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Despenalización del aborto o satanización del tema

"(...) Si los hombres pudieran abortar, el aborto sería un sacramento (...)"

María Ximena Castilla*
10 de noviembre de 2002

Espero que todas las personas que nos tildan de asesinas(os) a quienes creemos profundamente en la libertad, en la dignidad, en el buen juicio de las mujeres para tomar sus decisiones, realicen una profunda reflexión y se apasionen tanto para calificar a los paramilitares y a cualquier actor de la guerra de la misma manera. Se preguntarán por qué no se menciona a la guerrilla, pues porque de ella se ha ocupado el gobierno (ofrece rescates), la Fuerzas Armadas (los generales montan en cólera por la solicitud de extradición de Carlos Castaño) y la Iglesia que le dio la comunión y la bendición nupcial, al jefe Castaño, misma Iglesia a la que se le teme tanto, no obstante su ideología patriarcal y sus tantos errores en la historia (la "Santa Inquisición", el apoyo a Hitler, la pederastia, histórica, pero hasta ahora denunciada, y otros pecadillos...). La despenalización del aborto, para que quede claro, lo único que haría sería reconocer la responsabilidad y buen criterio de las mujeres, en las que siempre se ha confiado para manejar los asuntos domésticos (manejar una casa es tal vez más complejo que manejar un país y sin duda muchas casas funcionan mejor de lo que ha funcionado este país -manejado por hombres- en los últimos 150 años, y la crianza de los hijos, que sin duda son de las mujeres. Si examinamos las estadísticas de los procesos por alimentos ante la Jurisdicción de Familia e Inasistencia Alimentaria, ante la Fiscalía y las solicitudes ante el ICBF, el 95 por ciento corresponden a mujeres que representan a su menores o incapacitadas(os) hijas(os), víctimas de abandono emocional y material por los hombres-padres. Finalmente, la Iglesia Católica no ha perdido vocaciones sacerdotales ni feligreses, porque las parejas se divorcien (otro tema satanizado por la Iglesia hasta la Ley Primera de 1976) ni mucho menos porque las mujeres interrumpan un embarazo indeseado o inoportuno, o por tener una opción sexual diferente, sino por sus todopoderosas actitudes, nada sabias y justas, que alejan a los seres humanos comunes y corrientes de las exigencias heroicas de una institución llena de errores, delitos y complicidades inaceptables.

*Abogada