
Opinión
Educación superior en crisis
Es urgente que este tema sea parte integral de la campaña política que se avecina.
Siga nuestras columnas de opinión en Discover, el análisis de los expertos del país
A pesar del crecimiento en la matricula global de educación superior registrado por la UNESCO, esta área en los países desarrollados -y muchos de mediano nivel de desarrollo- se está incubando una crisis a nivel global muy acelerada.
Varios son los factores que se arguyen como causales de dicha dificultad: La desconexión con las competencias demandadas en el mercado laboral; la reducción de la financiación pública a través de becas y estímulos; la irrupción tecnológica y de la inteligencia artificial e incluso efectos residuales de la pandemia.
Lo cierto es que aún en las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos se reportan considerables reducciones de la demanda, especialmente en muchos programas de postgrado. Es posible que las restricciones migratorias tengan alguna relación con este fenómeno, pero no explican toda la extensión en la caída de las solicitudes de ingreso.
En Colombia, la situación que se ha venido degenerando -en los últimos años- como consecuencia de la progresiva reducción en las tasas de natalidad que han ya transformado completamente el panorama de la educación media, obligando al cierre de cientos de colegios, especialmente privados. Sin embargo, lo mas relevante es el alto número de jóvenes que hoy no quieren estudiar, pero tampoco adquieren competencias mínimas para ingresar al mercado laboral. Actualmente es un ciclo funesto que afecta a más de 2 millones de jóvenes colombianos.
A lo anterior hay que agregar la deserción de la educación superior en la medición por cohortes, es decir, cuántos alumnos alcanzan a graduarse de los que ingresaron al mismo tiempo. Las cifras son dicientes: prácticamente uno de cada dos estudiantes que ingresan a la universidad no logran graduarse. Además, entre un 8 % y 9 % sale despedido de la universidad anualmente, pero lo más crítico es que cada año más del 15 % abandona los programas técnicos y tecnológicos.
Esta situación conduce a una inminente fragilidad de las universidades públicas por el déficit histórico acumulado de financiamiento y, a las instituciones privadas, a una evidente reducción de ingresos relacionada con la crisis en las matrículas. Estas últimas han tratado de manejar el déficit afectando las matriculas de los programas de mayor demanda. Hoy las familias con estudiantes de medicina son los mayores sostenedores de las universidades privadas -mediante el pago de valores absurdos- que están rompiendo la progresividad en el acceso que se había alcanzado para los estudiantes de escasos recursos para esa área de la salud.
La visión del Gobierno nacional ha sido tremendamente disruptiva. A los estudiantes de escasos recursos económicos les cerraron las fuentes de financiamiento para acceder a universidades privadas y, además, de una errada política de crecimiento de cobertura que ya se puede contabilizar como fracasada que está muy lejos de la meta de los 500.000 nuevos cupos. En lugar de aprovechar la capacidad instalada, el gobierno se concentró en la “creación” de nuevas universidades que, en la gran mayoría de los casos, no se trata más que populistas actos de colocación de primeras piedras, con un afán mucho más electorero que de resolver la grave situación de la educación superior en nuestro país.
Todavía tenemos una equivocada visión elitista de la educación superior que nos impide abordarlo como un tema del mayor interés nacional. La educación es el mayor generador de bienestar y progreso de las familias y es más que evidente que la educación apalanca el ascenso social y el ingreso de las personas. El capital humano de un país es el mayor potenciador del desarrollo y está siendo desconocido por el actual gobierno.
Es urgente que este tema sea parte integral de la campaña política que se avecina. Los colombianos necesitamos saber cuáles son las propuestas de los candidatos al Congreso de la República y a la Presidencia sobre qué soluciones van a plantear e implementar para resolver el problema social que más afecta a los jóvenes de Colombia y así evitar que su única salida sea enfilarse en los grupos subversivos.
