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13 de octubre de 2002

El 1971 fue un año inolvidable para los amantes del deporte de las bielas. En ese año Cochise estaba ganaba en Barese el campeonato del mundo en 4000 metros. Mientras el país se regocijaba con esta noticia Alberto Botero y Yolanda Echeverri con un poco más de 6 meses de casados celebraban la noticia de su embarazo. Quien iba a creer que el ser que en esos momentos luchaba por juntar células llegaría a brindarle al país la misma alegría que Cochise logró, pero 30 años después.

Nació el 27 de Octubre, 10 días después de lo previsto con la piel de un cocodrilo escamoso y 3.500 gramos de peso.

Su llegada llenó de felicidad a toda su familia porque Santiago Botero era el primer nieto en las dos familias y el primer hijo. Sus inmensos ojos azules y su pelo de cabuya fascinaban. A los 20 días de nacido una gripa casi lo mata. Se le volvió bronquitis y más adelante le desencadenó una miocarditis que obligó a colocarle altas dosis de antibiótico y conectarlo a una pipeta de oxígeno. De esta afección le quedó una propensión a la bronquitis y tos alérgica.

Era de temperamento acelerado y comelón. Cuando pudo caminar lo montaron en un caminador que al poco tiempo volaba con él adentro. Cuando creció más era peleador con los otros niños y perseguía animales.

Su primera mascota se llamó Punto. Era un labrador dorado que por muchos años estuvo con él y salían juntos cuando montaba en bicicleta. (Hay foto de él con Punto)

Desde que tuvo el primer triciclo se le vio el gusto por la velocidad. Al poco tiempo le compraron su primera bicicleta, con rueditas y contrapedal, la que le dieron en un diciembre de traído del niño cuando tenía siete años. Al segundo día decidieron probar sin las ruedas auxiliares y cual fue la sorpresa cuando el pequeño Santiago salió como si nada fuera.

La próxima se la dieron cuando cumplió los 11 y era una de bicicros. Era una mongoose con la que se propuso subir una cuesta empedrada cueste lo que cueste y no importaba que disparara piedras a lado y lado. Mientras sus primitos miraban atónitos.

El pelo rubio que enloquecía a todos a él le generaba un gran desasosiego. Le chocaba ser tan vistoso y con frecuencia se cortaba el copete desesperado. A su mamá la amenazó que cuando creciera se iba a pintar el pelo de negro.

Sus hermanos se llaman Juan a quien le lleva 2 años y Daniel a quien le lleva siete años.

Se graduó a los 18 años después de haber perdido quinto de bachillerato y tenerse que pasar del colegio de los Benedictinos para el Jorge Robledo. Ya había pasado la historia de Lina Jaramillo su primera novia, que tenía finca cerca de la suya y fue su amor de adolescencia.

Desde quinto de bachillerato ya hacía ciclomontañismo y en sexto ganaba una carrera en Rionegro. A los 19 corrió el Clásico de Ejecutivos de El Colombiano e hizo una contrareloj que empezaba en la Universidad de Antioquia y terminaba en la Universidad de Eafit. En esa oportunidad hizo 47 kilómetros por hora y le metió tiempo a todo el mundo. Cuando terminó salió corriendo en trusa y pantaloneta a la facultad donde estudiaba administración de negocios para presentar un examen que su profesor no le quiso aplazar. Hasta que no terminó de hacerlo no supo que había ganado la carrera.

Un accidente que no puede olvidar. Tenía 20 años y se encontraba subiendo la Cía a las Palmas en Antioquia cuando un taxi que pretendía pasar a otro vehículo se le vino encima embistiéndolo. El golpe le generó un trauma craneal, una fractura de codo y una luxación en el hombro. Esto obligó a una intervención en la cabeza para extraerle un coágulo que lo dejó convaleciente dos meses. El apoyo de sus compañeros y profesores hizo que pudiera responder aún así por el semestre. Lo cierto es que cuando fue a la cita con el médico a pocos días del suceso le preguntó al médico si podía competir en el próximo clásico que se cumplía en mes y medio. De esto le quedó una gran huella, una amplia cicatriz en la cabeza.

