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"FIDEL CASTAÑO ESTA MUERTO"

Su hermano Carlos Castaño así lo asegura. En entrevista exclusiva con SEMANA, revela también cómo su grupo delató a José Santacruz y cuáles han sido sus contactos con el ministro Serpa.

5 de agosto de 1996

Hace algunas semanas dirigentes de las autodefensas se pusieron en contacto con SEMANA. De ahí surgió la idea de una entrevista con Carlos Castaño, hermano del fundador de las autodefensas y miembro de su estado mayor. A pesar de que SEMANA no acostumbra a entrevistar a personas que están siendo buscadaspor la justicia, optó por hacer una excepción por dos razones. La primera, porque hace pocos meses el propio gobierno tuvo contactos con esta organización con miras a adelantar un proceso de paz y, la segunda, porque más que una apología de la actividad de su grupo, el entrevistado se comprometió a revelar los detalles de estos contactos y un hecho trascendental: la desaparición de su hermano.El periodista Oscar Montes se trasladó a una zona limítrofe entre Córdoba y Antioquia, donde se encontró con Castaño. Los siguientes son los principales apartes de la extensa entrevista:
Semana: ¿Qué pasó con Fidel Castaño? Hay versiones que indican que murió en un enfrentamiento con las Farc, otras que se encuentra en París o Israel...
Carlos Castaño: Ni nosotros mismos, ni yo que soy su hermano y miembro del estado mayor de las autodefensas, tenemos conocimiento real de lo que le pasó. Personalmente creo que Fidel está muerto. Pero de ahí a tener una certeza es muy complicado. Fidel ha utilizado mucho para sitio de descanso y de reuniones a Panamá. En una ocasión él salió acompañado de cinco de sus mejores muchachos por un camino en el que, aparentemente, no ha existido nunca presencia guerrillera. Eso era saliendo de Unguía por Arquía, coronando el Darién al salir a Panamá. Llevaba unos proyectos para plantearles allá a determinadas personas sobre la problemática contrainsurgente que manejamos. Ni Fidel ni sus muchachos llegaron allá. Y hasta el momento no han aparecido. Yo, repito, me inclino a pensar que está muerto, aunque hasta ahora no habíamos querido afirmarlo tan categóricamente. Esa es la absoluta realidad.
Semana: ¿Cuándo fue ese viaje de Fidel Castaño?
C.C.: El salió a mediados del 94. Poco antes de junio o julio. Pienso que a nosotros nos sucedió con Fidel lo mismo que le pasó a Arturo Cova, el protagonista de La vorágine, la novela de José Eustasio Rivera: lo devoró la selva. La desaparición de Fidel se ha convertido en otro dilema más en nuestras vidas.
Semana: ¿Por qué han guardado silencio durante tanto tiempo?
C.C.: Por consenso, el estado mayor de las autodefensas acordó no decirlo porque es la incertidumbre más extraña que jamás se haya presentado en nuestras vidas.
Semana: Ese hecho no deja de ser curioso. ¿Y qué pasó con los cinco acompañantes?
C.C.: Es que de haber aparecido uno de ellos hubiéramos iniciado una investigación. Pero ninguno de ellos ha aparecido. Inicialmente pensamos que pudo haber sido la guerrilla pero, ¿por qué no lo reivindicaron? Una acción como esa representaba para la guerrilla el golpe más duro dado a las autodefensas en Colombia. Eso pudo haber sido, inclusive, el principio del fin de las autodefensas.
Semana: Hace algún tiempo circuló la versión de que Fidel Castaño había muerto en un enfrentamiento con las Farc. ¿Ustedes descartan esa versión?
C.C.: Eso es absolutamente imposible. Yo he estado al frente de la investigación y puedo decir que eso nunca ocurrió. Esa versión no es verdad.
Semana: Muerto Fidel Castaño, la pregunta es en estos momentos: ¿quién está al frente de las autodefensas?
C.C.: Ni cuando estaba Fidel al frente era el máximo comandante. Es muy complicado para una organización en armas tan grande como la nuestra, que se ha multiplicado matemáticamente durante los últimos años, entregarle el mando a una sola persona. Las autodefensas tienen un estado mayor en el cual no hay mando absoluto. No obstante, tengo que decir que cuando se presentan discrepancias mi posición es muy acatada, pero no en todas las ocasiones.
Semana: ¿Cómo han asimilado las autodefensas la desaparición de Fidel Castaño? Debió ser un golpe anímico muy duro.
