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La hora del profesor

O Sergio Fajardo mete las manos al fuego y juega un papel activo en las elecciones regionales a o se margina del debate público, arriesgándose a que se seque el caudal el electoral que logró alcanzar en la campaña presidencial.

Lucas Pombo, Lucas Pombo
17 de enero de 2019

Sergio Fajardo es hoy el mayor elector de Bogotá. Aunque la mayoría de su trayectoria política se ha desarrollado en Antioquia, el profesor fue el gran "palo" de las pasadas elecciones presidenciales en la capital de la república; con más de 1‘240.000 votos, el exgobernador de Antioquia le ganó a la poderosa maquinaria de Germán Vargas, al fervor uribista encarnado en el hoy presidente Iván Duque y al exalcalde Gustavo Petro, quien es visto por muchos como el hombre fuerte en la ciudad más grande del país.

El tono sereno de Fajardo y su énfasis en el fortalecimiento de la educación, junto a la bandera de la lucha anticorrupción enarbolada por Claudia López, fueron mensajes bien asimilados por los capitalinos, que terminaron dándole un voto de confianza a un hombre sin concejales ni ediles pero que sin duda será fundamental en las elecciones de octubre, cuando se elija al próximo alcalde mayor.

La cosa no está fácil para Fajardo. Las relaciones con los sectores que lo apoyaron en su carrera a la Presidencia quedaron maltrechas después de que el profesor decidiera no endosarle su apoyo a Gustavo Petro en la segunda vuelta y no endureciera su posición frente al gobierno de Iván Duque. El exalcalde y exgobernador ha logrado mantenerse al margen de algunos de los temas de la coyuntura política pero ahora tendrá que tomar una decisión: o mete las manos al fuego y juega un papel activo en la campaña a la Alcaldía o se margina del debate público, arriesgándose a que se seque el caudal electoral que ha alcanzado y que será definitivo en una eventual candidatura en 2022.

Desde ya se cocina una coalición en los sectores alternativos para recuperar la Alcaldía en octubre; sin embargo, esos acercamientos se han hecho evitando el elefante en el cuarto: ¿Qué va a pasar con Fajardo? ¿va a pasar la página? ¿se unirá a quienes lo han tildado de “tibio” o de facilitador del uribismo? ¿hay coalición ganadora sin Fajardo?

Lo mismo se deben estar preguntando en el Centro Democrático y en Cambio Radical, donde desesperadamente buscan un candidato que no sea aplastado por Claudia López o Antonio Navarro. Si Fajardo decide no jugar un papel activo en esta campaña y no darle un segundo aire a la Coalición Colombia que creó con el Polo Democrático y la Alianza Verde, los sectores de centroderecha y derecha tendrán un respiro en medio de una carrera que parece ser cuesta arriba para ellos.

A Fajardo se le acabó el tiempo de reflexión. Sea con candidatos ajenos o propios, el profesor tiene que volver al plano político si quiere perfilarse como el candidato a vencer en 2022, tiene que capitalizar la impresionante campaña que hizo el año pasado y el entusiasmo que generó no solo en Bogotá, sino en Cali, Manizales, Tunja y Pereira, entre otras ciudades. La “tibieza”, que tanto han criticado del profesor no es necesariamente un defecto si está acompañada de una firme determinación en los momentos críticos, como lo serán sin duda las elecciones de octubre.