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La eventual firma de la paz podría traducirse en un desplazamiento importante de votos hacia la izquierda . | Foto: Guillermo Torres

POLÍTICA

La bipolaridad política de los colombianos

Un estudio refleja que los colombianos tienen más ideas progresistas de lo que reconocen y piensan que el gobierno de Santos es de derecha.

13 de diciembre de 2014

“Colombia es un país conservador que vota liberal”, solía afirmar el dirigente Álvaro Gómez Hurtado para resaltar que el espíritu del ciudadano estaba más cercano a las ideas del partido azul. Unas conclusiones completamente opuestas reporta un estudio reciente sobre ubicación ideológica del electorado nacional que contrató el Centro de Estudios en Democracia de la Registraduría. Para el informe, dirigido por el exviceministro de Interior Juan Fernando Londoño, “aunque los colombianos creen en muchos conceptos de izquierda, se ubican a sí mismos en la centroderecha”. En otras palabras, Colombia es un país liberal que vota conservador.

La investigación preguntó a una muestra que cubre todas las regiones del país sobre las preferencias políticas en cuatro ámbitos: asuntos morales, conflicto armado, temas económicos y agenda política y social. Dependiendo del grado de acuerdo o desacuerdo con una serie de afirmaciones, los encuestados se clasificaban en el espectro ideológico. Un 30 por ciento de los ciudadanos se alinea con las ideas de izquierda mientras que un 17 por ciento abraza un pensamiento de derecha.

Las respuestas contrastan con la percepción de que los colombianos tienen sobre su propia ideología política: 6,3 sobre 10 donde 1 es la postura más de izquierda, y 10 la más inclinada a la derecha. En palabras de Londoño: “Hay una propensión a que la gente tenga ciertas preferencias políticas cercanas a las posiciones de izquierda pero en su ubicación ideológica esté en la derecha”. Para el estudio esa brecha entre lo que la gente piensa y cómo se autocalifica sería “el efecto que durante tantos años de conflicto ha tenido la asociación de la guerrilla con posiciones de izquierda”.

El debate sobre la ubicación ideológica del electorado colombiano no es nuevo. Por ejemplo en 2007, a principios de la segunda administración de Álvaro Uribe, el politólogo Juan Carlos Rodríguez usó datos de la encuesta Latinobarómetro de las Américas para mostrar que los colombianos, junto a los hondureños y los dominicanos, eran los más inclinados a la derecha en un conjunto de 19 países de la región. Posteriores mediciones de esa misma encuesta han evidenciado un movimiento hacia la izquierda.

En temas sociales, políticos y morales los encuestados revelan posturas progresistas. Casi tres de cada cuatro colombianos están de acuerdo con que el servicio de salud sea prestado directamente por el Estado y con una exigencia mayor en licencias ambientales así retrasen los proyectos. En proporción similar, el 74 por ciento, respalda que “la mejor forma de luchar contra la pobreza es mediante mayor inversión pública del Estado”. El 58 por ciento apoya la eutanasia mientras que el 57 por ciento respalda la idea de que “las parejas del mismo sexo deberían tener los mismos derechos que las demás parejas”.

Con respecto a los asuntos económicos, las posturas siguen ubicándose en su mayoría a la izquierda. Solo un 14 por ciento rechaza que les cobren más impuestos directos a los más ricos y el 53 por ciento renegociaría los tratados de libre comercio para proteger a los productores nacionales. Más de la mitad de los encuestados subsidiarían a los campesinos aunque sus actividades no sean rentables y apoyarían a un municipio que se oponga a una actividad petrolífera o minera.

No obstante, en materia de conflicto armado la investigación se sintoniza con las emociones encontradas que reflejan otras encuestas. Mientras casi dos de cada tres colombianos creen que “las condiciones sociales de injusticia y desigualdad explican la existencia de la guerrilla”, el 50 por ciento considera la salida militar como “la mejor manera de alcanzar la paz”. En momentos en que se discuten en el país las conexiones entre el tráfico de drogas y el delito político, el 75 por ciento de los encuestados cree que la guerrilla se mantiene porque vive del narcotráfico.

El estudio concluye preguntándoles a los colombianos dónde ubican en el espectro ideológico a los principales dirigentes de la política nacional. Mientras el expresidente Uribe es a quien perciben los encuestados como más a la derecha, el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, es el político situado en el extremo izquierdo. Aunque ha sido acusado por la oposición uribista como “castrochavista”, el presidente Juan Manuel Santos está muy cerca de Uribe a la derecha y el 59 por ciento califica su gobierno como de derecha.

Que la mayoría de colombianos tenga a un militante de ideas progresistas dormido en su interior es un hallazgo que podría tener gran impacto en un eventual escenario de posconflicto. La reincorporación a la sociedad civil de las guerrillas podría desembocar en un rápido crecimiento del apoyo en las urnas a políticos y programas de izquierda al cerrar la distancia entre lo que la gente cree y lo que vota. “El día que no haya conflicto armado la izquierda tiene más probabilidades de crecer”, concluye Londoño.