C.C.: No fue tan duro porque fue algo gradual. Aún hay muchísimos que nos rehusamos a creer lo que pudo haber sucedido. Algunos pueden pensar en un momento determinado "hombre, se fue... se cansó de la organización". Eso dicen los que no lo conocen como yo, que nací y crecí a su lado. Pero estoy seguro que él tampoco iba a abandonar la organización de una forma tan extraña. El hubiera dejado sus orientaciones si su deseo era desaparecer o irse para otro país. Pero yo lo hubiese sabido. El caso es que el golpe ha sido muy gradual porque nosotros hemos seguido sus orientaciones. Sin la presencia de Fidel hemos marchado exactamente igual. Excepto que, para reemplazarlo a él, debimos incluir a tres hombres más en el estado mayor. Pero pienso que si la noticia hubiera sido intempestiva las autodefensas habrían tambaleado. Es que ese es un golpe muy fuerte para todos, para la familia. Se trata del creador, de nuestro líder ¡Por Dios¡ Habría producido un impacto sicológico tan grande que algunos habrían optado por abandonar la lucha. Lo que pasa es que estamos en una situación en la que ya no podemos abandonar esto.
Semana: Recientemente ocurrió un hecho que fue interpretado como el rompimiento definitivo de ustedes con el cartel de Cali, que fue la muerte de José Santacruz Londoño...
C.C.: No. El caso de Santacruz es un caso particular con el señor Santacruz, que tiene unas características exclusivas con ese señor. Es algo muy diferente. Cuando Santacruz se fuga de La Picota en Bogotá, mediante un amigo común tenemos conocimiento de que él toma contacto con las milicias de las Farc en Medellín. Eso para nosotros no tenía ningún tipo de presentación. Nos rehusamos a creerlo inicialmente. No obstante, permanecíamos a la expectativa porque no es mi estilo denunciar a una persona si no tengo razón. Yo pienso que es problema de la Policía. No puedo estar metiéndome en toda guerra, a toda hora y menos con gente de esa magnitud.
Semana: Pero entonces, ¿qué fue lo que pasó?
C.C.: Tal vez un mes o mes y medio después nuestra gente en Medellín capturó a 'Camaján', que es uno de los comandantes de las Farc de los que ellos llaman monitores; es decir, los que van pasándole revista a todos los jefes milicianos en las ciudades. Cuál no sería nuestra sorpresa cuando el tipo en el interrogatorio nos reconfirma que, más que un contacto con las Farc, había algo muy grave y preocupante para nosotros, que había empezado a caldearse desde la época en que a Santacruz las Farc le habían secuestrado una hermana en Cali. Eso hizo que Santacruz tomara como rehenes a unos familiares de Pablo Catatumbo, entre ellos a su hermana. En esas negociaciones acordaron un respeto mutuo y empezó a tejerse una unión que para el futuro iba a ser muy peligrosa para nosotros. Sabíamos que Santacruz ya iba para las Farc. Descubrimos, además, porque nos lo contó esa persona, que entre los planes que tenía para ser recibido en las Farc y -en caso de una negociación de ellas con el gobierno- ser considerado también delincuente político, estaba la entrega de uno de los hermanos Castaño. Quedamos muy decepcionados porque a Santacruz nosotros no le habíamos hecho nada.
Semana: ¿Cómo se produce la entrega de Santacruz por parte de ustedes?
C.C.: Hacía muchos días que yo venía intentando que me diera la oportunidad para entregarlo. El no sabía que ya lo había descubierto. Un día me enteré de que estaba en una finca en los alrededores de La Ceja, al oriente de Medellín, y que ese día iba a entrevistarse con un comandante de las Farc en la transversal superior de Medellín, en un sitio que llaman La Cascada. Es un lugar solo, entre unos árboles, muy tranquilo, donde va la gente a tomarse sus whiskies. Yo llamé a la dirección general de la Policía en Bogotá, solicité hablar con el general Serrano, pero no accedió. En su defecto, me comunicaron con un oficial que se identificó con el grado de coronel. Yo le dije: "Soy Carlos Castaño Gil". Me identifiqué porque seguramente ellos han interceptado llamadas mías y pueden confrontar mi voz. Di todos los datos: el carro en que se estaba desplazando, la hora y todo lo necesario. Hasta ahí fue mi participación. Cuando aparece dado de baja es exclusivamente por operaciones de la Policía. De ahí en adelante todo es de público conocimiento.
Semana: ¿El día que usted llama es el mismo en que dan de baja a Santacruz?
