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UNA CORDIAL OFENSIVA

Rodrigo Lloreda pide a Estados Unidos ayuda práctica contra el narcotráfico y más claridad sobre Contadora.

25 de junio de 1984

El nuevo e intenso viaje del Canciller Rodrigo Lloreda Caicedo por Washington y Nueva York, efectuado la semana pasada, aparentemente cumplió tres propósitos centrales. De un lado, presentar informes de primera mano a diferentes personalidades, autoridades e instituciones sobre la marcha de las tratativas de paz del Grupo de Contadora, así como expresar ante entidades financieras norteamericanas el respaldo del gobierno colombiano a las gestiones de Argentina, Brasil y México en busca de una estrategia común ante los últimos aumentos de las tasas de interés por parte de la banca privada estadounidense. En tercer lugar para reclamar del gobierno de Washington mayor apoyo efectivo al gobierno del Presidente Belisario Betancur en su lucha frontal contra la mafia del narcotráfico en Colombia.
La vehemencia con que el Ministro Lloreda habló sobre los esfuerzos de Contadora ante Javier Pérez De Cuellar, secretario general de Naciones Unidas y la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes norteamericana, reflejó no sólo el grado de apremio que existe en estos momentos entre los personeros de Contadora por hallar una mejor disposición de Estados Unidos ante la pazen el itsmo. Era obvio que también se trataba de señalar en el ámbito de la ONU y de Norteamérica que eventos ocurridos últimamente en Colombia habían reforzado no sólo la necesidad sino la viabilidad de las fórmulas de paz propuestas por dicho grupo diplomático en los últimos meses. La proximidad, en efecto, de un acuerdo de tregua militar entre el gobierno colombiano y las guerrillas colombianas de las FARC, mencionado por Lloreda en sus alocuciones, venía de hecho a convertirse en un buen ejemplo de que, por más fiera y antigua que sea una contienda, las soluciones pacíficas a la misma pueden darse tras un proceso de negociación flexible, poniendo de presente que un esfuerzo semejante, y guardadas las proporciones, puede ser la salida única para la crisis en el itsmo centroamericano.
Pero el Canciller colombiano no estaría "cobrando" ante esos centros de poder sólo esto. Su discurso ante líderes del Congreso norteamericano solicitándoles que aprobaran el suministro franco a Colombia de helicópteros, equipos de radar y pertrechos militares para hacer factible un triunfo en la "guerra frontal" contra la mafia de narcotraficantes, era de cierto modo la obvia solicitud de contraprestación ante un país consumidor como Estados Unidos por parte de Colombia que en las últimas semanas decidió cambiar su posición jurídica sobre la extradición de nacionales, aceptando el pedido estadounidense de enviar a ese país a todos los acusados por jueces norteamericanos de estar en el narcotráfico, reforzando así las medidas que Bogotá viene adelantando en todo el territorio nacional tendientes a desbaratar los poderosos clanes "narcos" quienes, aparentemente, ordenaron el asesinato del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla.
Por otra parte, al canciller Lloreda no se le habia oído pronunciar -quizás desde su discurso ante la UNCTAD en junio de 1983--, frases tan cargadas de directos reproches en materia financiera internacional como las que hizo el 23 de mayo pasado ante William Middendorf, embajador de USA ante la OEA. Hablando con él, Lloreda expuso, según la UPI, la opinión de Argentina, Brasil, México y Colombia, respecto de las unilaterales alzas de interés efectuadas por la banca privada norteamericana, las cuales han aumentado en cerca de dos mil millones de dólares el servicio de la deuda de tales países en los últimos días. En ese contexto, el canciller colombiano señaló además que su país, a pesar de haber tenido siempre un "comportamiento impecable" en el campo de la deuda externa -en tanto que ha sido de los pocos países latinoamericanos que nunca se ha retrasado en los pagos de los intereses sobre su deuda externa-, "no tuvo el reconocimiento adecuado por parte de las instituciones económicas internacionales". Tal hecho, indicó el Ministro, justificaba la presencia de Colombia en ese movimiento de Argentina, Brasil y México, el cual, sin embargo, no equivalía a la constitución de un sindicato de deudores.
Y haciendo la oración más punzante para Estados Unidos sobre Contadora, Lloreda deslizó la idea de que "la doble estrategia norteamericana" de mantenerse al corriente de las gestiones diplomáticas de ese Grupo a la vez que incrementa su poderío militar en Centroamérica, constituye uno de los hechos que "precisamente nos preocupan", no sin dejar de saludar a renglón seguido, la decisión de la Corte Internacional de Justicia de la Haya contra el minado de puertos nicaraguenses.