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Fernando Restrepo, gerente de la Fábrica de Licores de Antioquia, denunció el plagio. Son evidentes los detalles que los venezolanos copiaron del Aguardiente Antioqueño

POLÉMICA

Trago amargo para el aguardiente paisa

El Aguardiente Antioqueño terminó copiado en Venezuela.

9 de febrero de 2013

Pocas marcas son tan conocidas dentro y fuera de Colombia como el Aguardiente Antioqueño. Es una de las bebidas alcohólicas más populares en el territorio nacional y se distribuye en 27 países, con especial éxito en España, Ecuador y Nueva York, donde viven muchos colombianos colombianos. Sin embargo, existe un país donde también hay una inmensa colonia nacional, pero en el cual  la  emblemática bebida de los antioqueños tiene serios problemas: Venezuela.


En el vecino país el Aguardiente Antioqueño es víctima de una situación inaudita. Una empresa local pirateó las características que tiene desde hace décadas. Se trata de lo que en el mundo corporativo se conoce como robo de marca. 

La historia se remonta a varios años atrás cuando una compañía venezolana llamada Flores & Arroyave Asociados decidió fabricar y distribuir aguardiente en Venezuela con un sabor similar al antioqueño. Hasta allí el asunto no tendría mayor trascendencia. El problema surgió cuando decidieron copiar casi en su totalidad la botella, el logotipo y la etiqueta típicas del producto paisa. Imitaron hasta el sello con las letras FLA (Fábrica de Licores de Antioquia).  El aguardiente venezolano se llama Antioqueño Anisado, con el mismo tipo de letra del colombiano. Basta ver las fotos de ambos productos para observar que se trata de una copia escasamente disimulada.

“Desde hace muchos años la Fábrica de Licores de Antioquia y la marca Aguardiente Antioqueño está registrada en más de 27 países con todos los permisos y reglas. Pero aproximadamente hace 12 o 14 años alguien olvidó registrar la marca Antioqueño en Venezuela. Desde entonces aprovecharon para usurparla”, explicó a SEMANA Fernando Restrepo, gerente de la FLA. 

Sin embargo ese descuido no era una patente de corso para copiar todas las características de la bebida paisa. Un asunto así, una copia tan burda, normalmente sería fácil de resolver en los tribunales. “El inconveniente es que desde hace años Venezuela se retiró del pacto marcario internacional, el mecanismo por medio del cual los países se comprometen a hacer respetar las marcas”, afirma Restrepo. 

Desde hace ocho años, la FLA emprendió varias batallas en los tribunales venezolanos para tratar de evitar que se siguiera usufructuando la marca, pero sus demandas nunca prosperaron. La actual administración de la FLA presentó la última de estas acciones judiciales hace poco con el fin de reclamar lo que considera su imagen, aunque es consciente de que no hay muchas esperanzas, dada la situación y los antecedentes de la Justicia en este tipo de casos en Venezuela.

No menos inaudito es que la marca Aguardiente Antioqueño no puede tener los registros y permisos de su nombre en ese país porque Antioqueño es propiedad de la empresa caraqueña. Para colmo, hace cerca de tres años los empresarios venezolanos hicieron una oferta informal a los colombianos para devolverles la marca a cambio de 3 millones de dólares. El negocio no prosperó.

Si bien los venezolanos prefieren otras bebidas como el ron o el whisky, el negocio de la venta de aguardiente en ese país está calculado en unos 3.000 millones de pesos anuales. Sin embargo, más allá de ese valor, que realmente es poco para la FLA, lo que pretende la empresa antioqueña es que se respete su marca. Pero no se ve fácil que pueda pasar este trago amargo.