Presidencia Julio 20 de 2012 | Foto: Juan Manuel Santos durante la instalacion del Congreso Nacional.

POLÍTICA

El día que el gobierno Santos se opuso a las horas extras

Hace tres meses, el Gobierno pidió al Congreso no aprobar un proyecto que reviviría el pago de extras, dominicales y festivos.

12 de junio de 2014

Una de las últimas controversias públicas entre el presidente Juan Manuel Santos y el candidato del uribismo, Oscar Iván Zuluaga, fue el tema de las horas extras. Un derecho que tienen los trabajadores en muchos países del mundo y que en Colombia tuvieron hasta el año 2002.

La controversia se dio el pasado martes en el último debate entre ambos candidatos, el cual tuvo lugar en La FM. Allí, Santos acusó a Zuluaga de haber sido el que le despojó este derecho a los trabajadores a la vez que se aventuró a prometer que en su segundo gobierno, una de sus primeras decisiones, sería la de presentar al Congreso un proyecto de ley para revivir las horas extras.

En efecto, en el año 2002 y por iniciativa del gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe, el Congreso tramitó una ley de reforma laboral en la que eliminaba la remuneración de las horas extras y el pago de nocturnos, dominicales y festivos a los trabajadores.

La iniciativa, impopular en su momento y rechazada por la mayoría de sindicatos, fue promovida con el argumento de que se generarían mayores empleos en el cuatrienio siguiente. Uno de los protagonistas de esta ley fue precisamente Óscar Iván Zuluaga, quien en ese entonces, como senador de la Comisión Séptima, fue el ponente que defendió la iniciativa, la cual fue aprobada con el respaldo de más del 50 % de parlamentarios, quienes, en parte, respaldaban a Uribe en ese entonces y hoy están en las filas de la Unidad Nacional de Santos.

Aquella ley modificó la jornada laboral diurna, que hasta ese momento era de doce horas -entre las 6:00 a. m. y las 6:00 p. m.- y la fijó en 16 horas, entre las 6:00 a. m. y 10 p. m. Además, recortó los recargos sobre la remuneración de los dominicales y festivos, pasando de una remuneración del 100 % a un recargo sobre la remuneración ordinaria del 75 % por ciento. El objetivo del gobierno Uribe era el de promover la empleabilidad con la apuesta que con esa reforma se generarían entre 650.000 y 700.000 nuevas plazas de trabajo. Con ese argumento, Zuluaga consiguió sacar adelante la ley en su condición de senador ponente.

Es por eso que el presidente Santos y su equipo de campaña, como el Partido Liberal, se idearon una estrategia publicitaria para recordarle a la gente quién fue el responsable de que a los colombianos les hubieran quitado el pago de las horas extras. Una propaganda pagada por los liberales en televisión utiliza el tarjetón para señalar a Oscar Iván Zuluaga como el culpable.

El concepto del gobierno

Pero en este debate, lo que ha pasado inadvertido, es que el gobierno del presidente Santos y sobretodo, quien fuera su ministro de trabajo, el liberal Rafael Pardo, tuvieron en sus manos la posibilidad de revivir las horas extras.


Sucedió antes de la primera vuelta presidencial. En el año 2012, los congresistas del Polo Democrático Alexander López y Wilson Arias radicaron un proyecto para revivir este derecho a los trabajadores con el argumento de que esa reforma no había logrado sus objetivos de generación de empleo entre 2002 y 2007.

La iniciativa tuvo su primer debate en abril del 2013. Casi en silencio y sin el conocimiento del gobierno, fue aprobada por la Comisión Séptima del Senado. Y durante un año el proyecto reposó en la dilatada agenda de la plenaria hasta que llegó el momento de su discusión.

Eso sucedió el pasado 1 de abril, precisamente cuando faltaban seis semanas para las elecciones y los cinco candidatos en contienda aún no profundizaban en sus propuestas. En la plenaria de esa tarde, el senador Alexander López Maya argumentó que la reforma laboral de Uribe no había cumplido con sus objetivos y se fundamentó en varios estudios, entre ellos uno de la Universidad de Los Andes y la Universidad de Medellín, que concluyeron que la reforma “no generó los empleos presupuestados, y, por el contrario, destruyó los ingresos de los trabajadores colombianos”, según el senador.

Después de haber hecho su exposición, el presidente del Senado, Juan Fernando Cristo, abrió el registro para que los congresistas votaran el proyecto. Eran días en que los parlamentarios andaban más pendientes de campaña política en las regiones y las iniciativas casi eran resueltas a ‘pupitrazo’. Parecía que el proyecto para revivir las horas extras sería aprobado sin contratiempos.

Sin embargo, antes de que se efectuara la votación, el veterano senador de La U, Aurelio Iragorri, reclamó la posición del gobierno frente a la iniciativa del Polo.

Para ello, el ministro Rafael Pardo, quien en ese entonces andaba más pendiente de los asuntos de Bogotá, en calidad de alcalde encargado, encomendó a su viceministro de empleo, Juan Carlos Cortés González. El funcionario del gobierno aseguró que la reforma laboral de Uribe, la que eliminó las horas extras, sí ha sido efectiva para generar nuevos empleos.

“… Se ha generado una dinámica favorable a la generación de empleo en el país, que se ha visto reflejada entre otros elementos, en la generación de este número importante de plazas laborales, que en los últimos tres años supera los 2,3 millones de empleos nuevos y que corresponde, además, a una estrategia de Gobierno que se complementa con la reforma en campo tributario, que fue aprobada por este Congreso de la República, en la cual se exonera del pago de cotizaciones a salud a los empleadores”, expresó el viceministro de empleo, quien pidió a la plenaria del Senado hundir el proyecto del Polo.

Ahora las cosas han cambiado. Si hace tres meses el gobierno defendía la reforma del gobierno Uribe que eliminó las horas extras, ahora la considera nefasta para los trabajadores. Y a pocos días de las elecciones, el presidente-candidato apostó por revivirlas, quizás con el objetivo de conquistar a nuevos electores a su favor, ya que hoy cuenta con el respaldo de los sindicatos y con el de algunos dirigentes del Polo Democrático, precisamente el único partido político que, en reiteradas ocasiones, ha intentado revivir las horas extras para los trabajadores.