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Los 400 bienes que perdieron tres organizaciones de mafiosos

Un narco holandés, unos joyeros en Bogotá y la familia de un capo de Cúcuta protagonizan las más grandes operaciones de extinción de bienes de la mafia de los últimos años.

24 de marzo de 2018

Amediados del año pasado la Policía de Holanda se comunicó con sus colegas de Europol y la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín). Informaron que acababan de terminar una operación en Ámsterdam, en la que arrestaron a un ciudadano holandés señalado de formar parte de una organización de narcotráfico que llevaba diez años introduciendo cargamentos de droga a ese país, Bélgica y Escocia.

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Contaron que el hombre estaba casado con una caleña llamada Lady Sánchez, quien junto a otros 5 colombianos conformaban la red. Aunque solo detuvieron al holandés y los demás escaparon, las autoridades europeas necesitaban ayuda de los investigadores de la Dijín para ubicarlos, pero principalmente para rastrear los bienes que compraron con dinero del narcotráfico. Los uniformados comenzaron la búsqueda junto con la Dirección Nacional de Fiscalías Especializadas de Extinción de Dominio. Después de meses encontraron que el narco holandés y su esposa tenían 350 bienes en 6 departamentos, que incluían hoteles, apartamentos, fincas y centenares de cabezas de ganado. En zonas exclusivas de Bogotá tenían condominios en donde, además, habían invertido grandes sumas en obras de arte. Todo estaba valorado en cerca de 14.000 millones de pesos que hace pocos días quedaron en manos de la Justicia.

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Por esas mismas fechas otra operación daba sus frutos. El año pasado la DEA descubrió en una bodega de mensajería en Cincinnati, Ohio, 320.000 dólares en efectivo camuflados en un rodillo industrial que tenía como destino Bogotá. Los agentes siguieron la pista y descubrieron que hubo otros 42 envíos similares por más de 13 millones de dólares. Parte del dinero pertenecía a la organización de dos narcos extraditados: Fran Tello, alias el Negro; y Severo Escobar, alias Junior, sobrino de Pablo Escobar. La DEA informó a la Dijín y empezaron a hacer la cacería de los bienes. Los policías localizaron dónde habían invertido parte de ese dinero. La organización compró almacenes de joyería en Bogotá y Ciudad de México, y algunos otros de fábricas de trofeos. Allí llegaban las máquinas, los tornos y rodillos importados con el dinero en su interior. Invirtieron parte de las ganancias en fincas cerca de Medellín, en Tabio y otros municipios de la sabana en las que gastaron más de 10.000 millones.

Casi simultáneamente fiscales y policías le quitaron más de 27 bienes a la familia de uno de los más temidos capos del nororiente del país. Se trata de Luis Pérez, alias el Pulpo, quien por más de una década fue el mayor narco de Cúcuta y la frontera. Con más de 50 homicidios sembró el terror hasta cuando lo asesinaron en 2012. Sin embargo, su familia y lugartenientes conservaron la fortuna que hizo con la droga. Lavaron ese dinero comprando empresas y propiedades en 3 departamentos. Pero todo eso terminó con una incautación hace pocos días por más de 15.000 millones de pesos. “Con la Unidad de Extinción de la Fiscalía se realizaron estas operaciones que son las más grandes de los últimos años y con las que se consiguió afectar estas estructuras del crimen organizado”, afirmó a SEMANA el director de la Dijín, general Jorge Vargas.

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Estos tres casos simultáneos superan los 40.000 millones de pesos en bienes que han perdido los narcos. Si bien los arrestos o extradiciones son importantes en la lucha contra las organizaciones mafiosas, no hay duda alguna de que estas acciones los golpean donde más les duele: el bolsillo.