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| Foto: Archivo SEMANA

PROCESO DE PAZ

Primera propuesta de Uribe, amnistía a los rasos de las FARC

Álvaro Uribe se pronunció en el Senado como ganador del plebiscito. Reiteró su voluntad de diálogo, pero se pregunta si el presidente Santos también la tiene.

3 de octubre de 2016

“Tenemos toda la voluntad de diálogo”. Esa ha sido una de las frases más repetidas por el senador Álvaro Uribe desde cuando el No a los acuerdos de La Habana ganó con el 51 % de los votos en el plebiscito del 2 de octubre. La mencionó en Rionegro, en su discurso de victoria, lo ha hecho en la radio y la televisión, la repitió en la plenaria del Senado, donde el guayabo por el veredicto de las urnas aún es evidente, y no ha permitido que se apruebe el proyecto de ley sobre el monopolio de renta a los licores.

Pocos ánimos hay para legislar este lunes, por lo que los senadores han pedido la palabra para pronunciarse sobre las consecuencias del plebiscito. Uribe pidió la palabra, luego de que Roy Barreras, antiguo aliado y ahora férreo contradictor, lo felicitó públicamente por el resultado de la jornada de votación.

“Tenemos toda la voluntad de diálogo”, insistió. Pero les preguntó al resto de senadores: “Ustedes que se han reunido en privado, ¿hay disposición en el gobierno y en el presidente (Juan Manuel Santos) de escuchar?”

Uribe cree que no existe. “Hicimos un esfuerzo de diálogo muy grande, con el doctor De la Calle, pero nunca se nos escuchó”. Se refería a los intentos de diálogo pasados, a las veces que el Gobierno tendía puentes, pero que nunca llegaron a nada en concreto. El país llegó polarizado a las urnas, y el acuerdo de paz no estuvo arropado del pleno consenso nacional, como era lo deseable. “¿Hay disposición de escuchar para introducir modificaciones al acuerdo?”, se preguntó el jefe del Centro Democrático. La respuesta es tan difusa como la incertidumbre que en estas horas reina en el país.  

Pero lo que todos los partidos, y el país en general, esperaban de su pronunciamiento en el Senado no eran reproches al Gobierno, críticas al acuerdo de paz, desafíos a las FARC. Se reclamaban propuestas. “La pelota está en el terreno del Centro Democrático”, insistieron varios congresistas. Uribe lanzó sus primeras propuestas, inmediatas, con las que cree que se podría resolver la actual crisis de la paz.

Primero saludó la comisión para el diálogo nacional propuesta por el Gobierno. Nombró oficialmente a Iván Duque, Carlos Holmes Trujillo y Óscar Iván Zuluaga como parte del Centro Democrático, pero pidió que se incluya a los voceros del expresidente Andrés Pastrana, del exprocurador Alejandro Ordóñez, de la conservadora Marta Lucía Ramírez, pastores de las iglesias. Todos los sectores del No.

Ellos dialogarían con el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle; la ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, y el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas. Ellos integrarán la comisión del Gobierno que escuchará a los sectores del No.

Pero Uribe también propuso que el Senado, de igual forma, instalara una comisión para dialogar con el Gobierno y los voceros de las FARC “para que se consolide un estatus de no violencia inmediato”. Admitió que con las treguas unilaterales y el cese del fuego bilateral se han disminuido algunos delitos, pero cree que otros, como el narcotráfico, se han incrementado.

Uribe también reclamó protección efectiva a los miembros de las FARC y que se le dé garantías al país de que no va a haber violencia.

Propuso que dentro de las facultades del Gobierno en materia de orden público se les conceda la amnistía a aquellos miembros de la guerrilla que no estén incursos en delitos atroces, de narcotráfico o de lesa humanidad. “Amnistía para los amnistiables”, a la luz del ordenamiento jurídico, aquellos que dentro de la lista de 5.700 guerrilleros que esta en manos del general Javier Flórez, quien integraba la comisión de implementación de los acuerdos, sólo tuvieran el delito de rebelión.

Nada novedoso. Como se lo recordó el negociador Barreras, el acuerdo de La Habana contempla la mayor amnistía posible para quienes no incurrieron en delitos atroces. 


Uribe también le propuso al Gobierno tramitar de forma urgente un proyecto de ley que dé alivio judicial a los integrantes de las Fuerzas Armadas comprometidos en procesos e investigaciones en la justicia ordinaria.

Por lo menos, el lenguaje que imperó en la primera sesión plenaria posplebiscito estuvo lejos de la pugnacidad que marcó la campaña por el Sí y el No. Uribe no reclamó parte de victoria y dijo que su batalla fue “por profundas convicciones” y por reconquistar el poder. Algo que cuestiona Roy Barreras al señalar que ofreció como interlocutores a sus tres precandidatos presidenciales. “El momento del país es difícil. (…) Queremos proceder con prudencia, pedimos sensatez”.

El senador Juan Manuel Galán propuso un “encuentro directo” entre Santos y Uribe “para salvar el proceso de paz”. Un escenario que se advierte lejano. Roy Barreras insistió en que el diálogo con el uribismo debe ser inmediato y sus resultados se deben conocer en menos de dos semanas, pues considera que el proceso de paz con las FARC no admite dilaciones.

El acuerdo con la guerrilla parece cerrado, o por lo menos así lo califican los sectores políticos afines al Gobierno. El uribismo insiste en “corregirlos”. Ese será el pulso inmediato. Por el momento, el expresidente Uribe propone mantener el cese del fuego, otorgar amnistías inmediatas y proteger la vida de los jefes de las FARC.