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Están documentadas las visitas que Richard, ya como hombre libre, realizó a Puntilla en prisión para definir la táctica de retoma.

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La peligrosa narcoalianza en los Llanos

Capos y exparamilitares que salieron hace poco de la cárcel sellaron una temible unión para asumir a sangre y fuego el negocio del narcotráfico en el oriente del país.

18 de mayo de 2017

Durante varios años las autoridades antinarcóticos colombianas y estadounidenses estuvieron tras alias Puntilla. Era considerado uno de los últimos grandes capos y el remplazo de Daniel ‘el Loco‘ Barrera, extraditado en 2012. Con varios procesos penales en su contra fue capturado en abril de 2016. Fue considerado uno de los grandes éxitos en la historia reciente de la lucha contra el narcotráfico y recluido en la cárcel de Cómbita. Sin embargo hace poco la alegría de los agentes antidrogas de Colombia y Estados Unidos por sacar de las calles a este hombre terminó convertida en una gran frustración y en una vergüenza para la justicia.

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A mediados de abril pasado gracias a una serie de extrañas dilaciones por parte de los fiscales, Puntilla solicitó su libertad. Iba a cumplir un año detenido y, en un hecho que pocos entendían, la Fiscalía nunca lo llevó a juicio. Y en no pocas oportunidades los fiscales no iban ni siquiera a las audiencias. Por eso, un juez ordenó su libertad por los procesos de homicidio, concierto y tráfico de narcóticos que había en su contra.

Cuando Puntilla salió del penal de máxima seguridad y estaba a pocos metros del establecimiento, nuevamente fue detenido y le notificaron que tenía otros procesos por tráfico de armas y desaparición forzada. Hasta ahí parecía que se había logrado evitar que regresara a las calles. Sin embargo, otro juez ordenó nuevamente dejarlo en libertad argumentando que el procedimiento por medio del cual fue notificado del nuevo proceso fue equivocado.

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Según el togado las autoridades tenían que informarle al capo de este requerimiento dentro del penal. Gracias a esa argucia Puntilla quedó libre. Unas horas después se libró una nueva orden de captura. Pero ya era tarde. El capo había huido y ahora las autoridades deben empezar a buscarlo nuevamente.

Este episodio bien podría ser uno más en la extensa lista de vergonzosos casos de la justicia colombiana. Lo grave, fuera del hecho de haberlo dejado libre, es que Puntilla y otros viejos aliados se han unido en una macabra alianza para volver a dominar a sangre y fuego los negocios ilegales en el oriente del país.

El socio Richard

Como suele ocurrir, la cárcel más que un castigo es una oportunidad para forjar nuevas alianzas y negocios. Y eso fue lo que ocurrió con Puntilla y sus nuevos aliados. En enero de 2016 recobró la libertad por pena cumplida un temido exparamilitar que actuaba en los Llanos Orientales conocido con el alias de Richard. Sin perder tiempo este hombre viajó a Vichada y se contacta con exintegrantes de bloque paramilitares como Erpac y Meta.

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Apoyado por un ganadero investigado por narcotráfico de apellido Gutiérrez, Richard les propuso a los exparamilitares retomar todo el dominio del negocio del narcotráfico y las extorsiones, actividad que estaba atomizada y en cabeza de pequeños exparas y narcos ascendentes. La estrategia era simple. Aniquilarlos a todos. También contó que otra de las personas que hacia parte de esa estrategia era Puntilla, quien para ese momento aún estaba en la cárcel de Cómbita. De hecho están documentadas incluso las visitas que Richard, ya como hombre libre, realizó a Puntilla en prisión para definir la táctica de retoma.

Esa alianza forjada entre Puntilla, Gutiérrez y Richard implicó un componente militar y sicarial comandado por alias Tigre, otro expara, encargado de realizar las vendettas y los asesinatos. Fue así como durante varios meses empezaron una serie de asesinatos selectivos en los departamentos de Meta, Vichada y Guaviare. Muchos de los muertos eran inocentes o personas que intentaron denunciar lo que estaba ocurriendo, entre ellos algunos líderes sociales locales.

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Otros de los blancos fueron integrantes de antiguas estructuras que no se quisieron sumar a las filas de esta triple alianza de capos. También se ordenó la muerte del algunos exjefes paramilitares que cumplían sus condenas y estaban alejados de esa naciente guerra. Con ello el objetivo de Puntilla, Gutiérrez y Richard era impedir que una vez esos exjefes paras recobraran la libertad por pena cumplida retornaran a la zona.

De hecho a finales del año pasado dos guardianes del Inpec fueron asesinados cuando la camioneta en que iban fue atacada a tiros de fusil. Los sicarios pensaron que en el interior viajaba alias Soldado a cumplir una diligencia judicial. Pero ese día este exparamilitar no iba en el vehículo porque a última hora se canceló la audiencia a la que debía ir en Granada, Meta. Algo que no supieron los sicarios.

En los últimos meses la situación no ha cambiado mucho en el oriente del país. La estrategia de unificarse en un gran cartel, ideada por Puntilla, Gutiérrez y Richard fue ganando terreno a sangre y fuego. Lo poco que había demorado que esta situación empeorara era el simple hecho de tener tras las rejas a Puntilla. Ahora, gracias a las increíbles actuaciones de la justicia, este capo está libre y junto con Richard y sus otros socios tienen el camino libre para terminar de fortalecer esa macabra alianza que tendrá graves consecuencias en esa región del país.