
OPINIÓN
Conflictos fronterizos en Colombia y en el Congo
Las matanzas en el departamento de Arauca inducen a recordar las llamadas “leyes de Murphy”.
Uno de los más cruentos y enredados conflictos en África es el que existe en la República Democrática del Congo, que enfrenta, ahora con la ayuda de su vecina Uganda, a las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo ‘FARDC’ (curioso nombre) que pretende poner bajo su control la provincia congolesa de Kivu del Norte.
Su propósito es adelantar la explotación ilegal de diamantes, oro, cobalto y coltán, metal fundamental para la fabricación de celulares y computadores. El Congo posee más el 70 % de las reservas mundiales, pero el estado solo controla el 3 % de la producción.
La vecina Uganda se creía ajena a las acciones de las FARDC e incluso permitía su presencia en el país, pero después de un sangriento ataque suicida en su capital, Kampala, de la que fue responsable el grupo terrorista, su actitud cambió al darse cuenta que otorgarle refugio no le había dado inmunidad.
Al otro lado del mundo, en Colombia, se han registrado 27 muertos en la frontera con Venezuela como resultado de enfrentamientos entre el ELN y las llamadas disidencias de las Farc. En esta ocasión, los combates se desarrollaron en el departamento de Arauca.
Según se ha expresado, la matanza se derivó de la disputa entre los grupos armados por las rutas del narcotráfico. El ELN ha anunciado, además, que las matanzas son “para defender su territorio”. Resulta aún más preocupante que algunos sectores de la población han expresado su rechazo al envío de dos batallones adicionales del ejército para con controlar la situación. Entre tanto, el gobernador titular está en la cárcel por apoyar al ELN. ¡Qué tal el panorama!
Aunque el gobierno venezolano ha anunciado la movilización de fuerzas militares a la frontera, la verdad es que, ante la vista impasible de las autoridades de ese país, por el estado Apure pasa sin problema la droga procedente de Colombia.
En Venezuela algunos creen que los grupos armados le dan, no sólo inmunidad, sino apoyo al gobierno, mientras que de la droga se han lucrado autoridades civiles y militares de ese país.
En esas condiciones y, no obstante, los esfuerzos que realiza el gobierno colombiano y las fuerzas militares destacadas en la región, se va generando la imagen de que, entre el departamento de Arauca y el estado Apure, existe una zona de simbiosis delictiva, al estilo de lo que ha pasado en el Congo.
La diferencia es que, en el caso del Congo, Uganda está luchando conjuntamente con los congoleses para evitar la creación de un mini estado en Kivu, en la frontera, mientras que aquí, Venezuela apoya a los grupos armados.
Así, las esperanzas de Colombia de salir de esta pesadilla son pocas y habrá que recordar una de las leyes de Murphy: “Toda situación, por mala que sea, es susceptible a empeorar”.
*Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.