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Jorge Enrique Bernal Castro, William Cañas Velasco, Carlos Alberto Bernal Castro y Wilber Cañas Velasco. | Foto: BBC Mundo

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El increíble pleito judicial detrás del “cambiazo” de gemelos

Hace tres décadas cuatro gemelos fueron trocados al nacer en Bogotá. El caso impresionó a 'The New York Times' y va rumbo a ser un pleito inédito contra la Nación. ¿Con cuánto debe el Estado repararlos?

20 de noviembre de 2016

El 21 diciembre del 1988 nacieron en el hospital Materno Infantil de Bogotá una pareja de gemelos sietemesinos, William y Jorge. Un día después, en Santander, otra pareja de gemelos también prematuros llegó al mundo: Wílber y Carlos.

Estos últimos, por un problema de salud, tuvieron que ser trasladados a Bogotá al mismo hospital donde estaban Wiliam y Jorge. Y por uno de esos errores inexplicables, fueron trocados en la clínica y enviados a familias diferentes que nunca notaron que los dos bebés no eran verdaderamente hermanos de sangre.

El reencuentro se produjo por una casualidad del destino. Una joven le comentó a su amigo de oficina el inmenso parecido que tenía con él uno de los carniceros de su barrio. El caso fue retratado por el programa Séptimo Día y fue una de sus emisiones más vistas en ese año. Luego, el diario The New York Times hizo un extenso reportaje sobre ellos.

La historia es increíble y parece no terminar. El caso acaba de llegar a los tribunales y anticipa generar uno de los más apasionantes debates jurídicos que se han vivido en esa alta instancia.

Muy probablemente la sentencia que produzca esta historia será un hito en la jurisprudencia, pues no hay antecedentes en Colombia de una condena contra la Nación por hechos similares. Por un lado, la Justicia tendrá que analizar el tipo de reparación que merecen los cuatro jóvenes, pero por otro, también estudiar el componente científico que este implica.

Desde la publicación en Séptimo Día, algunos científicos han querido seguirles la pista a los cuatro jóvenes para analizar qué tantos comportamientos y rasgos son por herencia y qué tantos por entorno. Como destacó la psicóloga Yesika Montoya, trabajadora social en la Universidad de Columbia al diario The New York Times: el caso es como una especie de muñecas rusas que se abre una, y en su interior hay otra más, y otra, y otra.

Lo que pasó hace casi tres décadas ha tenido que ser reconstruido como un rompecabezas. La Corte tendrá que llamar enfermeras que en su momento trabajaron en el hospital y que los buscaron ante la noticia en los medios de comunicación. “Al parecer, lo que sucedió es que se les cayó la pulsera a uno y a otro, las que los han buscado apenas atinan a decir que se les cae la cara de la pena”, indicó una fuente cercana al caso.

Los gemelos –por su parte- no creen que detrás de este drama haya dolo, mala intención o interés de perjudicarlos por parte de los empleados del hospital. La conclusión de los cuatro apunta más a que para esa época los controles de identidad eran menos avanzados, no se hicieron pruebas de ADN y los métodos eran insuficientes para haber detectado el error en ese momento.

El caso va en etapa de conciliación. En una primera audiencia el Estado se negó a aceptar las pretensiones. Los gemelos piden por daño moral 200 salarios mínimos y por daño material para dos gemelos que fueron separados de sus familias biológicas, William y Jorge, 115 salarios mínimos. Esta última pretensión está calculada con base a lo que habría podido llegar a conseguir William, quien creció en el campo (se dedicó a la carnicería) en relación con Jorge, que creció en la ciudad y logró estudiar ingeniería mecánica.

El Hospital Materno Infantil está en liquidación, por lo que las pretensiones fueron dirigidas al Ministerio de Hacienda, al Distrito, a la Beneficencia de Cundinamarca, la Gobernación de Cundinamarca, al mismo hospital y al Ministerio de Salud. Sin embargo, en la audiencia de conciliación las entidades aseguraron que no tienen responsabilidad en lo ocurrido.

Ante la respuesta institucional, la Procuraduría 132 para asuntos administrativos pidió suspender la audiencia bajo la advertencia de una alta probabilidad de perder el caso ya que hay afectación de derechos fundamentales que no pueden quedar desprotegidos. En diciembre se sabrá si el Estado accede a indemnizar de manera voluntaria o el caso pasa a demanda.

Pocos casos en el mundo lograron, a través de fallos, millonarias indemnizaciones por los daños causados por “cambiazos” en el nacimiento. En Francia, por la confusión de dos bebés descubierta 10 años después, el tribunal de Grasse en el 2015 ordenó una reparación de 1,88 millones de euros (6.300 millones de pesos). Hay antecedentes en Estados Unidos, Italia, Rusia.

Sólo un caso de este tipo ha sido resuelto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que condenó a Uruguay por la desaparición de María Claudia García y la supresión de la identidad de su hija, Macarena Gelman, nieta del poeta argentino Juan Gelman.

María Claudia fue secuestrada junto con su esposo, a quien torturaron y asesinaron en Argentina durante la dictadura militar. En medio de la Operación Cóndor, de colaboración entre regímenes militares, a ella la sacaron del país rumbo a Uruguay estando embarazada y dio a luz a una niña en instalaciones militares. La madre desapareció y la menor fue entregada a un policía uruguayo; sólo pudo ser localizada 23 años después cuando logró recuperar su identidad.

Para los abogados de los gemelos, aunque este caso sentará una nueva jurisprudencia en Colombia, en un hecho tan notorio como el de una falla en el servicio que llevó a que los gemelos fueran cambiados es “absurdo” que el Estado se niegue a conciliar.