C.C.: No, fueron dos llamadas. Yo llamo un día y hablo con ese militar. Le digo que estén preparados para el día siguiente en tales y tales lugares y que si tienen operativos los quiten porque lo que yo les voy a dar es oficial. Esa llamada fue a las 10 de la mañana del día anterior. Al día siguiente, a las dos de la tarde, me entero por un informante que estuvo hablando con Santacruz en un negocio en Llanogrande, el lugar que ha acordado para encontrarse con él. Entonces yo llamo a Bogotá y doy más detalles. Luego me puse a escuchar radio cuando, a las nueve de la noche, reventó la noticia en Caracol.
Semana: Hubo otra versión en el sentido de que ustedes habían entregado a Santacruz, pero muerto.
C.C.: ¡Por Dios! No, nunca. Es más, si yo hubiese tenido capacidad, acá lo traigo, le hago un juicio y si resulta culpable acá se muere, porque lo que él hizo se llama traición. Lo que yo hago se llama evitar una traición y castigar a un traidor. Ojalá yo hubiese podido capturarlo.
Semana: ¿Por qué razón ustedes inicialmente no reivindican esa acción?
C.C.: Un día después de que cae Santacruz yo llamo al doctor Roberto Uribe, abogado defensor de Miguel Rodríguez en Medellín, y le digo: "Dígale al señor Miguel Rodríguez que yo asumo la responsabilidad por la delación del señor Santacruz y que esta semana le envío un casete y unos documentos para que él me diga si soy un traidor o estaba en el derecho".A los 15 días me llegó una carta de Miguel Rodríguez en la que me decía: "Mompa: yo habría hecho lo mismo". Eso nunca fue un secreto. Una organización que ejecuta una acción y no la reivindica es una organización sucia. Si Santacruz sólo se hubiera aliado con las Farc, de pronto uno hasta hubiese aceptado no obstante tener establecido nosotros acá que el amigo de nuestro enemigo es nuestro enemigo. Pero de pronto eso no nos habría llevado hasta allá porque nosotros no sabíamos si los Rodríguez tenían conocimiento de lo que estaba pasando. Pero está claro que eso lo ignoraban Miguel y Gilberto Rodríguez, como está claro que Santacruz se les escapó de La Picota sin que ellos tuvieran conocimiento. Pero lo que sí considerábamos una traición era que para Santacruz obtener un indulto en un momento dado, tuviera que entregar a un Castaño. ¡Por Dios! Si eso no es razón suficiente , entonces que me consideren un traidor.
Semana: ¿De qué manera la muerte de José Santacruz afectó sus relaciones con el cartel de Cali?
C.C.: Yo ya no tenía relaciones con ellos. Cuando terminó lo de Pablo Escobar cada quien se dedicó a lo suyo. Pero, además, los Rodríguez nunca han hecho nada en contra mía.

Semana: Ya que usted menciona a Pablo Escobar, ¿cómo y por qué se produce el rompimiento definitivo con él?
C.C.: Se produce estando Pablo Escobar en la Catedral. Ya se habían presentado algunas diferencias entre Fidel y Pablo por lo que el ELN le hizo muchos trabajos a Pablo y tenían muy buenas relaciones. Inclusive Pablo, en su desespero después de la fuga, estuvo a punto de irse para donde el ELN, pero temió que de pronto lo entregaran. Fidel le advirtió a Pablo que no fortaleciera al enemigo de las autodefensas. Luego se produjo un hecho que cambió todo. Había una persona en Medellín que se llamaba Fernando Galeano, por la cual Fidel tenía mucho aprecio. Era un narcotraficante, pero un narcotraficante no violento. Cuando le pusieron una cita a ese muchacho en la Catedral, supuestamente para hablar de la problemática del país, Pablo invitó también a Fidel, pero él no fue a esa reunión porque la carta llegó cuando estaba en uno de sus viajes a Panamá. Es ahí cuando se produce el asesinato de Galeano y de un señor Moncada, al que nunca conocí. En ese momento nos dimos cuenta de que Pablo era un hombre sin principios. Entonces no es que nosotros hubiéramos voluntariamente enfrentado a Pablo. Es simplemente que Pablo supo que Fidel sabía que él lo iba a matar. Y Fidel, que no ha sido una pera en salsa en este país, tampoco lo iba a dejar vivo. Sabíamos que la arremetida de Pablo se iba a iniciar. En ese momento todos los colombianos nos sentíamos perseguidos por Pablo Escobar. Es el origen de los Pepes.
