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¿Pedro Juan en Palacio?

Contra viento y marea el Presidente está decidido a nombrar en un cargo clave a su antiguo colaborador en seguridad y amigo, Pedro Juan Moreno.

19 de julio de 2002

Una de las decisiones políticas más difíciles para el presidente Alvaro Uribe Vélez está relacionada con Pedro Juan Moreno. Uribe se ha caracterizado por actuar por convicción y no pararles bolas a las opiniones de terceros. Si a esto se suma su condición de ser amigo de sus amigos, lo previsible es que Moreno, su antiguo secretario de Gobierno en Antioquia, acabe siendo el zar de la seguridad.

El problema es que Moreno se ha convertido en un símbolo de extrema derecha y ha llegado a ser caricaturizado como una especie de 'rambo' colombiano. Uribe, quien trabajó hombro a hombro con él manejando problemas de orden público durante tres años en Antioquia, considera que sería la clave que él requiere para la guerra que se avecina.

Lo curioso es que Pedro Juan Moreno era un total desconocido en el país hasta que tres periodistas lo pusieron de moda: Mauricio Vargas, Roberto Posada, D'Artagnan, y Antonio Caballero. Teniendo en cuenta que se trata de tres de las plumas más influyentes del país el problema para Alvaro Uribe no ha sido fácil. Sin embargo considera que él lo conoce y sus críticos no, y que eso es lo definitivo.

La primera en abrir fuego fue la revista Cambio. En un artículo titulado 'Rajados en química', publicado el 24 de mayo de 1999, sostuvo, con base en un informe del entonces director Antinarcóticos de la Policía, coronel Leonardo Gallego, que la empresa GMP Productos Químicos de Medellín, de propiedad de Pedro Juan Moreno, estaba siendo investigada por un cargamento de permanganato de potasio que le fue retenido en California, Estados Unidos. En el mismo informe oficial que fue enviado a la DEA en California se decía que los insumos pertenecían a Gilberto Moreno Peláez "reconocido como jefe de una red internacional de traficantes de precursores químicos con destino a los paramilitares en Colombia". Moreno Peláez, un industrial antioqueño, era el padre de Pedro Juan Moreno y había muerto hacía 35 años. Ahí comenzó para Moreno un calvario que no ha parado hasta la fecha.

El artículo fue recogido años después por Antonio Caballero y Roberto Posada. D'Artagnan no sólo recordó este episodio en una de sus columnas sino que lo calificó como "una persona muy complicadita, pero por desgracia igualmente cercana a los afectos del nuevo Presidente. Un tal Pedro Juan Moreno, que tanto merodea en la campaña, por sus nexos paramilitares, lo que muy flaco favor le hace hoy a la causa uribista. Independiente de que ha vivido armado hasta los dientes".

Antonio Caballero en su columna, criticando el sanedrín del candidato Uribe, se refirió a Moreno en los siguientes términos: "Su ministro del Interior, in pectore, Pedro Juan Moreno, que fue su secretario de Gobierno en la gobernación de Antioquia cuando se organizaron todas las 'Conmorir'. No lo habrán visto en las fotos, porque no sale casi. Es un señor aficionado a los caballos que carga siempre dos granadas de mano en la guantera del carro y para relajarse del estrés pone en el tocadiscos marchas militares".

Los anteriores escritos le dejaron a Moreno la fama de tener nexos con el narcotráfico, con los paramilitares y de ser un matón camorrista.

Lo primero, el nexo narco, resultó falso. Lo segundo, lo del paramilitarismo, no parece tener fundamento. Y lo tercero, lo de camorrista, eso sí no es tan fácil de desvirtuar.

Moreno es un hombre de negocios exitoso y heredero de una gran fortuna. Su firma GMP importa 1.200 productos químicos, uno de los cuales es el permanganato de potasio. La acusación contra él giraba alrededor de que ese producto es utilizado para procesar cocaína.

En realidad el permanganato de potasio es utilizado en la industria cervecera, en la producción de acero, brillo de metales, tratamiento de aguas y en muchas otras actividades diferentes a la producción de cocaína.

La firma de Moreno, fundada por su padre en 1938, es prestigiosa en el país y nadie de la clase dirigente antioqueña le da la menor credibilidad a que él pueda estar metido de intermediario en asuntos de narcotráfico.

El caso de los precursores químicos fue probablemente un error cometido originalmente de buena fe por el coronel Leonardo Gallego cuando era director de Antinarcóticos de la Policía. Pero por no rectificarlo ante la DEA quedó en el aire sin aclaración durante mucho tiempo.

