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El carro fue incinerado en el norte de Bogotá. | Foto: Vía Twitter @williamsilva23

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La otra versión de la quema del carro de Uber en Bogotá

Las peleas entre conductores de Uber y taxistas se volvieron frecuentes y la incineración del vehículo demuestra el alarmante nivel al que ha escalado la violencia.

17 de enero de 2017

En una bomba de tiempo se ha convertido la guerra por los pasajeros entre los conductores de los tradicionales taxis amarillos y quienes manejan vehículos particulares afiliados a la plataforma Uber.

El martes en la mañana la copa se rebosó cuando un grupo de tres hombres que se transportaban en un taxi siguieron e interceptaron un carro Volkswagen y, según la versión del propietario, lo incineraron luego de acusarlo de pertenecer a la plataforma Uber.

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Por fortuna el hecho no dejó heridos o peor aún, personas muertas a pesar de que al conductor del carro particular le rociaron gasolina en un brazo. No es la primera vez que se presentan choques entre conductores.

Lo cierto es que esta es una parte de la historia. Semana.com estableció que los conductores de taxis y los de Uber han tenido altercados toda la semana. Una fuente al tanto de la situación le dijo a este portal que se presentaron enfrentamientos el jueves, el viernes y el domingo anteriores.

Es más, el martes en la madrugada un grupo de taxistas y conductores de Uber se enfrentaron con pistolas de balines en la calle 147 con novena. Hubo vidrios rotos y una persecución en la que taxistas alcanzaron un vehículo Spark que estaba implicado en el ataque con balines.

Esta información hace parte de la investigación que adelantan las autoridades y que podría explicar por qué los voceros de Uber y los taxistas entregaron declaraciones que se podrían calificar de gaseosas. 

La Policía también indaga si los pasajeros del carro particular al servicio de Uber que fue incinerado eran taxistas que habían solicitado el servicio. Una estrategia para “cazar” conductores de la plataforma.

No es de ahora

Semana.com consultó con la Policía por el número de altercados en el año 2016. En el momento de publicar esta nota la información no había sido entregada. Lo cierto es que a diario se presentan enfrentamientos que no son registrados por las autoridades.

Así lo reconoce el representante de los taxistas, Hugo Ospina: “Las agresiones y peleas que hay son frecuentes y permanentes tanto de un lado como del otro”. Para él, desde ningún punto de vista se pueden justificar los ataques.

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Preocupación

En medio de la polémica, la plataforma Uber entregó un comunicado con una versión general que no reconoce que el conductor trabaja con su aplicación y pidieron a la Policía Nacional proteger “los derechos y la seguridad de los colombianos”.

El secretario de Movilidad, Juan Pablo Bocarejo, también expresó el malestar por lo ocurrido. “Estamos preocupados por lo que sucedió”.

El director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, José Stalin Rojas, advierte que lo que pasó es una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento. Así se lo expresaron conductores de Uber con los que habló. “Están prevenidos y van a pasar de la defensiva a la ofensiva (...) es un escalón más en el que infortunadamente los conflictos se van a resolver de forma violenta”.

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Los casos más sonados 

El año 2016 fue particularmente violento en el transporte público individual de pasajeros. Los conductores de taxis y Uber usaron las calles de las ciudades como rines de boxeo. Disparos con pistolas de balines, peleas y choques de los vehículos hicieron parte del día a día.

Los medios de comunicación publicaron mensajes de voz con amenazas que se distribuían en redes sociales entre grupos de conductores de las dos partes.

En febrero, lo que comenzó como una protesta pacífica en la carrera séptima con calle 72, organizada por conductores de Uber, terminó en choques con taxistas que reclamaron por la piratería. En esa oportunidad hubo vidrios de los automotores rotos.

En mayo, la celebración de una buena nota académica terminó en pelea entre pasajeros de Uber y taxistas que cerraron el vehículo en que viajaban cuatro estudiantes universitarios. El hecho ocurrió en el municipio de Chía, al norte de Bogotá.

En julio, un taxista se enfrentó a puños en el norte de Bogotá con un conductor de Uber luego de perseguirlo. En el gremio de los amarillos aseguraron en esa oportunidad que ayudaban a la Policía para que aplicara comparendos en contra del transporte ilegal.  

Estos son sólo algunos episodios de enfrentamientos en las calles en el 2016. Lo cierto es que a diario estos casos son el pan de cada día y no son denunciados para evitar comparendos o líos con la justicia.  

La quema de un vehículo en el norte de Bogotá debe poner en alerta máxima a las autoridades para evitar que el escalamiento de la violencia termine con desmanes que lamentar.