OPINIÓN

Caza y ecología: una virtuosa alianza

Aunque parezca contra evidente, los cazadores deportivos son una fuerza en pro de la conservación ambiental.

Luis Guillermo Vélez Cabrera*
3 de agosto de 2009

En días pasados con motivo de la controversia suscitada por el incidente del hipopótamo Pepe un columnista afirmó que la alianza entre una importante ONG ambiental y miembros de la Federación Colombiana de Tiro y Caza Deportiva equivalía a “aliarse con el diablo”.

La afirmación no solamente resulta sorprendente sino equivocada. Aunque parezca contra evidente, los cazadores deportivos han sido una de las principales fuerzas en pro de la conservación ambiental, como lo demuestra ampliamente la gestión de ONG’s creadas y patrocinadas por cazadores como Ducks Unlimited, Safari Club Internacional y FACE.

Organizaciones como estas y muchas más trabajan de cerca con gobiernos, entidades multilaterales, comunidades y con otras organizaciones de conservación y protección ambiental, incluidas las más importantes como la World Wildlife Fund, la World Conservation Union (IUCN) y Conservation International. Durante décadas este trabajo ha sido coordinado y armónico debido a que todas las partes comparten un objetivo común: la conservación y uso sostenible de la biodiversidad.

Lejos de ser una alianza diabólica, la alianza entre cazadores deportivos, gobiernos, comunidades y organizaciones ambientales ha fructífera. El ejemplo más evidente de lo anterior ha sido la restauración de muchas de las poblaciones de animales amenazados de África. Como lo afirma un reciente artículo de la prestigiosa revista Conservation Biology en los 23 países africanos que permiten la cacería deportiva se asignan más de 1.4 millones de kilómetros cuadrados de tierra privada para hábitat de presas de caza como leones, leopardos, rinocerontes, hipopótamos, elefantes, búfalos y numerosas otras especies. Esto es un 22 por ciento más extensión que la que tienen todos los parques y reservas naturales de estos países.

Peter Lindsey, biólogo de la Universidad de Zimbabwe, quien condujo el estudio, lo dice muy claramente: “la cacería deportiva tiene una importancia clave para la conservación en África ya que crea incentivos para promover y retener vida salvaje como objetivo de uso de suelo en grades extensiones”.

Los escépticos, sin embargo, deberían estudiar el caso lamentable de Kenia. Este país africano, presionado por extremistas ambientales, prohibió la cacería deportiva en 1977. El resultado ha sido una hecatombe ambiental. Se cree que las especies, en otrora abundantes, se han disminuido en un dramático 60 por ciento debido a la cacería furtiva –que continúa a pesar de la prohibición- pero sobre todo al destino de tierras privadas y comunitarias a otros usos más rentables. En 2007, con motivo de los treinta años de la entrada en vigencia de la prohibición, se presentó al parlamento keniano un proyecto de ley para tumbar la contraproducente medida.

Los miembros de la Federación Colombiana de Tiro y Caza Deportiva nos sentimos comprometidos con el medio ambiente. Al igual que nuestros colegas de otras partes del mundo, estamos convencidos que mas que ser parte del problema somos una parte esencial de la solución. La alianza virtuosa entre cazadores, gobierno, comunidades y ambientalistas, que tan buenos resultados ha generado en otras latitudes, debe profundizarse en Colombia si verdaderamente queremos asegurar el futuro de nuestra inmensa biodiversidad.


* Luis Guillermo Vélez Cabrera Miembro de la Federación Colombiana de Tiro y Caza Deportiva