
Opinión
Guía para ganar elecciones en Colombia: una mentira repetida mil veces se convierte en verdad
No sé si esta sea la nueva historia y estemos obligados a hacer las paces con la nueva condición humana en la que la verdad ya no es verdadera.
“Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”, decía Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler. “A Fajardo lo quemamos y fue una tarea dura”, afirmó Isabel Zuleta, senadora de la República del Pacto Histórico. “En la campaña gris, pensar en las fake news, memes, humor y sarcasmo es un elemento muy importante en la persuasión”, aseguró una militante de la campaña de Gustavo Petro en los conocidos ‘petrovideos’. No puede decirse de otra forma, pues vivimos los tiempos del sicariato moral en la que los disparos son trinos, las granadas tendencias y las bombas noticias falsas.
No es la primera vez que Colombia está frente al sicariato moral. Juan Carlos Vélez, gerente de la campaña del NO en el plebiscito por la Paz de 2016, confesó que tergiversaron el mensaje, pues en sus palabras su éxito fue la “indignación”. “Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca.” El resto es historia conocida: cartillas de género, el rayo homosexualizador, etc. Así, hemos llegado a una espiral interminable en la que dependiendo del soplo del viento se activa el sicariato moral de un lado u otro. Sin embargo, como los huracanes aumentan a medida que recorren terreno, la masificación de redes sociales ha aumentado el problema.
Goebbels se sorprendería de las sofisticadas bodegas con las que en cuestión de minutos se crean “tendencias”, que pueden ser mentiras repetidas mil veces en pocos segundos. Ahora sí que la verdad es relativa.
Seguramente un político profesional al leer esta columna me acusará de ingenuo, pues reiterará que “así es la política, así se ganan elecciones”. Pues bien, vale recordar para qué se ganan elecciones. Sergio Fajardo no se cansó de decir que “como se llega, se gobierna”. Cuánta razón tiene. A veces los políticos profesionales olvidan que sus palabras son determinantes para lo que supuestamente buscan: gobernar para la gente.
¿Saben por qué Bogotá se ha demorado casi un siglo en tener metro? Porque nos hemos quedado en la discusión eterna. Recientemente, es absolutamente claro que el metro que se está construyendo es el que se puede hacer. Pero sin sustento alguno, hoy Gustavo Petro sostiene que es mentira que se esté construyendo y que él había dejado listo uno subterráneo. Inmediatamente, miles de cuentas de Twitter replican sus afirmaciones hasta el punto que una mentira se vuelve verdad: un gran porcentaje de la gente cree que el metro no se está construyendo. Tampoco podemos olvidar que varios de los que hoy acompañan su aspiración presidencial solicitaron al Consejo de Estado suspender la obra, una consecuencia más de esta mentira repetida mil veces.
¿Saben por qué TransMilenio es un desastre? En 1999 se diseñó y estableció que para el 2016 el sistema debería tener cerca de 380 km de Troncal, hoy no tiene más de 120. ¿La razón? “TransMilenio es un negocio de 12 familias”, “TransMilenio impide que se construya el metro”, “TransMilenio es el negocio de Peñalosa”, “Los buses de TransMilenio dan cáncer”. Increíblemente, con estos mensajes, cada uno de ellos más mentiroso que el otro, pero repetidos mil veces, se eligieron tres de los últimos cinco alcaldes de la ciudad. Uno de estos está preso; otro quiere ser presidente sosteniendo que, pese a no haber construido ni una maqueta de su metro subterráneo, construirá “un tren elevado, moderno, eléctrico de Buenaventura a Barranquilla”, y la actual, quien además de ser ahora constructora del TransMilenio de la 68, quiere construir una troncal por la séptima de otro color.
Y así es como las bodegas repiten mentiras mil veces hasta que se vuelven verdad, obedeciendo a políticos irresponsables preocupados solo por su ambición de poder destruyen el sueño de una Bogotá donde la gente viva mejor, de una Colombia en Paz en la que se aplique el Acuerdo de La Habana. Nos convirtieron en un país donde se ‘queman’ personas extraordinarias por defender programas de gobierno, políticas públicas y honor.
No sé si esta sea la nueva historia y estemos obligados a hacer las paces con la nueva condición humana en la que la verdad ya no es verdadera. Pero como Alejandro Gaviria, víctima de las mentiras repetidas mil veces, dijo: “Alguien tiene que llevar la contraria”.