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¿Qué pasa con la seguridad en Cali?

El asesinato del jefe de seguridad de la gobernadora, la aparición de un cadáver en una maleta y otro envuelto en un colchón, tienen preocupados a los caleños. Sin embargo, las cifras muestran un descenso en los delitos registrados en la ciudad.

30 de octubre de 2018

La escena no podía ser más dolorosa y trágica. En redes sociales circuló hace un par de semanas el video que reveló los detalles de la forma como fue asesinado el teniente de la Policía Dúver Daza, cuando era víctima de un intento de robo de su moto el sábado 6 de octubre. El teniente Daza desenfundó su arma y disparó, pero uno de los presuntos ladrones reaccionó de la misma manera y lo mató.

El joven oficial tenía una hoja de servicio impecable (12 distinciones y 47 condecoraciones) estaba de vacaciones y era el jefe del esquema de seguridad de la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro. Y aunque las autoridades capturaron ya a los dos presuntos responsables, el daño ya estaba hecho.

Desde hace varios meses en la capital del Valle vienen ocurriendo hechos trágicos que si bien son considerados como aislados, causan mucho impacto y dejan la percepción de una oleada de delincuencia. Y en redes sociales se volvió habitual ver videos escalofriantes sobre ataques sicariales y con fusiles, tal como sucedió en agosto del año pasado con el crimen de la hermana del narco alias Dímax o la del teniente Daza.

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Y hace unos días volvieron a aparecer hechos escabrosos en materia de criminalidad, esta vez en el oriente de Cali. Por un lado las autoridades reportaron el hallazgo del cuerpo sin vida de un hombre dentro de una maleta, con una bolsa plástica en la cabeza, una soga en su cuello y señales de golpes en el rostro. Y por el otro, descubrieron en un basurero y envuelto en un colchón, el cadáver de un joven deportista y bailarín de salsa. 

Cuando los caleños aún no se reponían de esos dos macabros hallazgos, el martes 16 de octubre se registró un hecho de sicariato a plena luz del día, en el reconocido túnel de la la Avenida Colombia. Allí sicarios en moto asesinaron a un comerciante pereirano, causando gran conmoción en la ciudad.

Para rematar, en septiembre pasado sucedieron varios casos insólitos. Se supo que la finca del alcalde Maurice Armitage, ubicada en el corregimiento El Saladito, fue asaltada. Aunque el hurto no fue significativo, llamó la atención que la criminalidad hubiera tocado incluso al primer mandatario de la ciudad. Luego se supo que todo era una pilatuna de menores de edad que viven en la zona.

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Ese mismo mes, las autoridades revelaron el hallazgo de un arsenal dentro de un automóvil parqueado en el centro. Eran 5 fusiles, 2 lanzagranadas, 3 revólveres, pistolas, granadas y 4 uniformes policiales y en la guantera del carro estaban las fotografías de la gobernadora del Valle y el exsenador y exalcalde de Cali, Jorge Iván Ospina. En un principio se pensó que todo hacía parte de un plan para atentar contra esas dos figuras públicas; pero varias fuentes distintas a la Policía coincidieron al asegurar que esa incautación sería un “falso positivo montado por un narco extraditable que busca ganar réditos con la justicia de Estados Unidos”.

Luego apareció otro episodio criminal muy al estilo de Hollywood. A plena luz del día y en un lujoso barrio del norte, cerca de 20 hombres armados se metieron al apartamento de un edificio vigilado y hurtaron 180 millones de pesos que había en la caja fuerte.  Algo similar sucedió en diciembre de 2017, en el reconocido Juan Valdez del barrio Granada de Cali, donde cuatro hombres en moto y armados asaltaron a los clientes. En ese caso la Policía reaccionó con mucha agilidad, capturó a los ladrones y recuperó las pertenencias de las víctimas.

Aunque todos estos hechos fueron dramáticos, cada uno por razones diferentes, no existió ninguna relación entre ellos y no puede decirse que reflejen la real situación de la ciudad en materia de seguridad. Desde la alcaldía del médico Rodrigo Guerrero (2012-2015) las cifras de delitos vienen en descenso. En 2013 los asesinatos en Cali sumaban 1.962 casos, el año pasado la cifra fue de 1.241 y este año va en 875. Pese a esta mejoría, el panorama tampoco es tan positivo, pues la capital del Valle sigue punteando en homicidios y con una tasa que duplica a la del país que es de 24 por cada cien mil habitantes.

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El general Hugo Casas, comandante de la Policía Metropolitana de Cali resume el fenómeno de la siguiente manera, “los caleños fueron muy golpeados en el pasado con hechos trágicos y ahora reaccionan masivamente, lo cual está bien”, explicó el oficial tras revelar que este año ya desarticularon 75 organizaciones criminales y efectuaron 750 capturas.

Aclaró que fenómenos como el narcotráfico y el microtráfico inciden fuertemente en la seguridad de la ciudad, “Cali es el centro de operaciones de los capos de la región”, argumentó y descartó que en la actualidad se esté presentando un ajuste de cuentas o vendettas entre capos de la mafia, “lo que sí tenemos claro es que un familiar de alias Martín Bala, estaría detrás de las rencillas por el control del microtráfico en la ciudad”.

El general también se refirió al incremento de las estadísticas en torno al hurto a personas, que pasó de 9.370 casos en 2017, a 11.378 denuncias solo hasta septiembre de este año. Según él este aumento tampoco se debe a que haya mayor criminalidad en la ciudad, sino a “la nueva plataforma virtual que dio mayor acceso a las víctimas de esos delitos”, lo que contrasta con el leve descenso que presentan las cifras sobre robos a motos, carros y establecimientos comerciales.

Andrés Villamizar, secretario de Justicia y Seguridad de Cali, destaca por su parte que ya existe una secretaría que se encarga del tema y con un enfoque de “epidemia social con un tratamiento integral”, dijo al reiterar  que mientras ciudades como Medellín destinan 180.000 millones de pesos para seguridad, “nosotros vamos en 70.000 millones”.

Recordó que si bien la Policía Metropolitana cuenta con un total de 7.222 uniformados para atender a la ciudad y sus vecinos (Yumbo, Jamundí, La cumbre, Vijes y Candelaria) “en un día Cali no cuenta con más de mil policías”.

Pero Yesid Perlaza, quien coordina desde la vicaría de la Arquidiócesis el programa con jóvenes pandilleros, dice que otro factor contra el que se debe luchar son los vestigios de la cultura mafiosa que otrora le hizo tanto daño a Cali: “Es un tema de tolerancia y convivencia, aquí todo lo quieren arreglar a punta de bala”.