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Reinaldo Peñaranda, alias Pepe, capturado en Pueblo Bello, Cesar. | Foto: Policía

NARCOS

Los lujos, la fiesta y las peleas internas marcaron la caída de Pepe, el heredero de Megateo

El jefe del EPL desató una guerra contra el ELN, causó una división estre sus propios hombres y se alió con Los Rastrojos. Sus movimientos erráticos lo dejaron expuesto ante la DIPOL de la Policía. Fue capturado cuando buscaba refugio con su familia.

1 de febrero de 2019

Alias Pepe, el máximo jefe del EPL, se había refugiado tras la frontera, en el estado venezolano de Zulia, en busca del control de pistas clandestinas para enviar droga a Centroamérica y Estados Unidos. Pero de ese lado también encontró la tranquilidad que no había en el Catatumbo, donde su estructura libra una guerra a muerte con el ELN y es perseguida por 17.000 militares que operan en esa región.

Con la calma vinieron los lujos y las excentricidades de los narcos. Pepe llevaba relojes, cadenas costosas y un anillo de oro en forma de león con el que demostraba su estátus de jefe de la guerrilla, de heredero del poder que durante años ostentó el temido alias Megateo. También se movía en camionetas de alta gama y armaba fiestas con su círculo más cercano que duraban hasta tres días, en compañía de prostitutas.

Mientras se daba la gran vida del narco, alias Pácora, el segundo al mando, jefe militar del EPL, comandaba la guerra en el Catatumbo contra el ELN y sorteaba el cerco militar. Ese contraste de lujos y precariedad empezó a distanciar a los dos jefes criminales. Pácora le ordenó a sus hombres que les reportaran las movidas del narcotráfico a él, sin mediar con Pepe. Y este último no tardó en darse cuenta de que el grupo estaba tomando decisiones sin él. El declive del jefe criminal estaba por consumarse.

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Reinaldo Peñaranda Franco, alias Pepe, entró al EPL hace 14 añoas, de la mano de David León, el cabecilla que representaba la supuesta línea política del EPL, y el segundo al mando tras Megateo, el líder militar. Pepe hizo carrera como encargado del procesamiento y la comercialización de base de coca en El Carmen, Teorama, El Tarra, San Calixto y Convención. Con el tiempo, según el cálculo de las autoridades, llegó a acopiar hasta 500 kilos de base al mes. Esa capacidad lo llevó a escalar hasta la cúpula de la organización.

En octubre de 2015, alias Megateo, quien había sido el jefe histórico del EPL, murió en un operativo del Ejército y la Policía. David asumió como jefe del grupo y así fue como Pepe, que gozaba de su confianza, terminó de segundo. Un año después, David fue capturado y el comité central del EPL escogió a Pepe como cabecilla de la organización en diciembre de 2016.

Con el nuevo jefe al mando, el EPL empezó a intensificar sus actividades criminales y, de paso, perdió capacidad de interlocución con los elenos, sus viejos aliados. Con el desarme de las FARC, quedaron espacios vacíos en el mapa del narcotráfico en el Catatumbo, y los dos grupos iniciaron una confrontación por coparlos, que fue escalando hasta que, en marzo del año pasado, el EPL emitió un comunicado en el que le declaró la guerra directa alfrente nororiental del ELN.

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En pocos meses, esa guerra generó el desplazamiento de miles de civiles de la región y la muerte de algunos campesinos atrapados en el fuego cruzado. La Fuerza Pública respondió incrementando el pie de fueza en la zona y, en medio del asedio, Pepe buscó alianzas criminales para frenar el daño que estaba recibiendo su estructura. Así llegaron a un pacto con Los Rastrojos, ubicados más cerca de la frontera con Venezuela, que también generó divisiones internas en el EPL.

Toda esta situación fue debilitando a Pepe que, además, había cometido un error estratégico que empezaba a pasarle factura. A finales de 2017, el cabecilla quiso mostras el poder terrorista de la organización y mandó a pone un carrobomba con 110 kilos de explosicos contra la Policía de Ocaña. Era un plan que podía causar una gran tragedia. Sin embargo, la inteligencia policial detectó la amenaza, descubrió el carro cargado y capturó a los hombres que se iban a ejecutar al ataque.

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Esa operación no solo le sirvió a la Policía para frustrar el atentado, sino que les aportó información de sus cabecillas y de sus planes de expansión, con la que lograron penetrar el esquema de seguridad de Pepe. Meses después, los agentes allanaron una finca lujosa que usaba como escondite en una vereda de Cúcuta, y Pepe tuvo que huir hacia Venezuela. Acorralado, se movió luego hacia el Cesar, buscando contacto con su núcleo familiar. Esas jugadas lo dejaron en evidencia con la inteligencia de la Policía.

El pasado miércoles, Pepe fue abordado por agentes encubiertos de la Dirección de Inteligencia de la Policía cuando se desplazaba con una identificación falsa en Pueblo Bello, Cesar. Con su captura sumada al asedio de la Fuerza Pública contra el EPL y su guerra con el ELN, esa organización está pasando por días tan malos que podrían marcar su fin.