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Desde 2004 las Farc han asesorado a la guerrilla paraguaya.

ORDEN PÚBLICO

Las 'FARC' paraguayas

Las autoridades de Asunción están alarmadas por las acciones de las Farp (Fuerzas Armadas Revolucionarias del Paraguay), entrenadas por la guerrilla colombiana.

18 de abril de 2015

En paraguay hay un gran temor que tiene desveladas a las autoridades y a la ciudadanía en general. La razón es simple y macabra. Desde hace algunos años, y especialmente en los últimos meses, los ciudadanos están sufriendo una escalada de violencia que incluye asesinatos, extorsiones y ataques a la fuerza pública y población civil por parte de un grupo guerrillero local, que esencialmente es un clon de las Farc colombianas. Como si se tratara de un libreto, la guerrilla de ese país ha seguido paso a paso todas las espeluznantes acciones que durante décadas han cometido los hombres de Tirofijo.

A finales de enero pasado, en una de las más recientes operaciones criminales perpetradas por la guerrilla paraguaya, quedó en evidencia hasta qué punto ese grupo está dispuesto a calcar el modelo colombiano. Tras el fallido rescate de una pareja de alemanes secuestrados y asesinados por la guerrilla, por cuya liberación pedía 1 millón de dólares, la Policía de ese país encontró varios documentos reveladores. Se trata de una serie de manuales en los que el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) señala, entre otras cosas, que cambiará su nombre a Farp, Fuerzas Armadas Revolucionarias del Paraguay, según reveló el diario ABC Color, uno de los más importantes de Asunción.

Esos manuales de la guerrilla paraguaya son copiados casi literalmente de los que utilizan las Farc en Colombia, en los cuales hay desde instrucciones para el uso de armas, manejo de los secuestrados, cobros de impuestos a ‘burgueses’, y reglamento y sanciones dentro de la guerrilla. Ese cambio de nombre y adopción de ‘normas’ no es lo que más atormenta a los paraguayos, sino el hecho de que para las autoridades de ese país cada vez es más evidente que detrás de esos hechos, así como de esas acciones violentas, puedan estar las manos y la sombra de las Farc. Secuestros y vacunas a ganaderos y empresarios, en la zona de Concepción al norte del país; solicitud de canje de prisioneros, de un policía por varios guerrilleros presos y ataques a guarniciones policiales son algunas de las acciones que han hecho los guerrilleros paraguayos copiando al pie de la letra lo que han hecho las Farc en Colombia.

Y es que la relación entre la guerrilla colombiana y sus ‘camaradas’ australes no es algo nuevo. El EPP nació oficialmente el primero de marzo de 2008, el mismo día en que murió Raúl Reyes tras una operación de la Policía colombiana. Sin embargo, esos contactos con las Farc comenzaron aún antes. La primera evidencia surgió a finales de 2004 cuando un movimiento denominado Patria Libre, el embrión de la guerrilla actual, secuestró y asesinó a Cecilia Cubas, hija del expresidente de ese país Raúl Cubas. En 2005 SEMANA reveló un video en el cual guerrilleros de las Farc entrenaban al comando que ejecutó el secuestro. Posteriormente, las autoridades locales corroboraron que uno de los personajes que había asesorado y ayudado en ese y otros plagios era Rodrigo Granda, actual miembro del equipo negociador en La Habana, contra quien libraron órdenes de captura por el caso Cubas, entre otros.

Tras la incautación de los computadores de Raúl Reyes nuevas evidencias surgieron de esas relaciones entre las Farc y los paraguayos. En las comunicaciones del abatido jefe guerrillero se descubrió que las Farc habían entrenado en territorio colombiano a guerrilleros de esa nacionalidad y, de igual forma, que integrantes de esa guerrilla habían viajado a ese país en el sur del continente para desarrollar labores de instrucción y asesoría.

Hoy, tras la reciente escalada de violencia y secuestros, y el rebautizo del EPP como Farp, las autoridades paraguayas sospechan que detrás siguen estando las manos de la guerrilla colombiana. Y eso los tiene aterrados y desconcertados ya que, si bien se trata de un grupo con un poco más de un centenar de hombres en armas, temen que puedan crecer como ocurrió en Colombia.