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UN CUENTO INFANTIL

Al cierre de esta edición, el padre Rafael García Herreros contactó telefónicamente a esta revista para solicitar la publicación de un texto que él considera muy importante para el país. Lo reproducimos a continuación.

26 de octubre de 1992


ESTE ES UN CUENTO PARA niños. Para los niños que oyen El Minuto de Dios y a quienes poco les hablo. Voy a contarles un cuentecito:
Hace muchos años, mucho antes de que el señor Colón viniera a Colombia en sus tres buques, vivía en la montaña un pajarito amarillo y negro de los que llamamos toches en Santander. Este pajarito era muy inteligente. Era bueno, era la mitad bueno, la mitad malo...
Este pajarito hacía mucho bien, pero también hacía mucho mal. Les voy a contar antes de que se duerman: él robaba monedas de oro y por la noche las repartía en los ranchitos pobres que había muchos en la montaña con estas monedas los pobres hacían sus casas, pero este pajarito amarillo y negro vendía también un trigo blanco que hacía dormir profundamente a las personas, las hacía soñar y les quitaba las ganas de trabajar.
Había un rey que vivía en un país lejano, donde todos era monos, porque hacía poco se habían cambiado de monos a hombres. A ellos les gustaba mucho el trigo blanco que el pajarito les llevaba y ellos le daban monedas de oro por cada poquitico de trigo blanco que les llevaba.
El rey vivía en un palacio allá en el norte y mandó que mataran al pajarito amarillo y negro.
Y envió siete buques cargados de cazadores y uno lleno de gatos para coger al pajarito.
Al pajarito se le volvió la vida dura para seguir llevando monedas de oro a los ranchos de los pobres y mejorarles la vivienda.
El pajarito tenía que volar de árbol en árbol, huyendo, pero todo el mundo quería al pajarito. Ofrecieron 23 mochiladas de oro al que cazara al pajarito, pero nadie quería encargarse de este trabajo porque lo querían mucho.
Al fin llegó un enano muy viejo y llamó al pajarito en la selva. El pajarito se le acercó y el enano que era muy bueno y muy amigo de los animales lo escondió bajo su ruana blanca. No había modo de encontrar al pajarito.
El rey del norte estaba muy disgustado y mandó más buques y más gatos para cazar al pajarito. El viejo enano no sabía qué hacer, el pajarito era bueno y era malo. Vendía trigo blanco y repartía monedas de oro a los pobres.
Como lo niños ya estarán durmiéndose, dejemos para otra oportunidad contarles la extraordinaria conclusión de este cuento que los va a dejar pensando, y como yo les digo, esto sucedió miles de años antes de que el señor Colón viniera a Bogotá.
Les pido que recen por el enanito viejo, porque está en peligro por estar guardando bajo su vieja ruana blanca, al pajarito amarillo y negro.
Rafael García Herreros.

"Al fin llegó un enano muy viejo y llamó al pajarito en la selva. El pajarito se le acercó y el enano que era muy bueno y muy amigo de los animales lo escondió bajo su ruana blanca. No había modo de encontrar al pajarito