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columna del lector

Kraken, el arte que no se trafica

Jorge Ladino Gaitán le rinde homenaje a Kraken, "una banda de culto, un digno tesoro de la memoria" que en sus 20 años de trayectoria se ha mantenido fiel a su música y no ha cedido a las fuerzas del mercado.

Jorge Ladino Gaitán Bayona*
27 de marzo de 2005

Y de repente una canción perdona el mundo. Me presiento ángel en el vuelo de una guitarra y es otro el viento cruzando los cielos que me habitan. No podrán silenciar mis alas de sonido, alas del rock. Zarpo a todos lados y pregunto a los pájaros por ese capitán Dios que mece mi alma con su voz sin orillas. "Es Elkin Ramírez"- responde el mar y un coro de olas enciende mis párpados. "Llámalo Kraken, el Titán, ya puedes volver". Se apaga la canción, pero algo en mi se enciende. Ya soy "lenguaje de mi piel", la banda sonora de mis pasos, el "camino fiel que lleva a mi verdad, tiempo y voz, noche de luna para danzar".

"Sin música la vida seria un error" advertía Nietzsche. "La música es el lenguaje que me permite comunicarme con el más allá", declaró alguna vez Robert Schumann. "La música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía" anunció para siempre Beethoven. Podría aceptarlo todo al escuchar a Kraken, la banda de rock colombiana que con sus 20 años de huella y camino, de persistencia y genialidad, demuestra que el arte es una tierra de promisión, ajena a prostituciones, a ventas millonarias, a MTV y la farándula. Kraken, el sueño hecho realidad de Elkin Ramírez (su líder, compositor, vocalista y dueño de la franquicia) es la única banda de rock que en nuestro país se ha mantenido fiel a una propuesta ética, estética e ideológica. No se ha dejado tentar por ese "poderoso caballero, Don Dinero", como diría Francisco de Quevedo. Nunca se banalizaría para mendigar un Grammy.

El nombre de esta agrupación musical tiene referentes mitológicos. Cuentan que Poseidón liberó a una de los monstruos marinos, Kraken o Cetus, para que desatara el caos en los pueblos de Etiopía, ya que sus reyes afirmaron que su hija Andrómeda era más bella que las mismas Nereidas, hijas del señor de los mares. La única solución para controlar a la criatura era ofrendarle como sacrificio a Andrómeda. Pero ésta es salvada por Perseo, quien venció a Kraken convirtiéndolo en piedra al mostrarle la cabeza de Medusa. La mitología noruega habla del Kraken como una terrible criatura marina, similar a un pulpo gigante, capaz de hundir cualquier tipo de embarcación.

Lo que Kraken como banda de rock progresivo ofrece no es sólo ritmo, buenos arreglos y riqueza vocal, también una filosofía de vida. Sus canciones invitan a la libertad, a amar con intensidad al ser humano y la riqueza cultural de Latinoamérica, a no caer en las garras del miedo y ser críticos frente a lo que ocurra a nuestro alrededor, a ser coherentes con las aspiraciones que agitan el espíritu, así se vaya en contravía de las ganancias económicas. "Muere libre", uno de sus primeros temas es, en gran medida, su manifiesto: "Rompe el silencio de un grito/ que el mundo te escuche/ no temas actuar/ No seas el sueño vencido que teme/ y vence a quien teme soñar/ No seas la copia de un falso bufón/ Se uno sé tú y nada mas/ Se es libre al momento/ de actuar con razón./ No vivas para ser, la presa de otros sueños/ Se vive una vez para ser/ eternamente libre./ Viste según tus razones/ que va de opiniones/ no use disfraz/ Que el grito que lances al viento/ no muera al momento, él es tu verdad/ La niebla es espesa/ y debes cruzar/ Se uno sé tú y nada mas/ No seas la presa que espera matar./ Eres de la tierra la vida/ su sangre que brota y muere al girar/ del tiempo la esencia/ el momento, el silencio/ que emanan y aspira al pasar/ Vive soñando encontrar libertad/ Se uno sé tú y bastará/ Muere luchando por tu libertad."

Kraken fue fundada en Medellín en 1984. En 1986 da a conocer al público su primer sencillo: "Todo hombre es una historia". Al año siguiente lanza su primer larga duración: "Kraken". Las ventas superaron las veinte mil copias. De 1989 es su segundo trabajo musical, "Kraken II", donde aparece uno de sus temas más bellos y memorables "Vestido de cristal", el cual logró el número uno en listados nacionales, además de ocupar puestos de lujo en España y países vecinos. "Kraken III" salió a la luz en 1990. En él se ofrece una interesante mirada poética y política a la soledad, injusticias y horrores que agobian a los latinoamericanos, esos "hijos del "Popol-Vuh", "rostros fugaces" de la esperanza, "hombres ignorados, seres de barro y miedo".

En 1993 surge "Kraken IV, Piel de Cobre", un álbum inolvidable, casi un canto general a América, una celebración mágica y ritual de los lenguajes y la riqueza cultural de las culturas precolombinas. Además, contenía la mejor canción en la historia del Rock colombiano y una de las más preciosas, líricas y sublimes del idioma castellano: "Lenguaje de mi piel", número uno en listas de Colombia y décima por varias semanas en el 'World chart' de los Angeles, California en 1994. En 1995 llega "Kraken V, el símbolo de la huella", donde se exalta tanto el valor de los sueños, el amor y las utopías que nos reconcilian con el viento, como a los seres que son en lo que quieren y no en lo que la sociedad les impone.

En 1999 sale "Kraken, una leyenda del rock", donde se invita a explorar esas sendas internas de utopía, arte y rebeldía que nos hacen particulares y bellos, no simples marionetas. "La masa no piensa, es fría y aliena", señala un verso de la canción "No te detengas". Allí aparece igualmente "Frágil el viento" y "El idioma del rock", un tema vital, un arte poética donde se señala que el rock no es simple pasatiempo, sino el idioma, sentimiento y grito que funda lo humano, creando vínculos de libertad y comunión desde el vuelo de la palabra y la fuerza del sonido.

Del 2002 es "Kraken en vivo, huella y camino", un recopilado de excelente producción, con las mejores interpretaciones de la banda en concierto. Figuran allí dos canciones inéditas, "Revolución" y "Corazón felino". Esta última es una oración rock para que el corazón felino y rebelde siga viajando por las venas y no se contenga, por mas que el tiempo aplaste y el olvido acorrale en la ciudad: "No detengas tus latidos... ni pronuncies el olvido... por favor./ Ayúdame!... a romper el hielo de mis miedos con la magia de tu ángel/ Ayúdame!... que las sombras de otros cuerpos no me asombren ni se apropien de mi carne".

Esta banda colombiana lleva veinte años de fidelidad con el rock, de lucha y renovación para seguir conmoviendo, cuestionando y seduciendo a sus seguidores. Es un ejemplo ético de que el arte es la más noble y bella creación del espíritu. En sus composiciones subyace una conciencia poética. La voz ágil, poderosa y aguda de Elkin Ramírez presenta un buen registro, en ella se refleja una formación en técnica vocal. Todo ello hace de Kraken una banda de culto, un digno tesoro de la memoria.

* Poeta y docente de literatura