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Alberto Donadio  Columna

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Bañar y peinar al perro

Tal vez la compraventa se hizo a espaldas del candidato, pero tenemos derecho a saber a ciencia cierta si en los departamentos de la costa atlántica, todos petristas en la segunda vuelta, hubo o no hubo compra de votos.

Alberto Donadio
10 de junio de 2023

Después de Luis Carlos Galán Sarmiento, no hay ningún político que haya predicado más que Gustavo Petro contra las nefastas prácticas electorales colombianas y contra las camarillas políticas. Galán decía que esos vicios se habían convertido en una forma de opresión contra el pueblo. Ahora el jefe de campaña del presidente Petro en la costa atlántica denuncia el uso de dineros ilícitos. Armando Benedetti también dijo: “Yo fui el que organicé todos los votos. . . en la costa”. ¿Se refería a compra de votos?

Hay que investigar si ese delito se presentó, pues Petro lleva más de 20 años denunciando la compra de votos como el mal que carcome la democracia. Las acusaciones y las dudas se aclaran con investigaciones imparciales. En el año 2000, el representante Gustavo Petro Urrego afirmó en el Congreso: “¿Se puede acceder o no pacíficamente al poder en Colombia? Si el sistema electoral colombiano es como hasta hoy un sistema basado en maquinarias políticas que siguen siendo mayoritarias comprando votos, lo que se ha venido proponiendo para permitir un acceso pacífico al poder de cualquier colectividad de ciudadanos es que se acabe ese sistema político de compraventa de votos”. Posteriormente, el congresista Petro señaló en 2002: “No creemos que usando maquinarias y clientelismo se pueda destruir el clientelismo en Colombia”.

Todo el país estaría de acuerdo con esa afirmación, pero 20 años después, en 2022, Petro se asoció con un representante de las maquinarias llamado Armando Benedetti. Debido a ese dañado y punible ayuntamiento, es legítimo sospechar que en la pasada campaña se compraron votos, porque, como Petro lo decía, las maquinarias políticas se perpetúan comprando votos. Tal vez la compraventa se hizo a espaldas del candidato, pero tenemos derecho a saber a ciencia cierta si en los departamentos de la costa atlántica, todos petristas en la segunda vuelta, hubo o no hubo compra de votos. Fue en el Caribe donde Benedetti dice haber prestado sus servicios, donde, según él, organizó 100 reuniones. Petro ganó también en la costa pacífica, Bogotá y Amazonía, pero perdió en todos los departamentos del interior. Entonces, la investigación tiene que centrarse en Córdoba, Sucre, Bolívar, Atlántico, Magdalena, Cesar y La Guajira. Lo que no es necesario investigar es la culpa de Petro al obligar al país a conocer de cerca la estofa de Benedetti; a su lado, Trump es un tímido poeta.

En 2005, el representante Petro Urrego expresó: “La verdad, nunca he estado en una campaña en la costa, nunca, la última vez en mi pueblo seminatal, en Ciénaga de Oro (Córdoba), llené la plaza como con 2.000 personas, y el día de elecciones el voto valía 50.000 pesos y no saqué sino 100 votos en mi pueblo. Tuve esa experiencia. Al votante por el doctor Uribe o por el doctor Navarro o por el doctor Gaviria o por el doctor Serpa hay que darle un refrigerio: eso se llama comprar el voto. Sé que allá se usa, pero eso se llama comprar el voto”. Tenemos derecho a saber si el año pasado en Ciénaga de Oro alguien pagó 50.000 pesos indexados por el voto a favor del doctor Petro, o si alguien a nombre del Pacto Histórico repartió refrigerios, porque eso también se llama comprar el voto. “No creo que los recursos de una campaña presidencial deban invertirse en refrigerios, lechonas y cosas por el estilo, que se dan en otras regiones del país; simplemente, debe ser por la transmisión básicamente de un mensaje político, que el ciudadano capta y decide libremente si lo acepta o no lo acepta”, dijo Petro en el Congreso.

Petro también dejó claro que en las campañas presidenciales lo fundamental “es que el candidato presidencial pueda transmitir su mensaje a la totalidad de los ciudadanos, y que eso en la vida moderna y democrática se hace a través fundamentalmente de la televisión, y en segundo lugar de la radio. No debe existir ningún beneficio para el elector para ir a votar”. Durante una de las intervenciones categóricas de Petro contra la compra de votos, el representante del Amazonas Octavio Benjumea Acosta discrepó del hoy presidente: “Doctor Petro, siempre le he admirado sus argumentos y en un 90 por ciento me han servido de base para desarrollar mi trabajo legislativo, pero no los comparto en este momento, porque en un movimiento político cada quien baña y peina su perro de la manera que más le convenga”. El país tiene derecho a saber si en la campaña que Petro ganó en el Caribe se aplicaron los principios del candidato o las mañas perrunas.