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Las pruebas obran en contra de la exrectora, quien se encuentra en la cárcel El Buen Pastor en Bogotá. | Foto: Archivo SEMANA

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Silvia Gette vuelve al banquillo de los acusados

Este jueves la exrectora rinde indagatoria por el presunto robo de un millón de dólares a Uniautónoma.

29 de octubre de 2014

Este jueves, si nada extraordinario ocurre, la exrectora de la Universidad Autónoma del Caribe Silvia Gette se volverá a sentar en el banquillo de los acusados.

No será por su vinculación a los procesos por presunto homicidio o intento de soborno que la han acosado en los últimos tiempos. Esta vez es para que explique por qué un millón de dólares pertenecientes al claustro terminó en sus cuentas.

El fiscal que lleva el caso tiene un arsenal de evidencias en contra de la exrectora. Entre ellas se encuentran las transacciones entre cuentas a su nombre en Barranquilla y el exterior y algunas declaraciones de empleados y exempleados que han certificado que no hubo autorización por parte de las directivas de la institución para el desembolso de la millonaria suma.

Los documentos de la Fiscalía, entre los que se encuentran extractos bancarios de la entidad, muestran que Gette giró un cheque por un millón de dólares el 20 de febrero del 2007. Tal como lo denunció en su momento Semana.com, la prueba reina es un cheque de gerencia rotulado con el número 017189 y fechado el 20 de febrero de ese año.

El dinero salió de la cuenta 20124002-5 del Helm Bank a nombre de Uniautónoma a otra en Miami de la misma universidad registrada con el número 1040112193. La transferencia fue rápida, sólo tardó un día, y esa suma fue a parar a una cuenta en Suiza.

Las directivas de Uniautónoma solicitaron todos los registros y encontraron que esa cuenta en Miami habría sido abierta por Gette sólo para realizar movimientos sospechosos de dinero, entre ellos el del millón de dólares. La cuenta fue cerrada en agosto del 2009 con un saldo de 84.000 dólares.

Entre las pruebas obran declaraciones de personas que aseguran que Silvia Gette montó un ardid para justificar el retiro del dinero de la universidad para realizar la ampliación, la remodelación y la adecuación de la Universidad en Barraquilla y de la sede de Miami. Pero también con el argumento de realizar negocios con personas que tramitarían, en el exterior, la consecución de recursos para la entidad. Igualmente ha dicho que sacó ese dinero con la anuencia de la Sala General de la institución (máximo órgano rector). Pero de nada de esto hay evidencias.

Ahora Semana.com conoció otras declaraciones que terminarían por incriminar a Gette. Una de ellas es la declaración de Libardo Polo Camargo, quien funge como auditor interno de la universidad. En una declaración rendida el pasado 17 de junio a la Fiscalía, aseguró: “Yo me enteré primero de que existía una cuenta en pesos colombianos abierta en el año 2007 en los libros de contabilidad. Traté de averiguar el origen de esa cuenta a través de una confirmación de saldo con el banco Helm Bank, pero no me dieron respuesta. La señora Silvia Gette en esa fecha me llamó y me dijo que no siguiera indagando sobre el particular porque no iban a responderme”, dijo.

En su relato, Polo contó en detalle la ruta del dinero y fue más allá al advertir que no encontró evidencia de autorización de un órgano superior de la universidad que haya consentido esa transacción.

Otra declaración es la de Tamid Turbay Echeverría, quien laboró durante 20 días en la institución y hacía parte de la Sala General. Aseguró que como miembro de esa alta dependencia: “En las reuniones en que yo participé en la Sala General no se dio autorización alguna por esa cifra a la señora Silvia Gette”.

Otras afirmaciones que obran en el expediente dan a entender, igualmente, que nadie aprobó ni préstamo ni transacción en favor de Silvia Gette para mover la millonaria suma.

De esta manera, las pruebas, por ahora, obran en contra de la exrectora, quien se encuentra en la cárcel El Buen Pastor en Bogotá sindicada de orquestar un presunto soborno a un jefe paramilitar. Tendrá que exigirse a fondo para probar que no está implicada en todo cuanto se ha dicho del millón de dólares que no aparece.