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¿Y LOS ANIMALES QUE?

Morir de hambre puede ser el destino de las primeras víctimas de la guerra contra la mafia

11 de junio de 1984

Mientras la atención del país se centraba en qué iba a suceder finalmente con los narcotraficantes después de la ofensiva del gobierno, la preocupación central para una minoría de amigos de la naturaleza era más bien la suerte que irían a correr los animales de los denominados "narcozoológicos".
En efecto, dos de los individuos acusados de participar en el trabajo de estupefacientes, Pablo Escobar Gaviria y Jorge Ochoa, han montado dos espectaculares parques naturales "Nápoles" y "La Veracruz", superiores en cantidad y calidad a cualquiera de los zoológicos del país.
La hacienda "Nápoles", localizada en el municipio de Puerto Triunfo (Antioquia) y la hacienda "La Veracruz" en el municipio de Repelón (Atlántico), no sólo se convirtieron en el sitio de descanso y de famosas reuniones de sus dueños sino que en menos de cinco años lograron reunir especies exóticas que mantienen en campo abierto.
En un área de más de 4.000 Mts.2 en Puerto Triunfo se concentran jirafas, cebras, hipopótamos, elefantes, camellos, canguros, ponys, avestruces, rinocerontes y aves de diferentes especies --cuatro por cada tipo--. Escobar incursionó también el área agrícola y sembró más de 300 mil, árboles frutales haciendo injertos que produjeran frutos singulares. La primera cosecha no fue de su total agrado y por eso resembró para obtener lo que deseaba. Además del personal normal en este tipo de hacienda, Escobar tenía un veterinario de planta y agrónomos que les prestaban asistencia técnica. En alguno de sus viajes al exterior, Pablo Escobar, quedó prendado de dos loras africanas, por las cuales pagó un millón de pesos. Al comienzo se alimentaba a los animales con semillas de girasol, llegando el costo de la alimentación mensual a más del millón de pesos. Sus asesores lograron encontrar sustituto alimenticio con base en concentrados que le bajaron el costo mensual a unos 400 mil pesos. Escobar tenía la idea de hacer lagos, pero la desechó porque su valor era muy alto. Los animales no están en jaulas y la entrada era pública hasta un determinado lugar.
La hacienda "La Veracruz", más pequeña que "Nápoles", se erige a orillas de la laguna del Guájaro, la más grande del Atlántico --atraviesa medio departamento--. La laguna tiene lanchas y bicicletas de agua, pero a diferencia de lo que sucedía en "Nápoles", la entrada no era pública. Existen también toda clase de animales pero en mayor número y variedad que en Puerto Triunfo. Ambas haciendas cuentan con extensas pistas de aterrizaje. El corregimiento de Rotinet en cercanías de la hacienda "La Veracruz", era para los Ochoa su "pechichón" --algo muy especial-- hasta el punto que los beneficios para su hacienda los extendían a esta población: agua, luz, alcantarillado y hasta les llevaban comida, lo cual convertía a los habitantes de Rotinet en incondicionales de los Ochoa, quienes de los caballos de paso como única afición pasaron a coleccionar animales salvajes. La Policía Nacional allanó las dos haciendas pero tuvo que dejarlas en manos del Ejército. En cada una hay ahora destacamentos de más de cuarenta soldados, cuya única función, además de cuidar las haciendas, es mantener vivos a los animales. De todos modos ésta es una estadía temporal y lo que se preguntan los miembros de la Sociedad de Ecología y del Bienestar de los Animales y la de Defensa de las Plantas, es si estos animales, de no tener una adecuada protección y alimentación, sobrevivirán.
En un primer momento se pensaba que los animales habían entrado de contrabando al país y que en consecuencia debían ser confiscados por la Aduana, pero el Inderena aseguró que la situación está debidamente legalizada. Unos pocos animales que entraron sin obtener permiso legal, fueron encomendados a los administradores que actuan en calidad de secuestres, ya que ninguna entidad gubernamental estaba en capacidad de atenderlos.
Los allanamientos de los zoológicos se realizaron en virtud del Decreto 1060 por medio del cual se modificó el Estatuto de Estupefacientes y aunque la confiscación de bienes está prohibida expresamente en la Constitución porque no se considera legal que una persona condenada penalmente pierda sus bienes, abogados consultados por SEMANA explicaron el procedimiento empleado en estos casos así: los muebles, equipos y demás cosas (en esta denominación cabrían los semovientes) utilizados por los narcotraficantes serán decomisados y el gobierno por resolución ejecutiva, podrá destinarlos al servicio de una entidad oficial, según las nuevas normas.
En la práctica, esto significaría que el gobierno central podría, una vez embargados los animales, entregarlos a entidades como el Inderena o el ICA. SEMANA consultó con estos organismos y aun cuando ambos comparten la preocupación por el bienestar de las especies, manifestaron que si tienen problemas para cubrir su nómina, difícilmente visualizan los recursos para financiar la sofisticada alimentación de los animales. Otra posible solución es que los zoológicos pasen a ser propiedad de los municipios donde hoy se encuentran ubicados: teniendo en cuenta que como atracción no alcanzan a ser rentables, es poco probable que municipios paupérrimos vayan a subsidiar actividades naturalistas. Una tercera opción sería distribuir los animales entre los zoológicos existentes. En este caso, las razones para no hacerlo son de orden zootécnico: cualquier traslado masivo de las bestias pone tan en peligro sus vidas como la falta de comida. Todo este panorama hace que muchos se pregunten si en últimas, las únicas víctimas de la guerra contra la mafia van a ser tres jirafas, dos rinocerontes, un camello y otros animalitos.--