sea gay? V.B.I.: A escala internacional, se piensa que un 10 por ciento. Eso significa que en Colombia estaríamos hablando de cerca de cuatro millones de personas. M.I.R.: ¿Incluyendo a los que han 'salido del clóset' y a los que no? V.B.I.: Sí. M.I.R.: ¿Qué se necesita para que una persona tome la decisión, que debe ser muy difícil, de 'salir del clóset'? V.B.I.: Mucho valor, teniendo en cuenta los prejuicios de la sociedad. Un entorno de apoyo de la familia, las personas cercanas y los amigos. M.I.R.: ¿Y usted lo tuvo? V.B.I.: Total. Especialmente de mi familia. También en el trabajo. Tengo mucha suerte: muchos padres rechazan sus hijos gays. M.I.R.: ¿Es cierto que los índices de suicidio entre la gente que no ha asumido su verdadera identidad sexual es muy alto? V.B.I.: Sí. Existen muchos casos documentados. Si uno no se siente bien en su piel, es posible recurrir a actos extremos como el suicidio. M.I.R.: ¿Es muy difícil ser gay en Colombia? V.B.I.: Esto está marcado por diferencias como la clase o la edad. Las situaciones en las ciudades son distintas de las del campo, y las de Bogotá, muy diferentes a las de las otras ciudades. La población gay es víctima de violencia incluidos asesinato, intimidación y crímenes de odio. En algunas regiones del país hasta son víctimas de campañas de 'limpieza social'. M.I.R.: ¿Se sienten muy discriminados? V.B.I.: La discriminación se empieza a sentir desde la familia, la escuela, luego se siente en el trabajo, en el acceso a la vivienda, a la salud, a la educación, mucho también en el momento de escoger pareja. Para responder entonces a su pregunta, no. No es fácil ser gay en Colombia. La sociedad tiene muchos prejuicios. M.I.R.: Pienso que yo misma los tengo. Me incluyo entre las personas para las que todavía, a pesar de tener muy buenos amigos gay, y de respetar profundamente su decisión, es muy incómodo ver a dos personas del mismo sexo dándose muestras de cariño físico en público. V.B.I.: Ese es el reflejo lógico de unas tradiciones. Para aceptar la situación hay primero que entenderla. Por eso en Colombia Diversa creemos que es importante trabajar por el cambio de imaginarios. M.I.R.: ¿Por qué se dedicó al activismo? V.B.I.: Porque la situación actual es injusta. Las personas Lgbt en Colombia somos ciudadanos de segunda categoría. Aunque tenemos las mismas obligaciones, no tenemos los mismos derechos. Pagamos impuestos, contribuimos a la sociedad con nuestro trabajo. pero no se nos reconoce el derecho a un patrimonio conjunto como pareja, a tener cobertura de seguridad social como pareja, a tomar decisiones sobre la salud de nuestras parejas. Eso riñe con los principios básicos de la Constitución colombiana. M.I.R.: Pero si esa igualdad está reconocida en la Constitución, ¿para qué hacer más leyes? V.B.I.: Porque esa igualdad no es verdadera en la práctica. Aun cuando la Corte Constitucional ha dicho en varias sentencias que es ilegal la discriminación por orientación sexual, no existe una ley que proteja a las personas Lgbt. Las minorías sexuales están constituidas por personas especialmente vulnerables. Nosotros no estamos pidiendo derechos especiales ni particulares, sino una igualdad con los demás colombianos. M.I.R.: ¿Qué hace Virgilio Barco, además de esta actividad a la que dedica mucho de su tiempo? ¿Heredó la vena política de la familia? V.B.I.: Si por hacer política se entiende buscar una Colombia más democrática, más abierta, con más justicia social, que es el trabajo de esta ONG, pues sí. Pero no me interesa un cargo de elección popular. M.I.R.: ¿Y en qué trabaja? V.B.I.: Colaboro con el Distrito en temas de desarrollo económico. M.I.R.: No rehúye ninguna pregunta sobre el tema, las responde todas con mucha naturalidad, pero noto que no le gusta que le formulen preguntas personales. V.B.I.: Es que el papel público que he resuelto asumir para la reivindicación de los derechos de los gays y lesbianas en Colombia es contrario a mi personalidad. M.I.R.: Sí, usted es muy tímido. V.B.I.: Así es. Y por eso me veo obligado a ejercer una mayor figuración de la que quisiera. Pero es un sacrificio que estoy dispuesto a asumir.