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Perdomo: el mal funcionario que quiere ser procurador

Al nominar al exvicefiscal para Procurador, la Corte Suprema consagra los estragos de la Fiscalía Montealegre-Perdomo, la más controvertida de todos los tiempos.

Germán Manga, Germán Manga
9 de septiembre de 2016

En una salida tan inexplicable como irracional, esta semana la Corte Suprema de Justicia, varios de cuyos integrantes se beneficiaron con puestos o contratos para familiares o allegados en la Fiscalía General de la Nación, nominaron por aplastante mayoría a uno de sus benefactores, el exvicefiscal Jorge Perdomo, candidato a la terna para Procurador General de la Nación.

En una coincidencia -afortunada para que el país entienda el tono moral de nuestra justicia-, lo hicieron el mismo día que el Consejo de Estado declaró nula la reelección del Procurador Alejandro Ordóñez, viciada por el contubernio y el sistema de favores, dádivas y contraprestaciones que llevó a la Corte Suprema de Justicia a nominarlo. El ‘yo te elijo, tú me nombras‘. Cargos y cuotas de poder en el Ministerio Público a cambio del respaldo de la Corte Suprema de Justicia para la reelección.

Desde esa óptica la nominación de Perdomo por la Corte Suprema para Procurador no tiene presentación. Pero además porque representa consagrar los innumerables estragos de la Fiscalía Montealegre-Perdomo, la más controvertida y cuestionada de todos los tiempos, que arrancó por favorecer, sin pudor ni vergüenza, con contratos millonarios, a varios exmagistrados del Consejo de Estado –tribunal que tampoco sale bien librado de esta historia- que votaron favorablemente la demanda que pedía que el período del fiscal Montealegre no fuera institucional, sino personal, para permanecer el período entero en el cargo: Susana Buitrago (174 millones de pesos), Enrique Gil Botero (751 millones de pesos), Bertha Lucía Ramírez (345 millones) y Alfonso Vargas Rincón (517 millones).

Al seleccionar a Perdomo la Corte consagra y bendice a esa Fiscalía de grandes exabruptos judiciales como la incriminación, con falsos testigos, por secuestro del exdiputado del Valle Sigifredo López o de Laura Moreno, Jessy Quintero y Carlos Cárdenas por homicidio, en el sonado caso Colmenares.

La Fiscalía del despilfarro que gastó a manos llenas en carros blindados y esquemas de seguridad, que blindó la residencia del Fiscal con dineros del Estado, que compró un avión de 25 mil millones de pesos y que tan solo en el fallido proyecto de la Universidad de la Fiscalía despilfarró otros 32.000 millones.

La Fiscalía de Saludcoop, la EPS acusada de múltiples actividades ilegales y de enormes desfalcos al sistema de salud, con la cual, antes de llegar a su cargo, el ex fiscal Montealegre tuvo contratos por 5.000 millones de pesos. Poco antes de salir de la Fiscalía el Vicefiscal Perdomo respondió a un periodista que le preguntó en qué iba el proceso penal por el desfalco de 1.4 billones de pesos, uno de los varios casos de Saludcoop: “Se habla mucho de la gran corrupción de Saludcoop, pero las pruebas no existen” respondió.

Pero sobre todo al nominar a Perdomo la Corte exalta y consagra la Fiscalía de la contratación, uno de los aspectos donde el complejo Vicefiscal tuvo mayor involucramiento y participación. La Fiscalía de los contratos de $ 4.000 millones por los algoritmos inútiles de Natalia Springer y su Springer Von Schwarzenberg Consulting Services. La de otros multimillonarios contratos en un paquete de 19.000 millones, donde, además de los del exmagistrado Néstor Osuna,-174 millones-, y del condenado exjuez español Baltasar Garzón -1.380 millones- hay algunos suscritos por iniciativa de Perdomo con exprofesores y amigos de su pasado académico en el exterior.

En los dos meses que se desempeñó como fiscal encargado, Perdomo firmó contratos por 20 mil millones de pesos y contrató a 634 personas, 392 en cargos de provisionalidad. El paquete incluyó la renovación de contratos de los exmagistrados que votaron la prórroga: Alfonso Vargas 481 millones, Susana Buitrago 174 millones y Bertha Lucía Ramírez 174 millones. Y algunos movimientos atípicos como la designación como técnicas investigadoras de las esposas de sus nueve escoltas.

Por fortuna no ha sido lento ni discreto el nuevo Fiscal Néstor Humberto Martínez en marcar el timonazo y el cambio de rumbo. Por el contrario, está enviando mensajes fuertes: desarticuló la red de aliados que dejaron Montealegre y Perdomo en puestos claves de la entidad, reversó la costosa e inoperante diplomacia que habían instalado en varios países y reactivó el caso Saludcoop, llamando a indagatoria a su cerebro mayor Carlos Palacino. Nadie conoce con tanta exactitud como Martínez Neira la magnitud de los estragos que hicieron sus antecesores, entre otras cosas porque por estos días dedica parte importante de su tiempo a tapar el déficit de 400 mil millones que dejó la lujuria burocrática de Perdomo quien irresponsablemente rebasó la nómina.

Desatinada la aspiración, desatinada la candidatura y reprobable el apoyo de la Corte Suprema a la misma, en un país que identifica la corrupción como su mayor problema y en el cual la justicia y las altas cortes aparecen en las encuestas muy cerca de las FARC en los mayores índices de desaprobación popular. Uno esperaría que con estos antecedentes las altas cortes no quisieran reciclar la crisis que tuvieron con el Procurador Alejandro Ordóñez y que el congreso le negara su voto a Perdomo, pero la realidad ilustra que muchos congresistas también están involucrados profundamente en el contubernio de dádivas y contraprestaciones que ensucia a la justicia. Desde esa lógica sería un desastre para el país pero no un hecho insólito que el ex vicefiscal obtuviera en el legislativo la misma aplastante mayoría que consiguió en la Corte Suprema y sea el próximo Procurador.

* @germanmanga

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