Ese malentendido volvió a Moreno Villa un obsesionado, a tal punto que le ha dedicado buena parte de su tiempo y de su plata a perseguir jurídicamente a todos los que se han metido con su honra y la memoria de su padre. Hoy cursan 78 procesos judiciales en la Fiscalía instaurados por él, dos de los cuales son contra Mauricio Vargas y D'Artagnan. También están incluidos en esta lista los generales Rosso José Serrano y Leonardo Gallego, entre muchos otros.

Hoy el general Serrano, quien era el director de la Policía cuando esta entidad acusó formalmente a Moreno y a su empresa, reconoce en privado que con él se cometió una enorme injusticia. Ya la Fiscalía lo absolvió y la DEA le devolvió definitivamente a GMP la mercancía incautada. Sin embargo, por cuenta de la leyenda negra que se creó , cada vez que se habla de Pedro Juan Moreno en el Congreso de Estados Unidos dos o tres congresistas manifiestan su preocupación de que forme parte del gobierno de Uribe una persona con esa reputación.

El segundo cargo que ha tenido que soportar Moreno es el de ser simpatizante del paramilitarismo. Este tiene su origen en la asociación que se hace de su gestión como secretario de Gobierno de Antioquia con las controvertidas Convivir. Al respecto aclara que estas organizaciones fueron creadas por César Gaviria y reglamentadas por Ernesto Samper. Cuando Alvaro Uribe y él llegaron a la Gobernación de Antioquia ya existían en el departamento y ellos las impulsaron dentro de su marco legal. Agrega que de las 69 convivires que hubo en Antioquia sólo hubo problemas con una, de nombre Acepal, que existía cuando él y Alvaro Uribe llegaron a la Gobernación. Unos miembros de ésta extorsionaban comerciantes y por eso Uribe y él la cerraron.

Pero esto para él es un caso aislado que fue sancionado en su momento. En términos generales el binomio Uribe-Moreno tuvo muy buenos resultados en materia de orden público, sobre todo en la pacificación de Urabá.

Si bien Moreno ha podido desvirtuar las acusaciones contra él de narcoparamilitar, no sucede lo mismo con su fama de camorrista. Los que lo defienden sostienen que no es un matón sino un 'duro' y que ese temperamento es el que se requiere para derrotar a la subversión. El, por su parte, señala que aquí confunden tener carácter con ser matón y que él no está dispuesto a dejarse faltar al respeto por nadie.

Agrega que así como el Establecimiento no tiene que cederle espacio a la guerrilla, tampoco él tiene que cederle espacio a quienes lo calumnian.

En cuanto a las historias de que anda con granadas, subametralladoras y cosas de esa naturaleza, aclara sin rodeos que siempre anda armado y que tiene escolta. Por lo tanto, si va a la embajada británica a una cita de trabajo, no es que le decomisen granadas como afirma D'Artagnan, sino que entrega la pistola a la entrada y la recoge a la salida.

Moreno sostiene que anda con tanta protección como consecuencia de los enemigos que acumuló como secretario de Gobierno de Antioquia. Esos son muchos dentro de la subversión y uno que otro en la clase política. Al convertirse en el hombre fuerte de la gobernación de Uribe los enemigos políticos del hoy Presidente se volvieron enemigos de él.

En el sector empresarial la cosa es diferente. En ese medio se le reconocen los éxitos en seguridad del ex gobernador Uribe y se le atribuye buena parte de éstos a la gestión a su secretario de Gobierno.

Todos estos antecedentes son importantes ahora que existe la posibilidad de que Pedro Juan Moreno acabe ocupando uno de los cargos clave del país en materia de seguridad. La reputación de hombre 'duro' que lo acompaña no es bien recibida en algunos sectores del país, particularmente los de izquierda, ni en las ONG internacionales. Sin embargo, teniendo en cuenta que Uribe sabe de manejo del orden público, el hecho de que se la juegue por Moreno significa mucho. Lo mismo hizo con Fernando Londoño, con el general Jorge Enrique Mora, comandante general de las Fuerzas Militares, y con el general Teodoro Campo, director de la Policía, cuyos nombramientos fueron temas de gran controversia. Si eso sucedió con personas que eran mucho menos cercanas a él que Pedro Juan Moreno, no hay que pensar que le va a temblar la mano para llevar al gobierno a uno de sus mejores amigos. De por sí ya se habla del Centro Nacional de Inteligencia, Cenit, el nuevo organismo propuesto y diseñado por Moreno, que de funcionar va a centralizar todas las informaciones de seguridad y dependerá en forma exclusiva del Presidente de la República.

Esta iniciativa ha tenido alguna resistencia entre las diferentes fuerzas por celos institucionales y Uribe no ha tomado aún una decisión definitiva al respecto. Pero de lo que sí no hay duda es que ya sea en el Cenit o en otra parte, tarde o temprano los colombianos tendrán su Pedro Juan por un buen rato.