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| Foto: SEMANA.

POLÍTICA

La increíble historia de Rodrigo Lara, el nuevo alcalde de Neiva

El hijo natural del inmolado ministro liberal ganó con la mitad de la votación de la capital del Huila.

25 de octubre de 2015

Cerca de 70.000 votos le dieron el triunfo a Rodrigo Lara Sánchez en Neiva. El candidato se convirtió en un fenómeno electoral por su trayectoria en la región y su historia de abandono y temple. El nuevo alcalde de la capital del Huila es un hijo no reconocido de Rodrigo Lara Bonilla, el ministro de Justicia que fue asesinado por Pablo Escobar en 1984. 

Por casi 30 años su nombre fue Rodrigo Armando Sánchez. De chiquito su abuela le decía que su papá era muy famoso. Sin embargo, él solo pudo verlo un par de veces. Los encuentros nunca fueron largos sino apenas un breve saludo.

Para ese entonces el líder liberal Rodrigo Lara Bonilla era una de las grandes promesas de la política colombiana y su pequeño hijo lo admiraba de lejos. Ahora, luego de recuperar su apellido, Rodrigo Lara Sánchez quiere liderar Neiva, la ciudad de su padre que lo vio crecer sin él. 

Cualquiera que lo vea en una manifestación pública podría confundir su imagen con la del inmolado político. Rodrigo Lara Sánchez es el vivo retrato del exministro de Justicia. Sin embargo, todo en la vida de él, hasta su propio apellido, se lo ha ganado a pulso.

Lara Sánchez es hijo de un amor prohibido. Su madre, Lilia Sánchez, era entonces la secretaria del Partido Liberal en Neiva, y Lara Bonilla, uno de los protagonistas de la vida política del país, tuvo un romance con ella.

Aunque muchas personas en Neiva sabían que era su hijo, él se enteró de que Lara Bonilla era su padre cuando a los 5 años su abuela le señaló a un señor en una manifestación política. Sin embargo, con el pasar del tiempo, se volvió tan conocida su historia que “cuando fue nombrado en la cartera de Justicia, en el colegio comenzaron a llamarme ‘ministro’”, le contó el alcalde a Semana.com.  

En su casa, las cosas eran diferentes. Su mamá evitó hablarle del tema por años. Su carácter fuerte le hizo ver a ella que no necesitaba el apoyo del ministro para sacar adelante a su hijo y simplemente nunca volvió a buscarlo. Por eso, su mamá jamás ha querido llamarlo Rodrigo, sino Armando.

A punta de trabajo Lilia le entregó a su hijo todas las oportunidades que pudo. Estudió en colegio público y entró a medicina en la Universidad del Cauca. Se especializó en cirugía de tórax y trabajó en varios hospitales en Bogotá como la Shaio y Santa Clara. Hasta hace pocos meses, cuando suspendió sus consultas por cuenta de la campaña, era uno de los médicos más prestigiosos de Neiva. 

Por mucho tiempo, Rodrigo no entendía por qué no podía ser un Lara. Según le contó al programa Los Informantes, para él era muy extraño ser hijo de un hombre que había sido ministro de Justicia y pensar al mismo tiempo que no había nada más injusto que no ser reconocido legalmente por él. 

En el año 2000, decidió iniciar un proceso legal con ese objetivo. Acudió a un juzgado y le realizaron unas pruebas de ADN en el instituto de genética de la Universidad Nacional que determinaron lo que es evidente: sí era hijo del exministro. 

(Ver video del programa 'Los Informantes')

Su padre, Rodrigo Lara Bonilla 

De la muerte de su padre se enteró por televisión. Aunque lo había visto tan solo un par de veces, lo embargó una profunda tristeza. No paró de llorar en toda la noche. 

El sentimiento del niño era el de todo un país. El ministro se había convertido en una voz importante contra el poder corruptor que en ese momento tenía el narcotráfico en la justicia. Por cuenta de esa valentía, Pablo Escobar lo asesinó brutalmente el 30 de abril de 1984. 

Lara iba en su carro, un Mercedes Benz blanco, hacia su casa en el barrio Batán. Unos sicarios los interceptaron a unas pocas cuadras de su destino y le dispararon 25 veces. Siete de esas balas le quitaron instantáneamente la vida: tres en el cráneo, una en el cuello, dos en el pecho.

