Home

Nación

Artículo

Diputado Rodrigo Mesa. | Foto: Cortesía. El Colombiano.

NACIÓN

Honorables diputados de Antioquia

La frase de "invertir en el Chocó es como perfumar un bollo" es apenas una muestra de lo escandalosa que ha sido la Asamblea de Antioquia en lo que va de este año.

30 de junio de 2012

En el mundo político antioqueño están perplejos con la situación interna de la Asamblea de Antioquia. Apenas han pasado seis meses después de haberse posesionado los nuevos diputados y algunos han protagonizado escándalos que han deteriorado la imagen de la corporación.

La Asamblea de Antioquia no es cualquier cosa. Sobre los hombros de estos diputados está la vigilancia de cuantiosas inversiones en proyectos de impacto nacional, como la construcción de la central hidroeléctrica más grande el país en Ituango, las inversiones hechas por la Gobernación de Antioquia en las autopistas de la prosperidad y el túnel de oriente.

Pero esas discusiones sobre los millonarios proyectos se han visto opacadas por escándalos que han puesto en tela de juicio a algunos miembros de la Asamblea. Recientemente, el país se impresionó con la desfachatada afirmación del diputado liberal Rodrigo Mesa al decir que “meterle plata a Chocó es como echarle perfume a un bollo”.

Este comentario puso el reflector sobre este diputado, el más antiguo de la Asamblea, con 20 años en ésta. Se supo entonces que había inconsistencias en la hoja de vida que aparecía publicada en la página web de la Asamblea. En la información que se publicó sobre él salían datos de un exdiputado. Por ejemplo, en el perfil de Mesa Cadavid decía que estudió Derecho del Trabajo en la Universidad Pontificia Bolivariana y que hizo una especialización en Relaciones Industriales en la Universidad Eafit. Las dos universidades negaron que él fuera egresado. Quien hizo esos estudios fue otro político que pasó por la Asamblea y no fue elegido en las pasadas elecciones.

Al respecto, la jefe de prensa de la Asamblea dijo que se había presentado una confusión al publicar la hoja de vida del diputado. Inicialmente, decía que él era abogado, pero después le informaron a la comunicadora que él era periodista y dejaron el resto de la información igual. Por esas inconsistencias en la información, la Procuraduría abrió un proceso disciplinario. En su declaración ante ese órgano, Mesa dijo que quien se equivocó en la información enviada fue su asistente. Sin embargo, el documento donde aparecen los datos tiene su firma. Ahora, él evita dar explicaciones en público. Recientemente, lo entrevistaron en un noticiero radial y estalló en llanto, mientras decía que no soportaba que le hablaran de eso.

Pero esta no es la primera vez que aparecen datos dudosos en la hoja de vida de este diputado. En el 2007, apareció que tenía estudios de educación superior en la Universidad de Antioquia. Al respecto, esta universidad responde que no aparece registro alguno del diputado en sus archivos. Lo que aclara el diputado es que estudió hasta noveno grado y recibió tarjeta de periodista en tiempos en que no se exigía ser profesional para obtener dicho documento.

Pero el caso de Mesa no es el único sorprendente entre los diputados de la Asamblea de Antioquia. Otro diputado que protagonizó extraños hechos es Jorge Alberto Hernández Quiñónez, del partido de La U. Su episodio ocurrió el primero de julio del 2011, en una casa donde funcionaba la sede de su campaña. Ese día, personas de rentas departamentales llegaron hasta ese lugar para decomisar 79 cajas con 2.364 medias de ron de la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA).

Hernández Quiñónez, antes de lanzarse como candidato para la Asamblea, había sido Secretario de Participación Ciudadana de la Gobernación de Antioquia. Mientras ocupaba este cargo, pidió en varias ocasiones donaciones de licor a la FLA para llevar a reuniones en los diferentes pueblos que visitaba.

Sin embargo, el licor no fue usado para esos fines, sino que quedó en sus manos. Para el día del decomiso, Hernández ya no era secretario, porque estaba ya de candidato. ¿Por qué tenía el licor que le habían donado en la sede de su campaña y en plena contienda electoral? El diputado prefiere no dar explicaciones por ahora. Lo que sí se pudo establecer es que varias botellas que le habían donado para sus reuniones como secretario fueron a dar a establecimientos donde venden licor.

