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Los empresarios alegan que la compañía tiquetera reportó muchas menos boletas de las que vendió.

JUDICIAL

Acusan a Tuboleta de quedarse con aforos en espectáculos

Los empresarios del festival Storyland acusan a la más reconocida empresa de espectáculos y eventos masivos de gemelear tiquetes y quedarse con parte del aforo. Tuboleta los contradenuncia, y la controversia pasa de 2.000 millones de pesos.

11 de febrero de 2017

Todo empezó en el festival de música electrónica Storyland 2016. Era la cuarta edición del evento en Cartagena, para el que los organizadores esperaban 10.000 asistentes a lo largo de tres días. Los resultados de las oportunidades anteriores vaticinaban un nuevo éxito. En sus ediciones previas (2013, 2014 y 2015) el certamen había tenido más de 15.000 asistentes, de ellos 3.000 extranjeros, con lo cual la economía de la ciudad recibió cerca de 30.000 millones de pesos.

La firma All For One, especializada en espectáculos musicales, creadora y dueña del megaevento, contrató a la empresa Tuboleta para hacerse cargo de todo lo relacionado con la impresión y venta de los tiquetes, así como de la logística para el ingreso de los asistentes. Tal como se esperaba, una multitud acudió al festival. Los asistentes debían presentar su boleta a la entrada, donde la empresa contratada tenía empleados con dispositivos tecnológicos que verificaban su autenticidad. Más adelante, All for One instaló un segundo control: allí retiraba la coletilla de la boleta y los espectadores recibían una manilla y la bienvenida al show.

El mecanismo de doble anillo de control permitiría que luego All For One y Tuboleta contrastaran sus registros y tener las cuentas claras. Pero el lío surgió tras la clausura del festival cuando las partes se sentaron a revisar las cifras y Tuboleta dijo que al evento solo habían acudido 10.400 personas en total, durante los tres días, mientras que los empresarios estimaban que, dado que estuvo a reventar, habrían acudido entre 18.000 y 20.000 personas. Además, los organizadores no entendían por qué tenían cientos de coletillas que no aparecían en el reporte oficial de Tuboleta. La diferencia se tornó irreconciliable y no fue posible hacer el cierre financiero del evento.

En los días siguientes los representantes de All For One empezaron a detectar otras irregularidades: encontraron personas que compraron el tiquete en puntos oficiales de Tuboleta y no pudieron entrar al evento porque este resultó falso, hallaron decenas de tiquetes que tenían el mismo serial (uno fue gemeleado hasta 80 veces), y recibieron quejas de patrocinadores del evento que ni siquiera compraron los pases, sino que los recibieron en sobre sellado expedido por Tuboleta, pero también resultaron falsos. Los empresarios decidieron documentar todo y con los soportes formularon una denuncia penal contra esa empresa. Exigen que les responda por 2.160 millones de pesos.

Pero Tuboleta reaccionó con una contradenuncia. Un mes después acudió también a la Fiscalía para acusar a los empresarios de Storyland, a los que señala de querer quedarse con los anticipos desembolsados dentro del negocio, un monto cercano a los 1.600 millones de pesos. Gerardo Sánchez, gerente de Tuboleta, rechaza la acusación inicial y dice que nada de lo que argumentan los organizadores de Storyland en su contra está demostrado. Y agrega: “No podemos responder por el número efectivo de asistentes al festival puesto que el control de acceso lo realizaron los señores de Storyland directamente”.

En junio de 2016 el CTI desmanteló una red que, según la Fiscalía, se dedicaba al comercio de boletería falsa de Tuboleta. Representantes de esa empresa sostienen haber sido víctimas de esa red por meses y que por cuenta de ese desfalco perdieron 1.000 millones de pesos. Por su parte, los empresarios de Storyland sostienen que la denuncia contra ellos es una cortina de humo, y se preguntan por qué si Tuboleta venía siendo víctima de esa red no se lo informaron antes de llevar adelante el evento. “Por cada boleta falsa Tuboleta pierde 10 por ciento, mientras que nosotros perdemos el 90 por ciento. Somos nosotros las víctimas. Además, son ellos los que tienen los elementos electrónicos que verifican la autenticidad de los tiquetes que ellos mismos expiden. Basta con revisar otros ‘shows’ para encontrar que ha pasado lo mismo”, concluye Jorge Sánchez, uno de los empresarios enfrentados a Tuboleta.