Ese no era el primer golpe que recibía Lara. En un intento por desprestigiarlo y sacarlo de la vida política, el narcotraficante Evaristo Porras lo había abordado un año antes, con una grabadora en el bolsillo para hablarle de Escobar.

Cuando el audio se hizo público el exministro quedó en el ojo del huracán y casi una decena de columnistas le pidieron la renuncia. Como dice un artículo de SEMANA, “la posibilidad de que Lara fuera asesinado por la mafia se había vuelto tema rutinario de conversación desde hacía varios meses. De ahí que en el instante mismo en que fue anunciada su muerte, se dio por descontado quiénes podían haber ordenado su asesinato”. 

Era tal la amenaza de la mafia sobre la justicia, que al juez Tulio Manuel Castro Gil también lo asesinaron cuando se “atrevió” a abrirle un proceso a Pablo Escobar por esa muerte.

La política lo alejó de su medio hermano 

No sólo por cuenta de su pasado, la campaña de Rodrigo Lara Sánchez dio mucho de qué hablar en Neiva. El médico aseguraba que lo identificaba su deseo “de romper esquemas en la política”.

La prensa regional registró que había rechazado donaciones de empresarios de la región que lo ven como el próximo mandatario de la ciudad. El diario La Nación contó cómo se había negado a recibir cerca de 4.000 millones de pesos, pues consideraba que si llegaba a la Alcaldía no podía ser empeñado.

Lara decía que su prioridad es la educación, un tema que le apasiona y que aprendió de su trabajo con Sergio Fajardo, el hombre que lo invitó a participar en política.

El hoy alcalde conoció al gobernador de Antioquia en unas conferencias y desde entonces comenzó a aspirar a la vida pública.

“Como médico uno ve todos los días muchas dolencias físicas, pero sobre todo con muchas dolencias en el alma. Es una profesión que muestra una radiografía de la profunda desigualdad que tiene la sociedad”, cuenta Lara cuando se le pregunta por qué dio semejante salto profesional. 

Su aspiración generó buenos comentarios en diferentes vertientes políticas. Antonio Navarro lo acompañó a registrar su nombre y dijo emocionado que “hay que elegir un candidato de manos limpias y mente abierta, un candidato que no se robe el presupuesto, que esté preparado para gobernar una ciudad compleja como Neiva y ese es Rodrigo Lara Sánchez”. 

Del mismo modo se refirió a él Antanas Mockus. “La posibilidad de que usted sea elegido se construye sobre la base de una historia. Por eso el eslogan 'la mejor hoja de vida'… Creo que Neiva está apuntándole a un buen camino. Bienvenido a los que creemos en la razón”, le dijo en un video. 

Enrique Peñalosa, el recién elegido alcalde de Bogotá, que también lo conoció en el Partido Verde, fue aún más generoso. “Rodrigo Lara Sánchez es un gran líder y un ser humano extraordinario. Es disciplinado, ecuánime, estudioso, constructivo”, le dijo a Semana.com. 

En el otro lado de la historia de este candidato está su medio hermano, el congresista Rodrigo Lara Restrepo. Ambos se disputaron las elecciones pasadas un escaño en el Senado. El primero con Fajardo y el segundo en Cambio Radical, con Germán Vargas Lleras. En estas elecciones también estuvieron en polos opuestos, pues Lara Restrepo no lo apoyaba a él, sino al candidato de su partido, Germán Bahamón, hermano de la presentadora Claudia Bahamón. Finalmente Bahamón, con el 90 % de la votación escrutada, había alcanzado apenas el 10 % de la votación, alrededor de 15.000 votos.  

En una reciente entrevista con La Nación, el actual representante a la Cámara dijo: “Yo creo que el doctor Lara Sánchez es un buen candidato… Nunca me atravesé en su camino, él se atravesó porque se prestó para que mis enemigos me pusieran un candidato homónimo y el resultado lo conoce todo el mundo: me robaron mi curul”. Al final agrega que hace mucho tiempo no ha vuelto a hablar con su medio hermano. 

Con su victoria en la Alcaldía de Neiva, llegó otro Rodrigo Lara a la política colombiana. Y seguramente para quedarse.