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Didier Alberto Tavera Amado.
Director de Fededepartamentos

OPINIÓN

Descentralización y autonomía no dan más espera

En el concepto de madurez del proceso de descentralización cabe, por supuesto, el tema fiscal.

13 de mayo de 2022

Sin ignorar los significativos avances obtenidos hasta ahora, ha llegado el momento de agilizar el proceso de descentralización y de hacerlo sobre una base sólida de desarrollos legislativos y a instancias de un plan de desarrollo con enfoque regional y perdurable en el tiempo.

En desarrollo de un trabajo que hemos liderado desde la Federación Nacional de Departamentos, con el concurso de representantes de las gobernaciones, formulamos un conjunto de propuestas dirigidas a los candidatos a la Presidencia de la República, a los actuales congresistas y a los que asumen el próximo 20 de julio, como insumos vitales para sus agendas y programas.

Las propuestas están en el libro ‘Las regiones proponen’, que aborda temas cruciales desde un enfoque necesariamente crítico, pero a la vez proactivo. Gran parte de ellas están orientadas, están encaminadas hacia el fortalecimiento de la descentralización y la autonomía fiscal.

En ese sentido, enfatizan en la necesidad de hacer valer un mandato constitucional sobre el aumento de las transferencias, pues encuentran que el Sistema General de Participaciones (SGP) se ha debilitado en desmedro de las regiones. De hecho, su participación en los Ingresos Corrientes de la Nación ha disminuido sensiblemente. Los departamentos aspiran a conseguir un crecimiento de los recursos del SGP del 20 al 35 %.

El espectro social de las propuestas incluye acoger las recomendaciones generadas por la Misión de Empleo, para disminuir la informalidad y estimular el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, que son las que impulsan puestos de trabajo, mediante la creación del Fondo Colombia INN, con cupos regionales. El Fondo daría mayor liquidez a las pymes de los departamentos y promovería nuevos emprendimientos

En materia educativa la apuesta es por la calidad, la cobertura, con recursos que garanticen la autonomía necesaria. El documento identifica la necesidad de unareforma sustancial a la necesidad de reformar la Ley 30 de 1992 sobre educación superior y fortalecer la inspección y la vigilancia de la calidad en el servicio educativo a través de un organismo independiente: La Superintendencia de Inspección y Vigilancia de la Educación.

No podría hablarse de un nuevo enfoque al desarrollo territorial sin considerar una mayor inversión en ciencia, tecnología e innovación. Un aumento en este frente se consideraría razonable a partir del 2 % del PIB.

En materia de salud, las regiones coinciden en la necesidad de reformar la Ley 100 de 1993, de tal forma que cobre mayor vigor la gobernanza sectorial en todos los niveles de la administración pública y los servicios de promoción, prevención y atención se vean irrigados con mayores recursos.

En el concepto de madurez del proceso de descentralización cabe, por supuesto, el tema fiscal. En esa dirección, las propuestas formuladas se encaminan hacia una modificación y reformulación del impuesto al consumo, que en la actualidad representa más de la mitad de los ingresos tributarios de la mayoría de los departamentos. Las regiones aspiran a nuevos tributos que financien sectores como la salud y el deporte. Un ejemplo de ello puede ser grabar las bebidas azucaradas y endulzadas o establecer un impuesto al cannabis medicinal.

La voz de las regiones aboga por rescatar varias de las medidas adoptadas por el gobierno durante la reciente emergencia, y se declara partidaria de extender los plazos de los beneficios tributarios para el sector turismo de la Ley 2155 de 2022 de Inversión Social.

La reactivación del sector debe completarse porque su aporte a la economía del país es sustancial, como lo demuestra el hecho de que durante 2020 fue de $ 4,7 billones, es decir, del 5,5 % del PIB.

Como se advierte, se trata de propuestas técnicas que luego serán acompañadas de insumos para la construcción de un nuevo Plan Nacional de Desarrollo. El Plan se convertirá entonces en una carta de navegación que encauzará al país hacia el puerto del crecimiento social, el fortalecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. Lo hará, necesariamente, a través de la autonomía y la descentralización, anhelos de las regiones cuyo cumplimiento ya no da más espera.

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