Sus ojos claros y pelo rubio le viene de su abuela barranquillera Betty Salzedo, madre de su madre y de unas tías paternas del oriente antioqueño.

En su juventud era asiduo de los Toreros muertos y de los grupos de rock argentinos que empezaron la ola del rock en español incluyendo a Charlie García.

A Catalina Laverde, su esposa, la conoció en al Universidad de Eafit, desde que la vio le encantó y un día la llamó para visitarla. Ese día ella le dijo muy tranquilamente a su mamá que saldría con un ciclista.

Una amiga de Juancho su hermano le dijo un día a este: Y ese hermano tuyo ciclista? ¿eso no es muy mañé?

"Santiago se ha encargado de volvernos anormal todo." Dice Yolanda su mamá.

Todo con él ha sido una sorpresa. Una vez Antioquia no tenía quien la representara en los nacionales de pista y algunos dirigentes de la liga que lo vieron en unas competencias en Roonegro le propusieron que corriera en pista. Así lo hizo por quince días, con bicicleta prestada y sin conocer muy bien el cuento. Al cabo de los cuales salió para Pereira, allí no solo ganó sino batió el récord nacional y se anotó 4.34.

Uno de los momentos más duros de su vida los vivió cuando la UCI, (Unión Ciclística Internacional) decidió sancionarlo por tener un descuadre entre las hormonas testosterona y epitestosterona, lo normal es que el equilibrio de ambas de uno y en su caso el desequilibrio arrojaba cuatro y cinco. Esta circunstancia, aunque se comprobó que no era propiciada por ningún fármaco, sino de forma natural, le valió quedar por fuera ocho meses. Desde agosto del 98 hasta abril del 99.

Sin embargo esto no lo amilanó. El día después de la sanción estaba cogiendo nuevamente la bicicleta para entrenar como siempre. Desde entonces la UCI le hace regularmente exámenes.

Su vinculación con Kelme se dio en 1996. En el 95 fueron los campeonatos mundiales de Duitama y en esa oportunidad se hizo presente Pepe Quiles, el patrón del Kelme y Alvaro Pino, el director técnico del equipo. Entonces el médico Juan Darío Uribe les recomendó conocer a Santiago Botero y les mostró el récord que llevaba hasta entonces. Para el otro año lo recibieron como novato y sin salario con el fin de que comenzara el aprendizaje en el campo del profesionalismo. Así estuvo dos años. Al cabo de este tiempo viajó a correr en una vuelta a Chile donde ganó un prólogo.

Hoy por hoy lleva seis años y su contrato dura hasta diciembre del 2003. A pesar de ser este un año lleno de glorias para el grupo Kelme, lo cierto es que las cosas no andan tan bien. El equipo pasa por una mala racha económica que también ha golpeado al corredor de Colombia a quien le deben algunos salarios. Hay algunos otros equipos que le han hecho propuestas seductoras pero él no se ha podido mover de allí debido al monto de la cláusula de recesión. El Tema económico no es el único factor desmotivador que Santiago tiene en Kelme. El director técnico ha decidido privilegiar a Oscar Sevilla por encima de otros corredores de mejor mérito que este y eso ha dividido los ánimos del grupo.

Santiago es un profesional bien dotado, reforzado por una exigente autodisciplina, dedicación y afán de superación. Un escorpión, muy organizado, gran planeador y un poco mal genio. Es tímido y cauteloso para hablar. Le aterran los conflictos y la polémica. No es triunfalista

Catalina su esposa de 24 años, también administradora, ha sido un gran apoyo para él. Ha soportado sin chistar estos primeros dos años de matrimonio viviendo en un hostal y las sucesivas separaciones.

Sus padres se llaman Alberto Botero Restrepo y su madre Yolanda Echeverri Salcedo. El tiene una empresa de servicios y ella un taller de antiguedades y clínica de muebles.

Sus teléfonos son 412 58 23 y 412