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Mitos y paradigmas

Jueves 27. Mario Agudelo, ex combatiente del EPL y ex alcalde de Apartadó, destruye varios de los mitos con los que se analiza el conflicto colombiano

Mario Agudelo Vásquez*
12 de febrero de 2006

En diversos sectores académicos, políticos, de ONG y en las mismas instituciones, se han construido paradigmas sobre el conflicto colombiano que conducen a análisis distorsionados y que poco contribuyen en la elaboración de políticas para avanzar en su solución definitiva. Estos son algunos de ellos:

"SÓLO SE PUEDE JUSTIFICAR EL CONFLICTO ARMADO EN UN PAÍS SI EXISTE UNA DICTADURA"

Falso. Pese a que durante la Guerra Fría, en el Cono Sur los golpes de Estado y las dictaduras militares fueron pan de cada día, las organizaciones guerrilleras no lograron la aceptación de los sectores opuestos a las dictaduras. Por el contrario, se debilitaron y fueron derrotadas. Para no ir muy lejos, en Colombia, en 1953, el golpe militar encabezado por el general Rojas Pinilla se dio cuando en el país se multiplicaban los grupos guerrilleros de cortes liberal y comunista, verdaderas organizaciones de resistencia campesina contra el terror oficial y las bandas de 'pájaros'. Sin embargo, en el momento en que este gobierno ilegítimo asume el poder, los grupos más importantes de las guerrillas liberales se desmovilizan ante el contundente respaldo popular que gana la dictadura militar.

"EL CONFLICTO ARMADO COLOMBIANO ES PRODUCTO DE LA INJUSTICIA SOCIAL"

Falso. Esta opinión tiene gran aceptación y es repetida en los diferentes pronunciamientos de las guerrillas y las autodefensas al referirse a las causas objetivas del conflicto. Una rápida mirada a la historia de las organizaciones guerrilleras y paramilitares muestra la equivocación de quienes defienden esta afirmación.

Las guerrillas liberales y comunistas de la década del 50 surgieron como respuesta a la agresión y la barbarie impulsadas por el gobierno conservador y falangista de Laureano Gómez. Las Farc nacieron de la transición de las formas de resistencia dirigidas por el Partido Comunista Colombiano hacia formas superiores de lucha, alinderadas al lado de la extinta Unión Soviética.

El Eln hace su aparición en Santander, liderado por un puñado de estudiantes de la Universidad Industrial de Santander quienes, bajo el influjo de la revolución cubana, creyeron que al empuñar las armas el pueblo los apoyaría garantizando así un rápido triunfo de la revolución.

La irrupción del EPL se da en el Alto Sinú, entre Córdoba y Antioquia, una zona de refugio de antiguos guerrilleros liberales influidos por el MRL. Copiando dogmáticamente el modelo de la revolución China pretendió crear una base de apoyo revolucionario para rodear lentamente la ciudad desde el campo. Tanto el ELN como el EPL surgieron en zonas de colonización, habitadas por campesinos, que llegaron allí huyendo de la violencia, quienes ante todo buscaban proteger sus vidas.

 El M-19 es la respuesta de dirigentes y militantes de la Anapo al fraude de las elecciones de 1970 en las que fue despojado del triunfo su candidato, el general Rojas Pinilla. Pero también es el giro de algunos militantes de las Farc que contribuyen a su creación. En su desarrollo posterior, la guerrilla logró sus mejores dividendos no en las áreas rurales más pobres y marginadas, sino en poblaciones de mayor desarrollo económico, como en la zona bananera de Urabá y en Barrancabermeja, por ejemplo.

Las autodefensas se multiplican ante los excesos de la guerrilla, se reivindican como grupos contrainsurgentes que surgen por la incapacidad del Estado de garantizar el imperio de la ley. La violencia en general se ha presentado con mayor énfasis en las grandes ciudades y en las zonas rurales en donde es mayor la inversiones pública y privada. De allí que los programas oficiales que pretendieron superar la violencia a partir de la sola inversión social fracasaron, como ocurrió con las Consejerías para Medellín y Urabá.

Para rematar, quiero resaltar la afirmación de Enrique Iglesias, ex presidente del BID: "En Calcuta hay muchos más pobres y no hay tanta violencia como en América Latina. Hay que mirar otros factores que generan subdesarrollo, como los mercados de armas, los conflictos civiles, la debilidad del Estado, la droga y la educación".

"EXISTE UNA RELACIÓN DIRECTA ENTRE LA ESTABILIDAD POLÍTICA DE UN PAÍS Y LA AUSENCIA DE GUERRILLAS"

Falso. En Colombia el conflicto armado se ha prolongado durante más de 50 años. Sin embargo, en general la institucionalidad democrática se ha venido fortaleciendo a pesar de las dificultades que para la gobernabilidad local generan guerrilla y autodefensas. Aunque en Ecuador y en Bolivia no existen movimientos armados, las protestas populares han dado al traste con diferentes mandatarios elegidos democráticamente, quienes se han visto forzados a renunciar producto de crisis institucionales. Mientras en estos países se presentan procesos de verdadera inestabilidad política, en el nuestro los actores armados ilegales sólo alcanzan a generar fenómenos de perturbación.

