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Los operadores judiciales tienen la oportunidad de demostrar que nadie está por encima de la ley y que la justicia no entra en receso durante la campaña electoral.

Daniel Coronell, Daniel Coronell
28 de abril de 2018

La Corte Suprema de Justicia tiene evidencias incontrovertibles de que el recluso Juan Guillermo Monsalve Pineda ha venido siendo objeto de amenazas y crecientes presiones para que cambie su testimonio. Monsalve es el hijo de quien fue mayordomo de la hacienda Guacharacas. Vivió y trabajo por años en esa propiedad que fue de la familia Uribe Vélez, y ha entregado declaraciones sobre la supuesta participación de los señores Santiago Uribe Vélez, Pedro y Santiago Gallón Henao, y Juan Guillermo Villegas en la conformación del llamado bloque Metro de las autodefensas y en la ejecución de crímenes de lesa humanidad.

A la justicia le corresponde investigar si sus afirmaciones son ciertas o no. También establecer si Monsalve y sus familiares han sido presionados para cambiar el sentido de su testimonio para involucrar al senador Iván Cepeda en un “cartel de falsos testigos” por encargo del expresidente Álvaro Uribe.
Es un hecho que la vida de Monsalve está en peligro.

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Desde que empezó a hablar de Gucharacas lo ha rondado la muerte. En el penal de máxima seguridad de Cómbita, por ejemplo, cubrieron con mantequilla los lentes de las cámaras de vigilancia, minutos antes de que dos internos, sin mediar palabra, se arrojaran contra Monsalve para acuchillarlo.

En una declaración judicial publicada por Semana.com, el propio Monsalve narra que los guardias no llegaron a auxiliarlo porque estaban ocupados en una operación en otro patio. Monsalve sobrevivió milagrosamente a las heridas en el antebrazo y la axila izquierda.



Para evitar un nuevo atentado fue trasladado a la cárcel Picota de Bogotá. Tampoco ahí ha podido estar tranquilo.

En su celda fue encontrada una sustancia venenosa que según el análisis de Medicina Legal es “un compuesto altamente tóxico que es usado como insecticida y rodenticida, se comercializa con el nombre de Matarratas Guayaquil. En Colombia está prohibida su venta”.

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El veneno identificado como fluoroacetato de sodio produce la muerte instantánea por paro cardiorrespiratorio.

La familia de Monsalve también ha sido presionada para que él cambie su testimonio. En una comunicación a la Fiscalía, el testigo asegura que sus familiares en Antioquia han recibido “amenazas de muerte, además de advertirles que deben abandonar la región y decirme a mí que me declarara loco y me retractara”.



Monsalve también dice que si algo le pasa a él o a los suyos hace responsables “a los señores Álvaro Uribe Vélez, su hermano Santiago Uribe Vélez, Santiago Gallón y Juan Guillermo Villegas”.



Sobre este último, Juan Guillermo Villegas, existen interceptaciones telefónicas legalmente ordenadas que prueban presiones de su parte a Óscar Monsalve, el padre del testigo, seguidas de comunicaciones y reuniones con el expresidente Álvaro Uribe.

En una de ellas, el expresidente alerta a Villegas sobre el monitoreo: “Las llamadas las interceptaron todas y la Fiscalía nos hizo seguimiento a la 70. Yo desde hace muchos días sabía eso, pero no lo había concretado, me están investigando a mí con usted y tienen interceptado el teléfono… O sea que esta llamada la están escuchando esos hijueputas”.

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A lo cual Villegas responde: “Ah, sí, esos hijueputas interceptan todo”. Y Uribe replica: “Entonces sí dije, lo voy a llamar para decirle claro, para que sepa, yo por la mañana voy a hacer un escándalo en Twitter con esto, sin mencionarlo a usted”.



Sobre el propósito de esos encuentros que implican a Juan Guillermo Villegas y a otra persona llamada Humberto Gómez Garro, la Corte Suprema de Justicia estableció que “el objeto de la reunión entre los mencionados y el doctor Álvaro Uribe Vélez estaba relacionado con el caso de testigos dispuestos a colaborarle al senador, incriminando falsamente al doctor Iván Cepeda de hacerles ofrecimientos a cambio de declaraciones en su contra”.



La decisión de la corte de abrir investigación a Álvaro Uribe por su presunta participación en la manipulación de testigos no puso fin a esas conductas.
Los operadores judiciales tienen la oportunidad de demostrar que nadie está por encima de la ley y que la justicia no entra en receso durante la campaña electoral.

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Buen muerto: a propósito de esta expresión, revivida recientemente, vale la pena recordar la conversación entre Pablo Escobar y el bien relacionado excongresista Carlos Náder Simmonds. Hablando sobre el asesinato del líder liberal Luis Carlos Galán, Náder Simmonds le dice a Escobar: “Más buen muerto que un hijueputa”. La grabación puede oírse en Semana.com 

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