Y el tercer hecho bochornoso de la Asamblea de Antioquia provino por cuenta de los liberales. La bancada de este partido en esa corporación, conformada por cinco diputados, fue la elegida para ocupar la primera presidencia, por ser la que más votos sacó en las elecciones.

En Antioquia, la Asamblea venía desde hace 14 años con la costumbre de nombrar mesas directivas por seis meses. En esa lógica, los partidos se repartieron la participación durante los próximos cuatro años y la primera de este año se posesionó el 2 de enero. El presidente elegido fue el liberal más votado, Héctor Jaime Garro.

En los días siguientes, 15 de los 26 diputados antioqueños crearon una coalición y lograron hacer acuerdos con algunas instituciones del Estado para recibir participación burocrática. Garro quedó por fuera y el resto de los diputados liberales quedaron dentro de la coalición.

El 16 de enero, apenas 15 días después de haberse posesionado la mesa directiva elegida por seis meses, se conoció un fallo del Tribunal Administrativo de Antioquia que dice que las mesas directivas de seis meses son ilegales y que deben ser de un año.

La mayoría de diputados pensaron que el lío se resolvería, simplemente, prolongando el tiempo de la mesa elegida. Pero los liberales entraron en riña y los cuatro que habían conformado la coalición y que, al parecer, habían logrado participación burocrática en otros órganos del Estado, se fueron contra Garro.

Garro intentó aferrarse a la presidencia, pero finalmente lo tumbaron y nombraron de presidente al diputado liberal Julián Quintero, un primíparo que debuta en la política, pero que recibió el respaldo de los representantes de las más cuestionadas casas políticas de Antioquia. Ellos son el célebre Rodrigo Mesa, Adolfo León Palacio (heredero de César Pérez, investigado por la masacre de Segovia y condenado por malos manejos de recursos en la Asamblea) y Rigoberto Arroyave (del representante liberal de Bello John Jairo Roldán, del clan de los Suárez Mira, cuyo máximo jefe, Óscar Suárez, está detenido e investigado por parapolítica).

Al respecto, Bedoya afirma que él no puede estigmatizar a sus compañeros de Asamblea por lo que han hecho sus jefes políticos y que el cambio en la mesa directiva se hizo para cumplir lo ordenado por el Tribunal. “Nosotros habíamos elegido una mesa directiva por seis meses. Quienes la elegimos no teníamos el consentimiento de que fuera por más tiempo y por eso nos sometimos a una nueva elección”, explicó a Semana.com.

Pero la dicha tampoco le duró a él un año entero. El 22 de junio pasado, el Tribunal Administrativo de Antioquia profirió un nuevo fallo diciendo que la elección de la segunda mesa directiva fue irregular. En consecuencia, tuvo que regresar la mesa directiva nombrada el 2 de enero. Por cuenta de enredos jurídicos, la Asamblea de Antioquia tuvo, una vez más, mesas directivas de apenas un periodo.

Con tantas cosas que pasan con algunos diputados de esta corporación, es apenas comprensible la imagen que se refleja. El primero que puso el reflector sobre esto fue el diputado Andrés Guerra, del partido de La U. Recién empezó el año, mostró un estudio en el que se encuestaron 2.200 personas que da cuenta de que la imagen de la Asamblea es desfavorable en un 78 por ciento. Y más delicado aún es que el 86 por ciento de los encuestados no sabe cuál es la función de esta corporación.

De ese total de encuestados, el 70 por ciento no conoce ni a un diputado. El 43 por ciento de los encuestados cree que los diputados viven en Bogotá y el 36 por ciento dijo que no sabe dónde viven.

El panorama es desalentador si se tiene en cuenta que estos diputados tienen el poder de decidir y vigilar importantes proyectos no solo para Antioquia, sino para el resto del país. Y da la impresión de que el perfil de alta gerencia que deben tener se opaca por los desaciertos de algunos de ellos.