"LAS GUERRILLAS SON REVOLUCIONARIAS"

Falso. En Colombia no existen dudas sobre el carácter revolucionario del programa que lanzaron las guerrillas en el momento de su nacimiento, cuyo objetivo central era la construcción de un Estado socialista de carácter marxista-leninista, que a nombre de los oprimidos tomaba en sus manos el poder político y el manejo centralizado de la economía, para así borrar las diferencias sociales, acabar con la gran propiedad privada y redimir al pueblo.

Con la caída del Muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética y el derrumbe de Europa Oriental, se cayó la estantería ideológica de la izquierda ortodoxa y de la guerrilla. Su programa político se volvió obsoleto Las propuestas programáticas de las Farc y del ELN en los temas de democracia son de corte liberal y en ellas sobresalen los asuntos de soberanía popular, nueva constituyente pluralista y elección popular del Procurador General de la Nación.

En cuanto a las reformas, la más "radical" que proponen es la reforma agraria, tal como fue concebida por ellos en la década de los 60, desconociendo las nuevas realidades económicas y sociales del país. En materia internacional plantean renegociación y moratoria de la deuda externa y un nuevo marco de relación con la banca internacional. Para luchar por estas propuestas no es necesaria una nueva institucionalidad, ni empuñar las armas y hacer una revolución violenta.

En el marco del Estado de derecho es perfectamente viable el logro de estos propósitos. Mas aun, no es necesario ser un revolucionario de carta cabal para estar de acuerdo con estos objetivos. De otra parte, cuando la guerrilla sabotea la participación del pueblo en elecciones locales, asesina indiscriminadamente concejales en sus recintos, secuestra a dirigentes políticos y siembra el terror entre la población humilde, está asumiendo prácticas que no son revolucionarias, ni de izquierda, ni pluralistas, ni democráticas. Por el contrario, son prácticas fascistas, que nada tienen que ver con los principios revolucionarios de igualdad y libertad y nada le aportan a la construcción de una nueva sociedad, cimentada en el ejercicio de la democracia del pueblo y en la adopción de profundas reformas en favor de los sectores populares.

"LAS AUTODEFENSAS DEFIENDEN AL ESTADO COLOMBIANO"

Falso. En Colombia existe un Estado social de derecho, pluralista, respetuoso de los derechos humanos y de las libertades civiles. En el manejo del orden público a partir de la adopción de la constitución Política de 1991, desapareció el Estado de Sitio, y con él, las medidas que recortaban las libertades políticas, permitiendo que las políticas de seguridad fuesen respetuosas del Derecho Internacional Humanitario. La intimidación, los asesinatos, las masacres y el desplazamiento forzoso constituyen acciones absolutamente violatorias de nuestro ordenamiento jurídico, y quienes las ejecutan, independientemente de la justificación que esgriman, atentan contra los fundamentos del Estado Social de Derecho plasmados en nuestra Constitución política; plantear que los "paras" defienden al Estado colombiano es ni más ni menos que reconocer la existencia en nuestro país del terrorismo de Estado, cosa que muy pocos se atreverían a afirmar.

Reconocer que las AUC no fueron diseñadas para atacar a la Fuerza Pública y a las instituciones (aunque en ocasiones lo han hecho) no puede llevar a la conclusión de que defienden al Estado colombiano, por el contrario, se les debe calificar, tal cual se hizo en la Ley de Justicia y Paz, como sediciosos que interfieren con el normal funcionamiento del orden constitucional.

 "NO EXISTE UN CONFLICTO ARMADO, SINO UNA AMENAZA TERRORISTA"

Falso. Al país intentaron polarizarlo en esta discusión que, después de los acercamientos iniciales del gobierno con el ELN, perdió sentido (nunca lo tuvo) al reconocer el presidente Uribe la existencia del conflicto armado en Colombia. Y es que en nuestro país existen organizaciones armadas ilegales que tienen objetivos políticos, que están bajo las órdenes de mandos responsables, portan uniformes y distintivos y mantienen sobre porciones del territorio nacional un control o una presencia que les permite realizar operaciones militares sostenidas, condiciones éstas que, de acuerdo con los postulados del protocolo II de Ginebra, al cual adhirió Colombia en 1994, definen la presencia de un conflicto armado en un país. Este reconocimiento no le otorga absolutamente ninguna ventaja a la guerrilla, no le da estatus de beligerancia como equivocadamente cree el gobierno nacional, ni debilita la legitimidad de las instituciones. Tampoco niega nuestra realidad: existe un conflicto armado, con unas guerrillas que cada vez acuden más al uso del terrorismo, su poco respaldo popular desciende y su imposibilidad de lograr la toma del poder es evidentes. *Perteneció a las filas del EPL, luego fue Diputado a la Asamblea de Antioquia y Alcalde de Apartadó