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| Foto: Víctor Galeano

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Las grandes dudas sobre el contrato del río Magdalena

¿Por qué hubo un solo proponente para el proyecto de navegabilidad del río Magdalena? Surgen nuevos interrogantes sobre este contrato que se ganó Odebrecht.

13 de febrero de 2017

El sábado 12 de septiembre del 2014, en los muelles de la Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla, el presidente Juan Manuel Santos firmó el contrato de Alianza Público-Privada para darle vida al proyecto de obra pública más ambicioso de su gobierno: la recuperación de la Navegabilidad del río Magdalena, con una inversión de 2,5 billones de pesos. “Este contrato va a cambiar la infraestructura del país”, dijo el mandatario, quien ese día extrañamente no mencionó ni agradeció al director de Cormagdalena, Augusto García, el hombre al frente de la licitación. García renunció un mes después.

Ahora, casi 30 meses después, el consorcio integrado por la multinacional brasileña Odebrecht, con el 87 %, y Valorcom de Barranquilla, con el 13 %, no ha podido hacer el cierre financiero, que inicialmente debió ocurrir el 11 de junio del 2016. La empresa quedó este viernes intervenida por la Superintendencia de Sociedades. Además, hay dudas sobre si en este contrato también se pagaron sobornos.

Precisamente los escándalos que hoy rondan a Odebrecth en Colombia y América Latina han hecho que varios expertos pidan que se revise de nuevo la adjudicación de la licitación, ocurrida en agosto del 2014, pues detrás se podrían entender otras formas aparentemente corruptas de operar de la multinacional brasilera.

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Como se sabe, a esa megalicitación se presentaron inicialmente nueve proponentes, de los cuales tres cumplieron los requisitos. Al final, tras un largo proceso, quedaron dos consorcios: Navelena y Navega Magdalena, que tenían que presentar una propuesta económica el 26 de mayo del 2014.

Curiosamente, 20 días antes de definirse la licitación, Navega Magdalena, de la que hacían parte la española Acciona Concesiones; la holandesa experta en dragados Jan de Nul, y las colombianas Condesa, del polémico empresario David Name Terán, y la firma Castro Tcherassi, enviaron una comunicación a Augusto García, entonces director de Cormagdalena, en la que desistían de la presentación de la propuesta para participar en la licitación que se hizo por el mecanismo de sobre cerrado: “No podremos presentar una oferta en razón de que para nuestras compañías no existen condiciones favorables que permitan asumir, razonablemente, los riesgos del proyecto, luego de realizados suficientes estudios técnicos, jurídicos y financieros”. Esta decisión llevó a que la obra se entregara al único proponente que quedó en la puja: la firma liderada por Odebrecht.

Un especialista en grandes procesos licitatorios en el Caribe consultado por SEMANA, dijo que “es uno de los pocos casos en los que una firma se retira de una licitación billonaria, con una amplia sonrisa, después de haber incurrido en millonarios gastos de estudios, contratos de consultas con especialistas, compras de pliegos y pagos, pérdida de tiempo e inversiones, y además agradece “la transparencia en medio de la cual se dieron las discusiones técnicas, jurídicas y financieras”, tal como lo advirtió Navega Magdalena en su carta.

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Ahora, cuando el escándalo Odebrecht está al rojo vivo, en las últimas semanas se ha mencionado -con suspicacia-, especialmente en Barranquilla, una coincidencia que para algunos daría sentido a esa inexplicable sonrisa. Las empresas que se retiraron habrían recibido contratos y beneficios por parte de la firma brasilera.

Meses después de retirarse, Odebrecht vinculó a Acciona para participar juntos en la licitación para la construcción de la Línea 1 del Metro de Quito, en la que al final salieron vencedores. El contrato fue de 1.538 millones de dólares, superior en 400 millones de dólares al contrato del río Magdalena. Curiosamente, entre el 2015 y el 2017, Acciona se ganó más de 15 contratos en América Latina, pero ninguno con Odebrecht a su lado. La pregunta que se hacen en la Costa es si Acciona se retiró el consorcio para la recuperación del río Magdalena con la promesa de ir juntos en ese y negocios. Hoy, el metro de Quito también está en la mira de las autoridades.

Otro hecho curioso es que los cinco contratos de dragado del canal navegable del río Magdalena, desde el 2015 a febrero del 2016, se los han adjudicado a Jan de Nul, empresa que además se ha ganado la mayoría de los contratos de dragado desde 2011 con un incremento en los precios exorbitante, pues pasó de 8.650 a 20.435 pesos el metro cúbico en cinco años.

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Ahora bien, en los últimos 40 años en Barranquilla ha habido dos émulos en política y contratos: las familias Gerlein y Name. Cuando no es uno el que se gana un gran contrato o licitación, es el otro el que lo gana, y en el caso del río no fue la excepción. Gerlein ganó la licitación del Río con Odebrecht, pero el imposible cierre financiero y los escándalos de la firma brasilera tienen en crisis el contrato.

Ahora se está hablando de que el contrato lo podría asumir la empresa FCC, firma Acciona, Jan de Nul y David Name Terán. Es decir, que quienes se quedaron fuera ahora podrían darle vuelta a la tortilla. Sin embargo, el director (e) de Cormagdalena, Luis Fernando Andrade, le dijo a SEMANA que están evaluando la cesión el contrato a la firma Power China, la que hizo el estudio para el dragado y rectificación de la navegabilidad

En Barranquilla se ha hablado del malestar del presidente Santos con Augusto García al ignorarlo el día de la firma del contrato en el 2014. La molestia podría tener dos motivos: haber adjudicado el contrato con un solo proponente y/o no haber apoyado resueltamente la candidatura reeleccionista del presidente Santos. ¿Quedará flotando en el reino de las suspicacias o se conocerán un día de estos las versiones de ambos?