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Los dados están echados

En las consultas del próximo domingo, el Polo Democrático y el Partido Liberal se juegan mucho más que la elección de sus candidatos presidenciales.

19 de septiembre de 2009

El 27 de septiembre será crucial para la definición del incierto panorama político colombiano. Ese día, el Partido Liberal y el Polo Democrático harán las consultas abiertas para elegir sus candidatos a la Presidencia. Y el hecho de que una segunda reelección presidencial aún sea posible no le quita importancia a este proceso sino que, por el contrario, lo hace más interesante.

Tanto en el Polo como en el liberalismo hay candidatos que pertenecen a dos alas, una más ortodoxa y una más moderada. Por eso, dependiendo de quiénes ganen el 27, ambos partidos definirán algunas de sus estrategias frente a las elecciones presidenciales de 2010. Entre ellas, la posibilidad de aliarse o de participar en una consulta interpartidista de la cual pueda salir un solo candidato de oposición que le compita al uribismo después de la segunda vuelta.

Hasta el momento los precandidatos del Polo y del Partido Liberal habían registrado muy poco en las encuestas y su reconocimiento entre la opinión pública no era el mejor. Sin embargo, las consultas del 27 pueden hacer que dejen de ser vistos como unos pigmeos de la política. No en vano, en ambos partidos existe el compromiso de que quien gane la consulta recibirá el apoyo de los demás precandidatos. Porque una cosa es unos partidos fuertes con un solo candidato a la Presidencia y otra muy distinta un sinnúmero de precandidatos echándose vainas unos a otros a la sombra del Gulliver de la política que se ha convertido Álvaro Uribe.

Las dos alas del Polo
La eventualidad de un tercer mandato de Uribe hizo aún más evidente la división del Polo Democrático en dos vertientes. La primera, representada por el senador y precandidato Gustavo Petro, que promueve las alianzas con otros partidos en aras de enfrentar a Uribe antes de la primera vuelta. "Botaremos a la basura los votos de la consulta si nos empecinamos en actuar en solitario en esa jornada electoral", dice.

La otra vertiente es la que encabeza Carlos Gaviria Díaz, quien hasta hace poco dirigió el partido, y quien ha insistido en que las alianzas deben ser vistas con precaución en aras de "no arriesgar la identidad ideológica del Polo". Dos sectores acompañan su precandidatura. El radical, en donde hay representantes del Moir y el Partido Comunista, y el 'pragmático', liderado por los senadores Iván Moreno y Jaime Dussán.

Hasta hace poco, Carlos Gaviria le llevaba la delantera a Petro. Sin embargo, según la mayoría de mediciones recientes, el apoyo a Gaviria ha bajado y se ha nivelado con el del senador Petro. Lo mismo sucede con las percepciones de imagen. Según la última encuesta Gallup, realizada en septiembre, Petro tiene una imagen favorable de 24 puntos y Gaviria de 27.

Pero más allá de la buena o mala imagen, para esta elecciones entre los partidos es menos importante el destino de los candidatos que el de los congresistas. Ellos son los que determinan el rumbo de las fuerzas políticas y mueven a los votantes. Más aún en las consultas, a las cuales acude un electorado que es más de organización que de opinión. "No hay que olvidar que estas son, ante todo, elecciones de partido", dice el concejal del Polo Carlos Vicente de Roux.

Si bien parte de los seguidores de Gaviria y Petro son de un sector de opinión, que reconoce la trayectoria del primero como ex magistrado y académico y del segundo como senador, el primero cuenta con más maquinaria que el segundo. De su lado están electores como los congresistas Jorge Robledo, Jesús Bernal, Orisinia Polanco, Iván Moreno y Jaime Dussán, presidente del Polo, que tratan de que su candidato obtenga, al menos, la mitad de los 2,6 millones de votos que tuvo en la última campaña presidencial y que lo convirtieron en la segunda fuerza política del país.

Petro, en cambio, nunca se ha medido en unas presidenciales y prácticamente no cuenta con apoyo parlamentario. En Bogotá, donde está su mayor votación, tiene el respaldo de algunos de los seguidores de Lucho Garzón que se quedaron en el Polo y de la mitad de los concejales del partido. Pero eso, sumado a los apoyos regionales, no parece ser suficiente para que pueda competir con el sólido engranaje político de la campaña de Gaviria.

