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Las Farc y el Ejército desprendieron una creciente oleada de enfrentamientos en los últimos días.

ORDEN PÚBLICO

Farc y Ejército: guerra en todo nivel

La muerte de 11 soldados en el sitio la cuchilla de Las Camelias, entre Quindío y Tolima, es un hecho más de la creciente ola de enfrentamientos entre ambas partes.

3 de septiembre de 2007

En los últimos días, la guerrilla y el Ejército han colmado la agenda informativa de los medios de comunicación. Cada parte se ha dedicado a lanzar sendos gritos de victoria frente a diversos encuentros que han tenido tanto en las selvas como en las ciudades del país y que dan cuenta de una virtual agudización del conflicto armado.

La confrontación con las Farc tiene varias aristas. La más reciente es la muerte de 11 soldados en combates contra esa guerrilla en los límites entre Tolima y Quindío. Inicialmente se habló de 10 militares muertos y cuatro desaparecidos, que fueron encontrados más tarde. Uno de ellos estaba sin vida.

Según fuentes oficiales, las tropas estaban allí porque tenían sospechas de que las Farc estaban concentrándose en esa área para ejecutar “acciones terroristas a una de las poblaciones ubicadas sobre las faldas de la cordillera central tanto de los departamentos del Tolima como del Quindío”.

Hacia la una y media de la mañana del pasado domingo, cuando hombres de la Octava Brigada patrullaban la zona, entraron en combates con los guerrilleros. El punto específico fue el municipio de Pijao.

Mientras que el Ejército anunciaba que al lugar del enfrentamiento llegaron refuerzos de las brigadas Sexta y Octava, se conoció otro parte de guerra oficial. Tomás Medina Caracas, alias el ‘Negro Acacio’, uno de los máximos jefes de las Farc, fue muerto en enfrentamientos en una acción conjunta de las autoridades, a orillas del río Guaviare.

Estos hechos son apenas trozos que demuestran cómo ambas partes vienen atacándose con más fuerza en los últimos días. Aquel incremento de las presencias armadas de las dos partes se presenta justo en plena época de campañas electorales.

Es preocupante que las Farc tengan participación política mientras están alzados en armas. La inquietud se incrementó aún más cuando Raúl Reyes, uno de los comandantes de esa guerrilla, dijo en una entrevista para el diario Clarín, de Argentina, que veía con buenos ojos un gobierno del Polo Democrático.

“Exigimos la renuncia del gobierno de Uribe por ilegítimo, por corrupto, por ser el responsable de la narco-parapolítica. Y hemos pensado que debe ser reemplazado por una coalición para conformar un gobierno pluralista, patriótico y democrático, que se comprometa con la verdadera paz. Pensamos que un gobierno de estas características puede servir también en Colombia, como por ejemplo un gobierno del Polo Democrático Alternativo”, fueron las palabras de Reyes.

A pesar de que la dirigencia del Polo rechazó cualquier tipo de apoyo por parte de ese grupo, sigue latente el temor de que las Farc quieran participar en política. El miedo tiene fundamento. Ese grupo ya lo ha hecho en otros procesos electorales a lo largo del país.

Confrontación en los medios

Así como las confrontaciones entre las Fuerzas Armadas y las Farc han incrementado, también ha ocurrido lo mismo con las ‘puyas’ en los medios de comunicación.

De hecho, la muerte del ‘Negro Acacio’ se hizo noticia mucho antes de ser confirmada por el Ministerio de Defensa. Horas después de que el titular estuviera en las páginas en internet de los medios y de haber sido mostrada por televisión y contada por la radio, se supo que por interceptaciones telefónicas se pudo confirmar la noticia.

Lo mismo han hecho las Farc por medio su página de internet y la agencia afín a esta guerrilla, Anncol. Pero contrario a las Fuerzas Militares, que confirmaron la muerte del cabecilla, la guerrilla da partes que se caen por su propio peso.

Desde hace dos semanas vienen hablando de la muerte de unos 50 integrantes de las Fuerzas Armadas y hasta de 10 erradicadores de coca que jamás se confirmaron. De haber sido así, habría sido una tragedia nacional, tal como ocurrió con la reciente muerte de los 11 soldados en Quindío.

Claro que no faltan los comentarios apasionados. Mientras las Farc dan sus increíbles partes, el Ejército tiene un comportamiento no muy diferente. El general Mario Montoya, comandante de esa fuerza, dijo hace poco en un evento público que la guerra en Colombia ha llegado “al fin del fin”, cosa difícil de creer, mucho más viendo estos acontecimientos recientes.

A ese comentario, Raúl Reyes, en otro diálogo que sostuvo hace poco con el periodista Jorge Enrique Botero, respondió que “el general Montoya dice cualquier cosa y está hablando con lo que le dictan sus deseos. Pero lo que vemos es una tremenda descomposición en el Ejército”.

Y después de enumerar recientes escándalos dentro de las Fuerzas Militares, el guerrillero concluyó que “sería mejor hablar del fin, pero del Ejército”.

Guerra urbana

A la guerra en la selva y en los medios de comunicación, se suma otra muy temida: la que ocurre en las ciudades. Hay varios hechos recientes.

La Policía capturó una columna urbana de las Farc en Armenia, desde donde planeaban atentados en Tolima y el Eje Cafetero.

Gracias a información encontrada en el campamento del jefe guerrillero Carlos Antonio Lozada, se supo que las Farc querían matar al ex ministro Fernando Londoño. Tenían un completo operativo donde registraban cada uno de sus movimientos y los de sus escoltas en Bogotá.

También se supo que iban a poner una bomba en la plaza de toros de Bogotá para matar al senador Germán Vargas.

Toda esa información se conoció gracias a operativos militares que permitieron encontrarla. Éstos, más los combates y más las ‘campañas mediáticas’ se dan en un crucial momento para el Gobierno y las Farc.

Por estos días, ambas partes se apoyan de la mediación del presidente venezolano, Hugo Chávez, para acordar el intercambio de secuestrados por guerrilleros presos, una negociación en la que ninguno quiere ceder y que, para ganar terreno, muestran sus dientes.

Sin embargo, han hecho pequeños guiños. El Gobierno aprobó que los dirigentes de las Farc dialoguen en Venezuela con Chávez y la guerrilla entregó los cuerpos de los 11 diputados que murieron en cautiverio.

Esos pequeños coqueteos reabren la esperanza de que quienes están encerrados, puedan volver a la libertad. Pero la misma tiende a perderse cada vez que se conocen hechos de la recrudecida guerra. Y por lo visto en este panorama, la guerra está en una etapa muy intensa.