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Impiden ingreso del presidente de Fecode a negociación con Gobierno por camiseta que dice “Paren la masacre”
Nelson Alarcón, presidente de Fecode, con la camiseta blanca | Foto: SEMANA

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Video: Nelson Alarcón, de Fecode, dice que “esto es para llegar al poder en 2022”

El integrante de la Federación Colombiana de Educadores también dijo que “mal haríamos hablar por los jóvenes de primera línea porque hoy nosotros no somos los voceros”.

10 de junio de 2021

En medio de las jornadas de paro que se adelantan en el país desde el 28 de abril pasado, se conoció una intervención de Nelson Alarcón, ejecutivo de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), con varias personas que lo rodeaban. “Mal haríamos hablar por los jóvenes de primera línea porque hoy nosotros no somos los voceros. Y eso hay que dejarlo claro, ellos son los voceros de ellos mismos legítimamente. ¿Qué les hemos dicho? Intégrense al Comité Nacional de Paro”, aseveró.

Ahora bien, aunque Fecode ha señalado que la movilización nacional no tiene fines políticos, Nelson Alarcón les asegura a los presentes que sí hay una intención política. “Y esa es una de las tácticas. Aquí tenemos que robustecer el movimiento. Esto es de largo aliento, esto es para llegar con miras a 2022 y seguir mucho más allá, para derrotar al Centro Democrático, para derrotar a la ultraderecha y llegar al poder en 2022. Eso es de largo aliento y entonces tenemos que cambiar la táctica y frente a esto hay posibilidades, por supuesto, de que tenemos que cambiarla desde los maestros”, agregó Nelson Alarcón.

Vea la grabación de Nelson Alarcón

Las declaraciones de Alarcón se conocieron luego de una nueva jornada de protestas en Colombia, algunas con alteración de orden público, y de un informe según el cual muchas de las personas reportadas como desaparecidas durante el paro en realidad no lo están.

Miles de personas volvieron a protestar este miércoles en Colombia contra varias políticas gubernamentales durante una visita extraordinaria de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que evalúa la situación tras casi mes y medio de una crisis con decenas de muertos y miles de heridos.

“Necesitamos oportunidades, necesitamos que la educación, que la salud, sea un derecho, que no sea un privilegio”, dijo la estudiante Sofía Perico, de 15 años, mientras se movilizaba. La joven protestó con su familia frente al Hotel Tequendama, en el centro de Bogotá, donde miembros de la CIDH sostenían una reunión en el marco de su visita al país, que termina el jueves. Pacíficas y coloridas durante el día, las manifestaciones devinieron en fuertes choques con la policía al caer la noche en la capital y las principales ciudades del país, como sucede desde hace seis semanas.

En el suroeste, epicentro de las movilizaciones, la policía informó sobre cinco uniformados heridos en los disturbios, dos de ellos por un “explosivo improvisado”. En pleno auge de contagios y muertes por covid-19, los manifestantes se toman las calles para exigir el cese de la represión policial y un Estado más solidario ante los estragos causados por la pandemia, que hundió en la pobreza a 42% de los 50 millones de habitantes.

En Bogotá, un grupo de indígenas intentó derribar con cuerdas las estatuas de Cristóbal Colón y la reina Isabel la Católica ubicadas sobre una avenida que conduce al aeropuerto El Dorado, en una expresión simbólica que ha atravesado las protestas. “Hoy estamos aquí para denunciar estos crímenes de lesa humanidad que se cometieron hace más de 500 años, que se siguen cometiendo hoy, las formas de gobernar y de reprimir al pueblo siguen siendo las mismas”, dijo el indígena Édgar Velasco, de 36 años de edad, que protestaba junto a los monumentos ya acordonados por la fuerza pública.

El estallido social que comenzó el 28 de abril contra un alza de impuestos -ya archivada- se transformó en un movimiento de protestas diarias con jornadas más concurridas que otras, bloqueos viales y cruentos enfrentamientos entre civiles y la fuerza pública. Al menos 61 personas han muerto desde que iniciaron las protestas, según autoridades y la Defensoría del Pueblo. Dos de ellos eran uniformados. Cerca de 2.400 civiles y policías fueron heridos en las manifestaciones, de acuerdo con el ministerio de Defensa.

Manifestantes “fracturados”

La organización más visible de los manifestantes, que no representa a todos los sectores inconformes, suspendió el domingo las conversaciones que mantenía desde principios de mayo con el gobierno del presidente Iván Duque. “La solución inmediata debe ser una mediación” porque “estamos internamente fracturados”, lamentó el profesor Israel Perico, quien protestaba en Bogotá.

De acuerdo con la policía, 24 cortes de ruta, bloqueos, persisten y afectan principalmente a tres departamentos del suroeste del país, donde ha habido desabastecimiento y ataques a misiones médicas. En el país que es meca del mejor café suave del mundo, las exportaciones del grano cayeron un 52% en mayo debido a estos bloqueos viales, según la Federación Nacional de Cafeteros. “El pueblo sencillamente ya no aguanta más”, exclamó el docente Dernir Galvis en Bogotá.

Ahora bien, en el marco de las moviizaciones que tienen lugar desde el 28 de abril pasado, se han reportado varias personas como desaparecidas. Tras su supuesta desaparición, las autoridades han puesto en marcha las pesquisas para establecer qué sucedió. Sin embargo, varios de estos supuestos desaparecidos hablaron y señalaron que nunca lo han estado y no entienden cómo terminaron en una lista de semejantes características.