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Muchos de los dulces todavía son mezclados y preparados a mano por los trabajadores de Colombina. | Foto: Cortesía Colombina

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La fábrica del Bon Bon Bum colombiano, en las páginas del New York Times

Un reportaje sobre Colombina recorre los momentos más importantes de una de las compañías con más tradición en nuestro país. El texto recopila las dulces anécdotas que han tenido durante su infancia los latinos que han consumido alguno de los productos de la multinacional.

24 de octubre de 2018

Hasta la fábrica de Colombina en La Paila, al norte de Cali, llegaron Íngrid Rojas Contreras y Christopher Payne, la escritora y el fotógrafo que contaron e ilustraron para el New York Times la magia que sucede en el lugar en el que 200 trabajadores producen al menos 160 millones de dulces momentos al mes.

El especial describe desde la producción hasta el impacto en la cultura que han tenido los productos de la compañía que son exportados a 90 países desde la tierra de la caña de azúcar. Allí, cuenta el artículo, Hernando Caicedo, fundador de Colombina tuvo la idea de crear dulces con un toque tropical mientras cuidaba su pequeño molino. Según el texto en pocos años, Caicedo reunió los fondos, preparó un almacén y viajó con una máquina de paleta plana desde los Estados Unidos hasta La Paila.

Desde entonces, el empresario creó uno de los negocios con más tradición en el país. Hoy, dice el texto, Colombina ofrece guardería para sus trabajadores, becas para estudiantes e incluso organiza un torneo nacional de fútbol donde, este año, 34.000 jugadores jóvenes tuvieron la oportunidad de ser explorados por los clubes profesionales.

Los trabajadores de la fábrica cuidan cada detalle de la producción. Foto: Cortesía Colombina

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Pero el artículo es más que una descripción histórica de la compañía. Es un recorrido por las tradiciones que todos los que han consumido un producto de la dulcería recuerdan. Sobre todo con el Bon Bon Bum, el más icónico de todos los dulces que se fabrican en Colombina, la empresa que a pesar de ser un negocio con grandes maquinarias, conserva una cantidad de empleados que se dedican a cuidar de cada detalle de los caramelos.

Muchos de los dulces, por ejemplo, todavía son mezclados y preparados a mano por los trabajadores que con delantales blancos y guantes de goma color rojo ladrillo giran el caramelo con varillas largas para enfriarlos.

Muchos de los dulces, por ejemplo, todavía son mezclados y preparados a mano por los trabajadores que con delantales blancos y guantes de goma color rojo ladrillo giran el caramelo con varillas largas para enfriarlos. “Son el producto estrella de Colombina, la compañía de dulces más querida de la nación”, así describe el informe al famoso caramelo relleno de chicle que acompañó la infancia de miles de colombianos, el Bon Bon Bum.

Rojas, la escritora colombiana que firma el texto, reconoció a través de las líneas su experiencia con el famoso caramelo. Según el reportaje, el Bon Bon Bum es tan fundamental en la vida de todos los latinos como recibir las primeras lecciones de merengue en la víspera de Año Nuevo de un tío o tía borracho que insiste en que la vida depende de la habilidad para balancear las caderas con swing. 

¿Quién no recuerda agarrar la envoltura del Bon Bon Bum de extremo a extremo con otra persona, pedir un deseo y jalar con fuerza para quedarse con la mayor parte del papel en las manos? Esta es solo una de las anécdotas descrita por Rojas.

Y así, mostrando cada detalle de la fábrica, el artículo en las páginas de uno de los medios más importantes del mundo, se llenó de dulces memorias sobre una empresa que ha hecho lo mismo durante 100 años con los colombianos.