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¿Cuándo aprenderemos?

En la oposición hoy cada cual se dedica a buscar su candidatura presidencial, como pasó en Venezuela, vamos a tener Petro para rato como allá tuvieron a Chávez y ahora a Maduro.

Francisco Santos
4 de noviembre de 2023

Esta semana leía yo un título de El Tiempo que me hizo reír. Pero no de lo divertido, sino de lo ingenuo. “El secuestro del papá de Díaz afectará proceso de paz con el ELN”, se preguntaba este diario en el titular. Si solo hubieran puesto un no después de Díaz habría quedado mejor. Un día más tarde, el viernes, leí otro que me puso a reír de nuevo. “Secuestro de padres de Luis Díaz, nuevo golpe del ELN a las negociaciones de paz. Todos sabemos que no va haber ningún golpe ni afectación al proceso de paz con el ELN y que, como dijo Salud Hernández, en un tiempo veremos al secuestrador en el Congreso.

Más preocupación me produjeron los trinos de María Fernanda Cabal y Miguel Uribe, del Centro Democrático, y los de Cambio Radical después de las elecciones del pasado domingo, dando por liquidado a este Gobierno y a Petro a raíz del triunfo del centro y la centroderecha. No es sino mirar lo que pasó en España con las elecciones de julio para entender lo que puede pasar. En las elecciones regionales de mayo, en las que arrasó el conservador Partido Popular, estos pensaron que tenían liquidado a Pedro Sánchez y al Partido Socialista. Bajaron la guardia y en las elecciones nacionales, apenas uno meses después, no lograron el triunfo necesario. ¿El resultado? Los socialistas seguirán gobernando España.

¿Podrá la oposición aprender esa lección? ¿Podrán los medios entender que al guiar a sus lectores sobre las consecuencias de un hecho, el que sea, en este Gobierno, estas son totalmente diferentes, pues su jefe piensa de manera distinta, actúa de manera distinta, tiene valores distintos y por lo tanto responde con otros parámetros? El futuro de Colombia está en juego y estos dos actores, los medios y la oposición, deben entender a lo que se enfrentan.

Gustavo Petro hoy es un animal herido y estos actúan de manera mucho más agresiva que en situaciones normales. Si a esto le sumamos su historia, su discurso de odio y resentimiento y su ego, pues vamos a tener en frente un enemigo –así nos ve él– que no va a parar hasta liquidarnos. No les quepa la menor duda de que va a usar la justicia, sus bodegas (lo que ya hace) y el inmenso poder que tiene como presidente para eliminar a quienes se le oponen, y me incluyo.

Por eso no podemos caer en el discurso de la ingenuidad. Ya ha dado trazos de para donde va. Lo de Sanitas y la crisis de la salud es apenas el comienzo de la reacción. Poco a poco quiere ahogar a las EPS, su exministra de Salud Carolina Corcho lo dijo públicamente para justificar una reforma impopular. Esto es apenas el inicio.

¿Alguien cree que nombrar a Salvatore Mancuso gestor de paz es un verdadero acto de reconciliación o que Petro lo hace de buen a fe? ¿Los americanos nombrarían a Hermann Göring o a Rudolf Hess gestores de paz después de la Segunda Guerra Mundial? ¿O al líder de Hamás gestor de paz en Medio Oriente? No, esto tiene nombre propio perseguir a Álvaro Uribe y a Francisco Santos, y la JEP se prestó para ello. Y se va a prestar aún más, no me cabe duda, pues allí no se imparte justicia neutral, se imparte una narrativa judicial que quieren consolidar equiparando a los victimarios con las víctimas y creando víctimas de primera y segunda clase, siendo estas últimas las que dejaron las Farc.

Igualmente, la paz total forma parte de esa estrategia que ahora se va a profundizar. El control territorial que les está dando al ELN y a las Farc –dejemos la estupidez de llamarlas disidencias– se va a consolidar y esos territorios liberados al amparo de un supuesto proceso de paz se van a convertir en nuevas zonas de despeje en materia criminal. El secuestro de los padres de Lucho Díaz es la cuota inicial. Ya en el Cauca, Nariño, Catatumbo y Putumayo el control de esas organizaciones criminales es similar al que tenían antes de 2002.

No se puede ser ingenuo ante lo que viene. Los billones de pesos que van a llegar por el impuesto a los alimentos y que los va a convertir en subsidios van a cambiar la ecuación política. Hoy, la oposición debe volver ese impuesto –que va a generar una inflación tremenda– un referendo sobre el Gobierno y sus decisiones que empobrecen al ciudadano del común. Pero no con comunicados o trinos como hoy lo hacen. No, una campaña mediática y política que culpe al Gobierno por ese deterioro en calidad de vida que los colombianos van a sentir.

Hoy no veo ese ánimo ni esa decisión de aplazar el interés personal para proteger el interés general. Y sí, como lo siento hoy, en la oposición cada cual se dedica a buscar su candidatura presidencial, como pasó en Venezuela, vamos a tener Petro para rato, como allá tuvieron a Chávez y ahora a Maduro. Dios nos proteja.

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