Semana: Ese nacimiento de los Pepes despertó cualquier cantidad de sensaciones a favor y en contra, pero la gente nunca tuvo en claro quiénes fueron realmente y cómo surgieron.
C.C.: Lo que ocurrió es que ese temor que existía hacia Pablo Escobar se diluyó entre los 30 millones de colombianos. Faltaba simplemente alguien, como en el juego de los niños, que se atreviera a ponerle el cascabel al gato. Entonces surgió Fidel y comenzó a reunir a las personas. Convocó a una reunión en Medellín, que fue tal vez la reunión más polifacética que ha habido de grandes personajes del país. Había industriales, políticos, ganaderos, miembros de autodefensas, inclusive representantes de otras organizaciones enemigas de Pablo Escobar.Fidel les planteó que tenían que ayudarnos a nosotros y expuso la estrategia de cómo era que había que acabar con Pablo. Cuando terminó de hablar uno de los asistentes le dijo: "Señor, no nos obligue a esto porque si nosotros le ayudamos a usted Pablo Escobar mata a nuestra familia". Y la respuesta de Fidel fue contundente: "Señores, si Pablo Escobar les mata a su familia porque me ayudan a mí, entonces yo les mató hasta el último de sus parientes si le ayudan a él". Eso fue vital. Me acuerdo que uno de los asistentes, que hoy tiene un alto cargo, dijo: "Este es el principio del fin de Pablo Escobar". Así lo pronosticó y así fue.
Semana: ¿De qué manera los Pepes recibieron recursos del cartel de Cali?
C.C.: El cartel de Cali sí pagaba plata a quien le llevara información. Y para qué negarlo, yo también recibí muchas informaciones que venían de Cali. Un 50 por ciento de las informaciones claves que llegaron venían de Cali. Era alarmante la red de informantes que tenían esos señores.
Semana: ¿Cómo se produce la muerte de Pablo Escobar?
C.C.: Lo que se le debería agradecer, pienso, si hay gratitud con una organización que hizo el bien, fue que nunca antes Pablo Escobar estuvo solo, acorralado en una casa dentro de la ciudad. Así lo encontró la Policía Nacional. Eso es todo. Detalles del operativo no pienso contar.
Semana: ¿Cuántos hombres integraban a los Pepes?
C.C.: Cualquiera piensa que era una multitud de personas. Eran sólo 27 hombres en la parte operativa y tal vez trabajando en lugares y buscando información unos 10 ó 12. Lo que pasa es que estaban en sitios muy claves. Algunos infiltrados en la propia organización de Pablo. Nunca fueron más de 50 en total. Es fácil acabar con una organización cuando uno utiliza personas que son de la misma organización que se desea acabar. Los sicarios no tienen principios, no están arraigados a ninguna lucha. Son como la veleta, se mueven para donde sople el viento fuerte. Al final a Pablo Escobar le tocó aceptar, aún vivo, que no tuvo amigos en la vida.
Semana. ¿Cómo hacen ustedes para convertir el temor que les inspira Pablo Escobar en valor para derrotarlo?
C.C.: Es que el paso que separa a los dos es muy cortico. Nosotros le temíamos muchísimo a Pablo. Pavor era lo que le teníamos porque Pablo pensaba que "el que en una guerra no está conmigo, está contra mí". Cuando uno toma la decisión de enfrentarlo parte del principio de que uno está muerto. Pablo Escobar hasta ese momento no había perdido una sola guerra en Colombia, inclusive al gobierno le ganó la guerra y lo arrodilló. Entonces me acuerdo que Fidel dijo: "Partamos del principio de que estamos muertos. Hagamos un paréntesis dentro de nuestra guerra contra la guerrilla. Esto que vamos a hacer también tiene presentación porque estamos haciendo uso de nuestro derecho a la legítima defensa: De quien nos agrede hay que defendernos". Era más fácil pelear, y tener la posibilidad de salir vivos, que quedarnos inermes.
Semana: ¿Durante esa guerra hubo alguna posibilidad de tregua? Alguna vez Pablo Escobar sacó pañuelos blancos...
C.C.: Jamás. Es que en guerras como esa no se puede. Era imposible plantear una tregua con un monstruo de mil cabezas como Pablo Escobar. Además, un hombre tan orgulloso como Pablo tenía que caer muerto.
Semana: Hay un hecho inocultable, y es que la guerra contra Pablo Escobar los unió a ustedes mucho más con Cali por aquello de que el enemigo de mi amigo es mi enemigo...
