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| Foto: Archivo Particular

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Por falta de asistencia médica, excombatiente de las Farc perdió su bebé en Meta

Aunque se amplió hasta marzo la alimentación y salud que ofrece el Gobierno en las zonas donde aún se concentran, los incumplimientos se están "volcando al abandono de los puntos de reincorporación".

11 de enero de 2018

A María Darcy le interrumpieron arbitrariamente su embarazo. Tenía cinco meses de gestación y aunque asistió juiciosa los controles médicos en Florencia, no pudo evitar que una complicación que no pudo ser asistida, le arrebatara la vida de su hijo.

La angustia comenzó este miércoles antes del mediodía. Sin explicación alguna y estando a mitad de su embarazo, comenzó a a sangrar. No había quién la atendía, ni cómo sacarla del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) que está a dos horas de La Macarena y San Vicente del Caguán.

"Los compañeros comenzaron a pedir ayuda con los campesinos de la zona. Aunque después de un rato consiguieron un carro para sacarla cuando llegaron a la vereda La Sombra perdió el bebé", cuenta uno de los hombres que está al frente del punto.

Aunque desde hace varios meses se delegó un médico, una auxiliar de enfermería y una ambulancia en el lugar, abandonaron el punto el 31 de diciembre. Ese día que vencieron los términos de su contratación y se fueron. Muy a pesar de que ese mismo día el presidente Juan Manuel Santos amplió hasta marzo los servicios de alimentación y salud en las zonas que ocupan buena parte de los excombatientes de las Farc.

“Determinando que es necesario dar continuidad al proceso de estabilización de los exintegrantes de las Farc que se encuentran en los ETCR, en la medida que las experiencias internacionales así lo demuestran y en aras de fortalecer la adhesión al proceso de reincorporación social y económica”, señaló el mandatario a Caracol Radio al decretar la ampliación.

Con ello, se brindará suministro de víveres secos y frescos y se garantizará el acceso al servicio de salud. Sin embargo, con el cambió de año y los trámites burocráticos, quienes acompañaban el proceso en la zonas las dejaron el mismo día. 

El problema, según relata otro de los excombatientes, es que "no hacen ni dejacen hacer". Ante la ausencia de terrenos para trabajar no pueden producir su propio alimento y aunque en tiempos de guerra ellos mismos solucionaban los problemas médicos, se comprometieron con que sólo personas especializadas harían las intervenciones quirúrgicas.

"Teníamos 40 personas que estaban pendientes de cirugía. Cerca de 24 son reparación de hernia inguinal, algo que nosotros podíamos hacer. Sin embargo, esperando que ellos hicieran algo se nos vencieron los medicamentos. Estamos peor que en la guerra. Pasó el año y no hicieron ni una cirugía", relató.

Las "zonas de reincorporación comienzan a colapsar". Más de 200 personas aún se concentran en este punto del Meta identificado como Urías Rondón, sin embargo muchos empiezan a contemplar la idea de dejar lo que han venido construyendo. ¿La razon? No hay como permanecer en la zona. Por eso, "unos se van a ir para donde su familia y otros dicen que no les cumplieron que se van a seguir la lucha en la disidencia".

"Todos los integrantes del @ETCRUriasRondon manifestamos que de no recibir respuestas concretas a las necesidades que nos afectan, nos veremos en la necesidad de abandonar este punto", señalaron a través de su cuenta de Twitter.

El sentir general es que aunque el Gobierno no puede sostenerlos eternamente, tampoco hay soluciones. No tener tierra para trabajar dificulta el proceso. Quizás por eso la situación es mucho más alentadora en dos zonas donde fomentan la agricultura y donde se unieron con los campesinos para emprender negocios compartidos.

"No hay tierras, no hay proyectos productivos y hay mucha migración de los compañeros intentando buscar trabajo (...) en este momento, por ejemplo, a la zona de Colinas no ha llegado la comida. Las plantas eléctricas no sirven y el pueblo está sin agua y sin luz", manifestó Mauricio Jaramillo. Agregó: "el acompañamiento de todos es clave porque nos compromete a todos. No podemos mandarlos al abismo, se están empujando a eso".

Estas dificultades son lógicas, pues el acuerdo es complejo y se necesita ajustar muchas tuercas para que la máquina de la paz funcione como debe ser. Sin embargo, el caso de María Darcy vuelve a poner el dedo sobre la llaga en el rumbo que ha tomado la reincorporación de los excombatientes.