
Opinión
El escabroso culebrón Petro-Verónica
Figurar en la Lista Clinton es un karma que su ex no le perdonará jamás.
No, señor Petro, no eche balones fuera. “Veo a la extrema derecha envidiosa con Verónica, la madre de mis hijas. Hacen conjeturas calumniosas, como siempre, ya le hicieron daño, mucho daño, un enorme daño, y ella no es como yo”, escribió.
El que le hizo daño con sevicia, con acritud, frente al país y el mundo, fue el papá de los tres hijos que tiene con Verónica. Porque hasta en eso le hace daño. En su trino mentiroso, fiel a su costumbre de tergiversar la verdad, omite a Nicolás Petro Alcocer, al que ahora dirá que no crio, quién sabe por qué.
Pero el 7 de agosto de 2022 la entonces feliz pareja aseguraba que el jefe de Estado lo adoptaba no por conveniencia, al coincidir con su llegada al Palacio de Nariño, sino porque se había criado con los Petro desde que era chiquito. Pero en el trino lo ignoró, otra bofetada para su ex.
El famoso y vergonzoso paseo por el centro de la capital panameña debió doler a Alcocer, como le habría dolido a cualquier esposa y a sus hijos, por mucho que el matrimonio fuese pura fachada.
Montar una película de cachos de esa manera tan vulgar y ostentosa, en un viaje oficial, rodeado de escoltas, fue un gesto machista y maltratador. No sorprende que Petro confesara que le gusta desnudarse, porque en ese corto recorrido, realizado para que los grabaran, desnudó su carácter vengativo, indolente, egocentrista.
(Cuatro semanas antes de ese 30 de junio, Verónica había denunciado, con Laura Sarabia, ante la Fiscalía, que recibía fuego amigo para desprestigiarla. Por los pasillos de Palacio rumoreaban que el ahora prófugo Carlos Ramón González, otrora el mandamás del parche presidencial, era uno de los cerebros de la supuesta trama).
La señora recibió el nítido mensaje y desde ese día no volvimos a verlos juntos, salvo muy contadas excepciones, como en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París.
¿No dañó también Petro a sus hijas con la exhibición de marras, sobre todo a la menor? No debe ser fácil para una adolescente comprender un comportamiento impropio de un papá respetuoso con la familia y de un presidente que viaja al exterior en su condición de cabeza de una nación.
Y esta semana, con la publicación de sus finanzas personales, refuerza la certeza de tratarse de una personalidad enrevesada, rebosante de complejos, vicios e incoherencias. Pero la ladina “destapada” no descubrió nada que el país no supiera o adivinara.
De sobra es conocido que las trampas de la precampaña, la campaña, el dinero secreto que guardaba Laura Sarabia en su casa, la plata en tulas de Nicolás o los presuntos sobrecostos en la compra de los Gripen nunca aparecerán en un informe de ese estilo.
Tampoco conocemos si investigaron la denuncia del fallecido general Díaz, exviceministro de Defensa, cuando acusó a Alcocer de presionar la compra de unos helicópteros. O la de Nicolás Petro a la Fiscalía que Vicky Dávila rememoró estos días, que un empresario le dio dinero en efectivo. “Yo estuve presente (…) Fue en efectivo. Un morral, podían ser 50, 100 millones en fajos en efectivo”, dijo el primogénito.
Lo revelado en los papeles de la Uiaf, por tanto, solo da para constatar la fascinación de Petro por hacer pública la práctica de sus gustos licenciosos en viajes oficiales y su irreprimible incoherencia. Compra vestimenta de marca y habita en un casoplón, aunque critica con dureza a la sociedad consumista que hace eso mismo.
Porque lo inquietante en la actualidad es el capítulo relativo a la inclusión de Verónica Alcocer en la Lista Clinton, a que ese hecho lo empuje a adoptar polémicas decisiones. Como la de bombardear campamentos de las Farc-EP a sabiendas de que están llenos de niños, cuando antes tildaban a Duque de asesino, lo consideraban crimen de guerra al punto de forzar la dimisión de un ministro de Defensa por dos menores fallecidos.
Cabe preguntarse si no le importó dar de baja a un número elevado de adolescentes con el fin de refutar la inclusión de Alcocer en la OFAC. Parecía una manera de gritar a la Casa Blanca que el Departamento del Tesoro está equivocado, que a Petro no le tiembla el pulso para perseguir a los capos del narcotráfico al coste que sea.
Alegarán que ya habían muerto menores en otros bombardeos, pero solo ahora, cuando estalló el escándalo, lo informan. Antes ni siquiera contestaron un derecho de petición sobre bajas de adolescentes en el ataque al Clan del Golfo de julio pasado. En esta ocasión, sin embargo, corrieron a contar la verdad.
Ahora irá a Suecia a recoger un premio de consolación, que repare su ira y envidia por el Nobel que recibió su odiada María Corina Machado, y traerá de vuelta a Bogotá a Verónica en el avión presidencial. O la depositará en Italia o en Francia. Figurar en la Lista Clinton es un karma que su ex no le perdonará jamás. Porque, además de las restricciones cotidianas, supone que escrutarán todos sus pasos, y la compra de los Gripen por un precio tan elevado para que paguen futuros Gobiernos estará en primer plano.
Continuará el culebrón.