Después de la elección de la consulta, vendrían las alianzas. En este frente, así Gaviria haya mencionado hace una semana que está considerando buscar aliados, será muy difícil que su partido se una con otra fuerza política debido a su firme posición ideológica de izquierda.

Así lo reconocen en el Polo. En cambio, si gana Petro, una consulta con el Partido Liberal o con los llamados 'trillizos' (Mockus, Lucho y Peñalosa) podría producir una candidatura de convergencia antes de mayo. "Petro dice que, incluso, estaría dispuesto a competir en una interpartidista con Cambio Radical, siempre y cuando este partido asuma la defensa de la Constitución y la democracia", le dijo a SEMANA uno de los concejales que lo respalda.

Por todo lo anterior, los votantes del Polo elegirán el domingo a qué le dan más peso en la balanza: a estrategias electorales que faciliten la llegada al poder o a las definiciones ideológicas que consoliden su juego en la oposición.

Las opciones liberales
Desde 1990, cuando se presentaron seis candidatos, una consulta liberal no tenía tantos aspirantes. Esta vez tiene siete: Aníbal Gaviria, Alfonso López Caballero, Alfonso Gómez Méndez, Cecilia López, Héctor Helí Rojas, Iván Marulanda y Rafael Pardo. Aunque todos, al igual que la propaganda del partido, coinciden en hacer campañas antirreeleccionistas, tienen visiones diferentes de la política y de lo que debe ser el futuro de su organización.

En una versión simplificada, podría decirse que los más opcionados para ganar la consulta están divididos en dos sectores. Uno liderado por César Gaviria, presidente del partido, al cual son afines Aníbal Gaviria y Rafael Pardo; y otro, cercano al ex presidente Ernesto Samper, en el cual están Alfonso Gómez Méndez y Cecilia López.

Cuando a estos últimos se les pregunta por qué Pardo está bien en las encuestas sobre la consulta, responden que su aspiración está favorecida por Gaviria. "Si el ex presidente no podía contener su preferencia, mejor que hubiera actuado como jefe de debate de Pardo, en lugar de Juan Fernando Cristo", dijo Gómez Méndez recientemente.

Pero más allá de su cercanía con Gaviria, la fuerza parlamentaria que lo acompaña es parte de lo que explica que su campaña esté a la delantera. El precandidato tiene el apoyo de 40 de 55 congresistas liberales y desde hace casi un año visita las regiones en su compañía.

En la competencia le siguen el ex fiscal Gómez Méndez, quien además de contar con voto de opinión tiene el apoyo tácito de figuras liberales como los gobernadores Horacio Serpa y Eduardo Verano de la Rosa; la senadora Cecilia López, quien poco a poco se ha ganado el corazón de las bases femeninas; y el ex gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, el más joven de la contienda.

En los corrillos del liberalismo la idea de que la consulta es una pugna de poder entre los ex presidentes Samper y Gaviria adquiere cada vez más fuerza. Incluso hay quienes dicen que en ella se definirá el futuro del liberalismo en Bogotá. Si ganan las fuerzas samperistas, la jefatura del directorio liberal de la capital podría quedar en manos de Piedad Córdoba. Si ganan las gaviristas, esta autoridad la podría tener el senador Juan Manuel Galán, pupilo del ex presidente.

En términos de las presidenciales, precandidatos como Gómez Méndez y Cecilia López ven en el Polo Democrático a un aliado casi natural del liberalismo, mientras otros, como Pardo, Aníbal Gaviria o Alfonso López considerarían, además del Polo, la posibilidad de participar en una consulta interpartidista con Cambio Radical.

Es muy probable que en la consulta los liberales lleguen a los dos millones de votos. Todo por cuenta de una inteligente estrategia de César Gaviria: convocar, para el mismo día, las elecciones de 150.000 delegados locales y regionales que definirán las listas de Cámara en 2010.

Hasta ahora, el letargo reeleccionista y la multiplicidad de precandidatos habían evitado que las propuestas de los aspirantes del Polo y el liberalismo adquirieran fuerza. Pero desde el domingo esto será diferente. De cada uno de estos partidos saldrá un candidato que tendrá un doble reto: representar una oposición propositiva y competir, a la vez, con un uribismo que, aunque dividido, electoralmente se predice avasallador.