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| Foto: Daniel Reina

JUSTICIA

Margarita Cabello Blanco, la ficha que perdieron los uribistas en la corte

El presidente Iván Duque movió de la Corte Suprema de Justicia la carta más importante que tenía para defender las posturas del Centro Democrático. Se espera que la magistrada Margarita Cabello Blanco presente su renuncia en las próximas horas para asumir como ministra de Justicia.

21 de mayo de 2019

No había pasado el efecto del tsunami político por la no extradición de Jesús Santrich y la renuncia del fiscal Néstor Humberto Martínez, cuando el presidente Iván Duque hizo un sorpresivo anuncio. Decidió aceptar la renuncia de la ministra de Justicia Gloria María Borrero, la cual estaba cantada desde hacía varios días, e informó que su reemplazo será la actual magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Margarita Cabello Blanco.

Que la magistrada Cabello esté en la baraja de los uribistas para los cargos más altos de la Rama Judicial no es una sorpresa para sus colegas. Fue ternada por el expresidente Álvaro Uribe para fiscal general en una elección que marcó historia en el choque entre la Corte Suprema de Justicia y el Gobierno. También fue ternada por Duque para ser designada como fiscal ad hoc en el caso Odebrecht; en este último postulamiento ella se declaró sorprendida ante sus colegas y declinó a la intención presidencial. 

La extrañeza al interior de la corte sobrevino porque los magistrados una vez más se enteraron del enroque por el anuncio del primer mandatario y no porque la magistrada socializara su decisión. Hasta el cierre de este informe, Cabello Blanco no había entregado la carta de renuncia a sus compañeros en la corte.

Aunque la magistrada concluye su periodo a mediados de este año, su partida supone la pérdida de un voto clave y minoritario que tenía el uribismo al interior de la corte. Y más de cara a las discusiones clave que se avecinan.

Para este martes no se prevé mayor controversia en el trámite que realizarán los magistrados en sala extraordinaria para aceptar la renuncia "irrevocable" que ya presentó el fiscal Néstor Humberto Martínez. Esta sala estaba originalmente programada para definir si Martínez se apartaba definitivamente de las 18 líneas investigativas de Odebrecht, solicitud hecha por él mismo fiscal y que al parecer ya contaba con un respaldo mayoritario. También el exdirector de la ANI Luis Fernando Andrade presentó recusación contra el fisca general por falta de garantías y le pide a la Corte que designe un fiscal ad hoc. No obstante, los planes cambiaron con la renuncia de Martínez y no habrá mayores controversias en tramitar su renuncia. 

Lo que sí comienza a ser un tema inquietante es quién entrará a ocupar el cargo más importante en la Fiscalía. En este contexto, hay magistrados que creen indebido que Cabello Blanco siga participando, temporalente, de las discusiones de la Corte Suprema cuando todo el país conoce de su transito al Ejecutivo.  

Actualmente el quórum de 23 magistrados que componen la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia está bastante disminuido. Hacen falta cinco magistrados, con lo que solo hay 18 sillas ocupadas. Y con la partida de Cabello Blanco quedan en 17, cuando son necesarios mínimo 16 votos para temas trascendentales como la elección de nuevos togados o del propio fiscal general.  De este modo algunas voces cercanas a la magistrada creen que es un voto decisivo en la elección del reemplazo de Martínez Neire, no obstante, varios de sus colegas consideran que su presencia no será crucial en las discusiones y que, al contrario, su salida podría facilitar los consensos. 

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En este contexto, la primera tarea que se proponen a superar los magistrados será la de llenar las vacantes de cinco magistrados que salieron del alto tribunal: se trata de los despachos de los penalistas José Luis Barceló y Fernando Castro, y la de los laboralistas Luis Gabriel Miranda y José Mauricio Burgos. También deben elegir reemplazo para Gustavo Malo, quien fue suspendido por la Comisión de Acusaciones y ahora responde en juicio ante la Corte Suprema.  

La magistrada Cabello llegó a esa dignidad después de una larga carrera en la Rama Judicial. Creció en Barranquilla y apenas se graduó del colegio decidió trasladarse a Bogotá a estudiar derecho. Su alma mater fue la Universidad del Rosario. Pero por razones personales, Cabello no pudo terminar la carrera en ese claustro. Cuando estaba en cuarto año, se devolvió a Barranquilla y se graduó en la Corporación Universitaria de la Costa. Su primer trabajo fue de estudiante como escribiente de un juzgado civil municipal. Apenas se graduó la nombraron juez penal del municipio de Sabanalarga en Atlántico. Desde ahí escaló todas las posiciones. Fue cercana al exprocurador Alejandro Ordóñez, trabajó durante su administración en el Ministerio Público como delegada de la Sala Disciplinaria de esa entidad. En el 2013 fue nombrada en la Corte Suprema.

Ocupó la presidencia de la corte en el 2016, el año de la firma del acuerdo de paz. Acompañada de la Sala Civil llegó a un pacto en bloque para oponerse a la firma de la paz entre el Gobierno Santos y las Farc. Quedó claro entonces que los magistrados civilistas coincidían con el uribismo y los representantes de la oposición que pidieron que la refrendación incluyera la consulta de los puntos más importantes del acuerdo al pueblo.  

Ese mismo año, este alto tribunal se enfrascó por meses en la elección del fiscal general. Estando ella en la presidencial de la corte terminó por salirle a anunciar al país que Néstor Humberto Martínez sería el jefe del ente investigador. Ahora, se espera que después de que se anuncie la aceptación de la renuncia irrevocable de Martínez, ella también presente la propia para que comience su traslado al ministerio. 

La misión número uno que enfrentará Cabello Blanco como Ministra de Justicia será ser la jefe de debate de la próxima reforma a la justicia. Aunque tiene interlocución con algunos sectores, también tiene muchos que marcan distancia a sus posturas. Al punto que se ve con escepticismo que sea ella quien logre conseguir finalmente el consenso que el país necesita para tener una mejor justicia.

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