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El duro agarrón de los conservadores por el plebiscito

David Barguil y Mara Lucía Ramírez se enfrentaron en twitter por la posición que debería tener el partido frente a esa decisión. La pugnacidad sube de tono y la distancia entre los dos sectores es cada día más grande.

30 de julio de 2016

La decisión sobre qué hacer ante el plebiscito –votar ‘Sí‘ o ‘No‘ o abstenerse- ha sido difícil para todos los partidos que tienen sentimientos encontrados frente al proceso de paz o hacia el gobierno de Juan Manuel Santos. Solo La U y los liberales están entusiasmados por el ‘Sí‘. En la izquierda, el Polo y los verdes están diseñando una campaña de ‘Sí‘ a la Paz que no implica dejar la oposición al gobierno. En la derecha, los uribistas han enfrentado una encrucijada del alma entre el No y la abstención –que definirían el miércoles por el ‘No‘–, y el Partido Conservador sigue deshojando la margarita.

La mayoría de los parlamentarios azules están por el ‘Sí‘, y lo más probable es que esa sea su posición final. Pero no les ha sido fácil decidirlo. La dificultad radica en la división que desde hace tiempo es evidente en las toldas frente al gobierno. Un sector está abiertamente con él –que incluye a los principales senadores de ese origen- y otro está en la oposición. Este último se siente con especial fuerza en la Cámara, y tiene dos jefes de permanente impacto mediático: el expresidente Andrés Pastrana y la excandidata presidencial Marta Lucía Ramírez.

En medio de esos dos sectores, el director del partido, David Barguil, se ha mantenido a flote al mantener una actitud conciliadora con cada uno de ellos. Se trata tal vez del más joven director que ha tenido ese partido bicentenario y una figura con indudable proyección futura. En su llegada al cargo jugó un papel decisivo el apoyo de la candidata Marta Lucía Ramírez, pero en su trato con las bases se ha encontrado con la necesidad de tender puentes con el gobierno, la presencia de ministros azules en el gabinete, el interés de algunos sectores de las bases con el proceso de paz, y la mermelada que beneficia a algunos congresistas.

Pero a Barguil le llegó su momento de decisión por el inminente acuerdo del gobierno con las Farc y por la actitud que debe asumir su partido frente al plebiscito. El director se fue por el camino de apoyar la paz, y asistió al acto en La Habana para la firma del cese al fuego y a la reunión convocada por el gobierno para la conformación del comité político del ‘Sí‘. Para darle manejo a la situación, estuvo a favor de postergar la convención nacional del partido para después del plebiscito e invitar a los negociadores del gobierno –encabeza
dos por Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo- a un encuentro con la bancada azul para oír explicaciones, formular inquietudes y hacer preguntas. Con esos elementos de juicio, la bancada tomaría la decisión.

Y todo indicaba que se irían por el ‘Sí‘. Sin embargo, Andrés Pastrana y Marta Lucía Ramírez lanzaron, cada uno por su lado, una ofensiva para frenar ese escenario. El expresidente envió una dura carta a la reunión en la que afirmaba que el plebiscito es espurio –lo llegó a denominar “golpe de Estado”- y que, en consecuencia, la colectividad se debía comprometer con el ‘No‘. Ramírez, desde Nueva York, por su parte, se cruzó mensajes de Twitter con David Barguil de un tono más que subido, que sobre todo llamaron la atención por el hecho de provenir de dos personas que hasta hace muy poco jugaban como aliados.

La decisión quedó postergada. La carta de Pastrana tuvo efectos entre algunos de los presentes que lo ven como un jefe natural y en algunos sectores que tienen reservas sobre la negociación de La Habana. Algunos, incluso, ya piensan en las presidenciales de 2018 y preferirían formar parte, en una eventual segunda vuelta, de una coalición de derecha. De todas maneras el sector gobiernista todavía es mayoritario y considera que la mejor alternativa para el partido es ir a las próximas elecciones con la mermelada del Estado y que asumir la bandera del ‘No‘ es sacar a los azules de una foto histórica –la de la firma de la paz- que va a tener repercusiones en la política durante muchos años. En una palabra, no entienden que un partido que ha tenido a dos presidentes –Belisario Betancur y Andrés Pastrana-, que además se la jugaron por la paz, se margine ahora del tren de la historia. El proceso, definitivamente, está como para alquilar balcón.