María Piazzeta fue el primer restaurante italiano que abrió sus puertas en Tocancipá. | Foto: Jorge Serrato

GASTRONOMÍA

Conozca María Piazzetta, el restaurante que llevó la pizza a Tocancipá

Aquí se preparan platos italianos con sabores cundinamarqueses. Almorzar pizza ahora es el plan dominguero de las familias que viven o visitan el municipio.

10 de diciembre de 2017

Tocancipá significa en muisca ‘valle de las alegrías del zipa’. Allí el cacique celebraba sus triunfos y victorias. Esa costumbre no se ha perdido: actualmente el municipio se ha convertido en cuna de felicidad de cientos de bogotanos que fueron asfixiados por la capital. Decenas de personas encontraron en tierras tocancipeñas un suelo fértil para sembrar sus expectativas y cosechar bienestar.

María Alejandra Correa es una de ellas. Poco a poco comenzó a dejar todo aquello que la ataba a la ciudad y montó un restaurante italiano que no solo le devolvió la sazón a su vida, sino a la de una gran cantidad de tocancipeños que encuentran en María Piazzetta una plaza para recordar la importancia de compartir en familia.

Según Claudia Camino, funcionaria de la oficina de turismo de Tocancipá, en los últimos dos años el municipio se ha convertido en un popular destino entre citadinos que buscan trabajar cerca de las industrias o disfrutar de una cotidianidad con mayor tranquilidad.

Eso fue lo que le sucedió a María Alejandra, quien se desempeñaba como gerente de mercadeo en una importante compañía. Lo que parecía ser su sueño hecho realidad, se convirtió en un tedioso día a día. Entonces recordó a su padre y el amor que él profesaba por la naturaleza. Cuando era niña no se emocionaba mucho por los paseos a la finca y le parecía exagerada la reacción de su papá de sonreír mientras rozaba con la punta de los dedos el tronco de los árboles o sentía las hojas resecas en sus pies.

Acudir a la memoria emocional fue lo que impulsó a María Alejandra a marcharse de Bogotá para instalarse en una pequeña casa, ubicada en una de las tantas montañas de Tocancipá, justo en aquel lugar en el que su padre pasó gran parte de su vida. “Uno era muy insensato, ¿no?”, dice, mientras acomoda el mantel de una de las mesas de su restaurante que tiene vista a la carrera séptima, el corazón comercial del municipio.

Justo aquí, muy cerca del parque principal, queda María Piazzetta. Se reconoce porque en la puerta hay una pequeña bandera con los colores verde, blanco y rojo, que evocan los mejores sabores de la cocina napolitana. En este restaurante italiano se pueden degustar 13 tipos de pizza con ingredientes frescos, provenientes de las fincas tocancipeñas. Las pizzas especiales como la María Piazzetta y la del huerto son las preferidas. En estas preparaciones priman los sabores del pollo, el pimentón y la rúgula.

En los otros platos como el panzerotti, las pastas, los raviolis y las ensaladas; los ingredientes con sello cundinamarqués también son protagonistas. Por ejemplo, la limonada María Piazzetta fue pensada para los paladares locales. En esta bebida utilizan panela, porque es saludable y a los tocancipeños les encanta, y además porque queda deliciosa si se combina con productos que enaltecen su sabor como el jengibre, el limón y la hierbabuena.

“Instalarnos en Tocancipá con una propuesta cómoda y diferente fue uno de nuestros principales anhelos. Como aquí no había un restaurante italiano decidimos acoplarlo al municipio. La gente ha aprendido a disfrutar de este tipo de cocina que más allá de los imaginarios es muy saludable. Ahora es normal que un tocancipeño venga a María Piazzeta a almorzar una ‘pizza’”, cuenta la propietaria.

Y recuerda un episodio que la conmovió. “Una vez vino al restaurante un hombre con su esposa e hijos. Lucían muy arreglados y tímidos. Pidieron ‘pizzas’. Se notaba que la pasaban bien. Después nos dimos cuenta que era la familia de uno de los campesinos que nos ayudó a construir el restaurante. Él una vez me dijo que iba a ahorrar para que su familia pudiera probar la comida italiana. Fue muy especial”, relata María Alejandra.

Ella es una mujer jovial y se nota que en su trabajo de mercadeo aprendió a comunicar con carisma y confianza. Su hermano Andrés Correa es músico. Siempre supo que Bogotá no era su lugar. Aunque la quiere, prefiere vivir al lado de aquello que le pueda brindar inspiración, como el sonido del viento en la alta montaña o el aroma distintivo del césped después de la lluvia.

A María Alejandra todavía le cuesta dejar el mercadeo a un lado y de vez en cuando realiza asesorías virtuales, pero no quiere retroceder el tiempo. Nunca se había sentido tan satisfecha como ahora. “No hay mejor plan que atender a las familias que llegan al restaurante los fines de semana. Se ven felices y es gratificante”.