C.C.: Nosotros con los señores Rodríguez nunca hemos sido ni los mejores amigos, ni enemigos. Ahora, si me preguntan qué siento por los señores Rodríguez, respondo que gratitud porque para mí era estimulante saber que no era solo Medellín contra Pablo y que él tenía más enemigos en otra ciudad. Pero una vez derrotado Pablo Escobar, cada quien regresó a lo suyo.
Semana: Pasando a otro tema, ¿qué es lo que está pasando en Urabá?
C.C.: Nosotros nos hemos dado a la tarea de erradicar a la guerrilla del Urabá. De ahí que hoy tengamos frentes en Urrao, Caicedo, todo el suroeste antioqueño, Frontino y el eje bananero. Pienso que el origen de la barbarie se debe a la lumpenización de las Farc y a que, como están perdiendo la guerra, acuden a las estratagemas más sucias. Si las Farc pierden la guerra en Urabá es el principio del fin de esa organización. Ese día la avanzada de las autodefensas no la va a parar nadie. En las actuales circunstancias nosotros vemos con beneplácito la creación de una Oficina de Derechos Humanos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas en Urabá. Estando ellos acá pueden enterarse de las violaciones de los derechos humanos por parte de la guerrilla y no por boca de quienes se la pasan haciendo lobbying en Europa y México, desinformando.
Semana: Curiosamente tanto Alfonso Cano como usted le han dicho a SEMANA que no piensan dar su brazo a torcer en Urabá. ¿Y qué pasa con la población civil?
C.C.: Es lo que más nos preocupa. Pero yo en repetidas ocasiones en público y en privado he invitado a las Farc, a través de muchas organizaciones, a que nos sentemos a establecer un tratado regional de guerra para que individualicemos a quiénes tenemos que respetar y a quiénes no, porque ese bendito Protocolo II de Ginebra no se va a cumplir jamás. Es imposible hacerlo en esta guerra irregular.
Semana: ¿Cuál ha sido la respuesta de las Farc a sus propuestas?
C.C.: Con el mismo cinismo con que el señor Cano concedió esa entrevista a SEMANA, argumentan que nosotros somos prostitutas del Ejército y que son ellos quienes nos mandan. Lo que ellos quieren es que las tropas intensifiquen su acción contra nosotros porque saben que es la única forma que tienen para evitar salir derrotados de Urabá.
Semana: ¿Cuál es la relación exacta entre autodefensas y militares?
C.C.: Pienso que a nosotros algún día nos va a arremeter con todo el Ejército, pero no mientras exista la guerrilla. Si yo fuera comandante del Ejército le daría prioridad a quien está boleteando, a quien está secuestrando y demás. Después seguimos nosotros, de eso no queda la menor duda. Pero es bueno que el señor Cano sepa que en caso de una negociación con el gobierno tienen que contar con nosotros. Es que nosotros no hemos combatido por más de 15 años contra la guerrilla para ser sólo espectadores en ese proceso.
Semana: ¿Ustedes quieren un tratamiento político igual al de la guerrilla?
C.C.: Si se le reconoce a la guerrilla la condición de delincuentes políticos, y va a haber un perdón para ellos por haber atacado al gobierno y haber sido enemigos del Estado, no nos pueden considerar a nosotros delincuentes comunes por haber estado alineados en torno al actual sistema.
Semana: Hay analistas que consideran que, a diferencia de la guerrilla, ustedes no se han levantado en armas contra el Estado sino que se levantan en armas para defender sus intereses particulares...
C.C.: ¡Pero, por favor! Es que nosotros no somos celadores de fincas. La nuestra no es una organización familiar. Es una organización nacional contrainsurgente. El gobierno tiene que reconocer que la nuestra no es una organización legal, por obvias razones, pero sí es legítima. Es que el derecho a la legítima defensa es un derecho inalienable de cualquier ser humano.
Semana: Tenemos conocimiento de que en algún momento hubo de parte de ustedes mucha simpatía con el gobierno de Samper, pero que en estos momentos lo que hay más bien es un distanciamiento a raíz de toda la crisis política. ¿Cuál es la real situación?
C.C.: Nosotros nos caracterizamos por respetar al gobierno que se mantenga en el poder. En el caso del doctor Samper, fue absuelto por más de 100 parlamentarios que son los que tienen acceso a todo, y mientras sea absuelto, nosotros lo consideramos la máxima autoridad en Colombia. No somos pescadores en río revuelto, como el señor Alfonso Cano. Nosotros queremos creer que se hizo justicia y que el Presidente es inocente.
