OPINIÓN

¡Reincidir, paga!

Nuestro sistema judicial está diseñado para que ladrones, homicidas y violadores de niños delincan una y otra vez sin que nada les pase.

Semana.Com
3 de febrero de 2018

El crimen de la mujer embarazada que recibió varios disparos cuando le iban a robar su camioneta, el asesinato de un conductor de Uber y la violación de más de 200 niños por parte de un psicópata que se hacía llamar ‘lobo feroz’ tienen todos, un elemento en común: no era la primera vez que estos sujetos cometían delitos y, lo que es más grave, la justicia no tiene cómo garantizar que sea la última, pues nuestro sistema judicial, garantista como el que más, pareciera estar diseñado para que la reincidencia sea la regla y la impunidad la generalidad 

Está disponible: ¿A qué le temen las Farc?

Miren ustedes estas cifras: cerca del 16 por ciento de las personas capturadas en Medellín, son reincidentes, mientras en Cali el 50 por ciento de las personas detenidas son dejadas en libertad en cuestión de días, a pesar de que en muchos casos sus capturas se dieron en flagrancia. Una cifra que en el caso de Santa Marta llega incluso al 75 por ciento. 

En Armenia, según contó esta semana RCN RADIO, la última captura masiva realizada por la policía de esa zona del país se efectuó contra 70 reincidentesentre ellos dos que tenían más de 20 notificaciones judiciales por los delitos previamente cometidos.

Puede leer: Un silencio politizado

En Bogotá, las cosas no parecen mejor. Desde el año pasado el secretario de seguridad Daniel Mejía viene insistiendo en el tema con estadísticas tozudas como la de los 26 mil pillos que han sido capturados en los últimos cuatro años y frente a los cuales se ha podido probar su reincidencia o delito habitual.

Pero lo más aberrante es que delitos aún más graves que el hurto, como el del abuso sexual de menores, también quedan en la más insultante impunidad mientras los violadores continúan en las calles ampliando su rango de víctimas. 

Eso fue lo que pasó con el tal ‘lobo feroz’:  en 2008 fue capturado y quedó en libertad porque no  instruyeron el proceso en los términos que establece la ley. Según una investigación de EL HERALDO el delincuente “estuvo ‘paseándose’ durante seis años por una decena de juzgados penales municipales de Bogotá antes de recalar en el juzgado 21, que lleva en la actualidad el proceso”.

El mensaje que envía el sistema judicial es contundente: ¡reincidir, paga! y en el análisis costo-beneficio de los criminales, cometer sus fechorías sin probabilidad de obtener penas efectivas por sus acciones, convierte la delincuencia en un modo recurrente de vida. 

Le recomendamos: Y Germán, ahí…

Por supuesto que hará falta una modificación legal para incrementar las penas frente a quienes no aprenden la lección pero más importante que eso es que, con las herramientas que ahora existen, precarias o no, comencemos por impartir algún tipo de lección efectiva. Esta es una responsabilidad que les está quedando grande a fiscales y jueces porque, aunque hay que mejorar los sistemas de inteligencia en la policia, el mayor nudo hoy no está en las capturas sino en su legalización y posterior juzgamiento.

Si bien los abogados hemos sido instruidos para el garantismo en los procesos judiciales, llega un momento en el que hay que revaluar todo lo aprendido: cuando los victimarios tienen más garantías y derechos que las propias víctimas, algo anda mal y eso, justamente, es lo que está pasando.

El dramático hecho de que reincidir sí paga, se convierte en uno de nuestros peores males y es la confirmación de que la justicia en Colombia, lamentablemente, se jodió. 

Twitter @JoseMAcevedo