Semana: ¿Qué tanto han avanzado ustedes en un acercamiento con el gobierno? Tenemos entendido que en algunas oportunidades se han reunido con el doctor Horacio Serpa.
C.C.: Sí, en alguna ocasión yo personalmente tuve la oportunidad de sentarme con el doctor Serpa, con monseñor Duarte Cancino, con Carlos Rangel y con otros funcionarios de la Presidencia. Estuvimos planteando la posibilidad de un desarme. Pero yo fui claro en que no puedo quedar como un desertor, alguien que defrauda a todos los que han apoyado nuestra organización. Yo no puedo buscar una solución a mis problemas personales y dejar a toda esta gente sumida en la incertidumbre. Lo que decimos es que cualquier solución con nosotros está sujeta y es paralela a lo que pase con la guerrilla. Mientras exista guerrilla en Colombia, habrá autodefensas en Colombia.
Semana: ¿Cuáles serían las condiciones que ustedes pondrían para una eventual desmovilización?
C.C.: La más importante es que se desmovilice la guerrilla. Yo hago públicamente la siguiente propuesta al señor Cano: si la Coordinadora Guerrillera se compromete formalmente a no ejecutar un solo secuestro más y a no extorsionar a una persona más, nosotros estamos dispuestos a hablar con el gobierno en cualquier momento y a deponer las armas.
Semana: ¿Es posible que algún día las autodefensas hagan política en la plaza pública?
C.C.: Nosotros no tenemos ni la capacidad ni el conocimiento para ese tipo de actividades. Sí respaldamos a políticos que se identifiquen con la democracia y que no simpaticen con la guerrilla. Hay unos que simpatizan con la izquierda, y eso no nos preocupa, como en el caso del doctor Serpa. Al contrario, tenemos una gran admiración por él y nunca lo tildamos de guerrillero.

LA LEYENDA DE RAMBO
EL PAIS CONOCIO de la existencia de Fidel Castaño gracias a SNS múltiples operaciones realizadas contra los grupos subversivos del país, especialmente contra las Farc, organización por la que los hermanos Castaño Gil profesan desprecio y odio a raíz del secuestro y posterior asesinato del padre de los máximos comandantes de las autodefensas en 1981 por parte del IV frente de ese grupo guerrillero. Castaño ha sido vinculado por las autoridades a las matanzas ocurridas en haciendas bananeras en el Urabá antioqueño y su nombre también aparece en algunos actos terroristas realizados por miembros del cartel de Medellín.
De acuerdo con la fiscalía regional de Antioquia, Fidel Castaño ha sido llamado a juicio por el atentado contra el avión de Avianca el 27 de noviembre de 1989. También por el asesinato del ex senador conservador Manuel Alfonso Ospina en noviembre de 1988 y se le responsabiliza de ser autor de secuestro extorsivo y homicidio agravado. Además ha sido llamado a juicio con resolución de acusación por la muerte de 42 personas en Pueblo Bello en enero de 1990, aparece como sindicado del secuestro múltiple y el homicidio de esas personas. No obstante, en marzo de 1995, el Tribunal Nacional lo exoneró de la responsabilidad de conformar grupos armados y revocó la resolución de acusación por el asesinato del padre Sergio Restrepo Jaramillo. Tiene también en su contra una condena en ausencia a 20 años por las masacres de las fincas Honduras y La Negra en marzo de 1988. Y por último está en curso una investigación previa a raíz de la denuncia presentada en su contra por Roberto Escobar, quien lo acusa de ser el presunto jefe de los llamados Pepes.
Tanto Fidel como Carlos Castaño se han referido a estas sindicaciones. El primero de ellos dijo en su oportunidad que había sido absuelto por las masacres y que sólo tenía en su contra una condena de la Corte Suprema de Justicia a 20 años por el de lito de concierto para delinquir. En relación con el secuestro y asesinato del ex parlamentario Alfonso Ospina declaró en su única entrevista a un medio de comunicaci6n que "Yo le presté un personal armado al capitán retirado del Ejército Elkin Henao para unos operativos en el Magdalena Medio y él los utilizó a mis espaldas para cuidar al doctor Ospina en su cautiverio, todo esto en unión con Pablo Escobar". Carlos Castaño, por su parte, dijo a SEMANA que él no estaba vinculado a ninguna de las matanzas: "Estoy vinculado al atentado al avión de Avianca y tengo la absoluta certeza de que salgo absuelto porque eso hizo parte de lo que Pablo Escobar llamó la guerra jurídica a quienes lo estábamos atacando ".